Un general, sin tropa

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RADIO NOTAS.-Uno tiene que respetar las convicciones y creencias religiosas de cada quien, pero creemos que lo propio deben hacer quienes pregonan «haber hallado la salvación» cuando emprenden el camino de la prédica de “la palabra”.
Pero algunos conversos se creen con licencia y derecho para satanizar y etiquetar como «malvados», «demoníamos», «despreciales» y que están «en el camino del mal» a quienes no profesan su credo y convicciones.
Eso que dijo El General, que fue el demonio que lo llevó a convertirse en una figura popular en los 90’s, renegando del éxito y de sus canciones de aquellos años, no es más que una berborrea barata articulada por los llamados Testigos de Jehova, una de las creencias y prédicas cristianas más absurdas.
En lo personal pienso que lo peor que le pudo pasar a la humanidad es que el socialismo, el marxismo y el leninismo encarnado por un importante bloque de países europeos  se cayera, y que las creencias, el credo y la fe, se concentrara en doctrinas religiosas, algunas de ellas extremas, como la de ciertos musulmanes que se erigen en califatos, y que ejecutan aberrantes y abobinables crímenes, en nombre de Alá.
Cualquiera prefiere mil veces al “comunismo ateo y disociador”, que si bien es cierto en algunos casos la emprendía en contra de los disidentes y fusilaba a opositores, por lo pronto eran acciones focalizadas, y no afectando a tanta gente inocente como ocurre con los atentados del ISIS y Al Qaeda.
El General habla ahora de que fue Satanás quien lo llevó a promover el original reguetón que luego adoptaron los puertorriqueños, y que se lo cogieron para ellos, aunque también se han enganchado al mismo los colombianos, con lo que ha logrado mucho éxito. Las principales figuras de Puerto Rico y Colombia, son exponentes que se montaron en el género.
Pero ahora el General reniega de eso, mientras los intérpretes boricuas, colombianos, dominicanos le agradecen esa “diablura”.
No creo en esos cristianos a los que Dios le dio la oportunidad de hacerse famosos, e hicieron dinero, y ahora están dándose hipócritas golpes en el pecho, adjurando y renegando de todo aquello, diciendo que no fue Dios, sino el diablo el que les dio fama y fortuna.
Lo que no hacen, es despojarse del dinero que consiguieron cuando, según ellos, “el diablo los llevó a ser famosos”.
Deberían también renegar y despojarse de ese “dinero maldito” que consiguieron con el diablo, ¡buenos charlatanes!
Pregunte usted y verá, cuántos de ellos contribuyen con obras sociales o llaman a un programa aportando alguna suma para un niño enfermo.

 

¡Requete charlatanes!
Joseph Cáceres 

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