
Cinco de la mañana. Suena el despertador y, en silencio, me levanto y entro al baño. Luego me visto y no alcanzo a despedirme de mi esposa y de mi hija, porque está demasiado temprano.
En mi camino al trabajo, paso a un lado del recientemente destruido edificio Mónaco. El 13 de enero de 1988, en horas de la mañana, un vehículo cargado con entre 20 y 80 kg de explosivos detonó frente al edificio, hogar de la familia de Pablo Escobar y uno de los símbolos del Cartel de Medellín.
El ataque, atribuido al Cartel de Cali, dejó tres personas fallecidas, una decena de heridos, y causó severos daños a la estructura y a residentes, incluyendo secuelas auditivas para la hija de Escobar, Manuela.
Este atentado marcó el inicio de la guerra abierta entre los carteles de Cali y Medellín, desencadenando una ola de represalias violentas que perdurarían en los años siguientes.
Con ese recuerdo, todavía fresco en mi mente, sigo conduciendo mi pequeño Fiat 147 y llego a la emisora faltando 15 minutos para las 6. Saludo a Juan Caro Ángel, «El Negro Caro», exhausto, luego de 8 horas de trabajo en el horario más duro de la radio: la trasnochada.
Carlos Alberto Ríos ya está listo para sentarse frente a la consola. Mauricio Pérez llega sonriente a contarnos una nueva ocurrencia para su personaje “Pochito” que usaremos en el programa.
Mientras tanto, Donnie Miranda y yo comenzamos a revisar los titulares de las noticias, los datos de actualidad y las curiosidades que nos dejó preparadas, desde la noche anterior, Tiberio Duque Alzate.
Dan las 6 de la mañana y comienza la diversión. Empieza “Despiértese con Veracruz”, el primer morning show que se hizo en Colombia y, probablemente, en Hispanoamérica.
Música alegre, conversación divertida, algo de información, un par de sketches de humor con “Pochito”, el niño travieso que supuestamente destruía todo a su paso con su triciclo en la cabina y nos ponía en aprietos con sus preguntas y situaciones precoces.
6 y 45 de la mañana: mientras entramos a la tanda de comerciales y ponemos un par de canciones, tengo unos 20 minutos para llevar a mi hija al colegio. Salgo de la emisora, la recojo en casa y llego al Colombo Británico de Envigado.
Mi pequeño Fiat se abre paso en medio de las “narco-Toyotas” y los largos Mercedes, gigantes como piscinas olímpicas, rodeados de guardaespaldas armados y vestidos con collares de oro y joyas en sus manos.
Pienso: “no puedo seguir educando a mi hija en este ambiente traqueto. Tengo que buscar la forma de irme de Medellín”.
Regreso a la emisora justo para el primer concurso, un juego muy sencillo llamado “Abriendo el diccionario”. Para hoy, Carlos Alberto dice que abrió el diccionario y encontró una palabra muy rara: “Ríspido”. Entonces ofrece 3 definiciones diferentes al aire para saber si alguien es capaz de adivinar cuál es la correcta.
No había ChatGPT. No había Google. Ni siquiera existía Encarta, así que no era fácil encontrar la respuesta.
Llaman 4 oyentes hasta que, por fin, uno de ellos nos dice que ‘ríspido’ significa áspero, violento, intratable. Seguramente la encontró en el Pequeño Larousse Ilustrado…
Luego de la fanfarria de ganador, nuestros aplausos y la imitación del sonido de un claxon que hace Donnie con su boca, le anunciamos al ganador que se llevará un long-play de Madonna y una calcomanía de la emisora.
Nueve de la mañana: entra la cortinilla final del programa y Donnie y yo comenzamos a leer los nombres de algunos oyentes que cumplen años en este día. También anunciamos a algunas celebridades que celebran esta fecha.
Donnie cierra el programa diciendo “Chau chau, buckaroos”, un saludo de despedida que usaba también el legendario disc-jockey estadounidense Scott Shannon, a quien conocimos personalmente y visitamos en su programa “Morning Zoo’ de la emisora Z-100 de Nueva York, y que fue la fuente de inspiración para nuestro programa.
Acabada la diversión, y luego de la adrenalina del programa, llega la hora del desayuno. Donnie es nuestro guía gastronómico. Nos lleva en su flamante Mazda 626 al Barrio Colombia, un sector industrial con talleres mecánicos, latonerías y fábricas.
En medio de todo el barullo de este sector, y al lado de obreros y mecánicos, llegamos a una cafetería especializada en desayunos ‘trancados’, es decir, abundantes.
Donnie pide una picada conocida como “caja”. A los pocos minutos aparece un mesero con una caja blanca de cartón, llena de trozos de carne mezclados con algunas vísceras de res y de cerdo.
Él nos muestra su pieza favorita: una rodaja de vena a la que se le ven una especie de ventrículos en su interior. Claro, lo hace para mortificarnos. La mastica como quien se come un chicle, luego la engulle con todo el gusto y sigue adelante con su comida. Los demás, un poco asqueados, simplemente pedimos unos huevos revueltos…
En medio del desayuno, y recordando que es viernes, decidimos ir al aeropuerto Olaya Herrera, que está en medio de la ciudad.
Si esperamos a que nos lleven esos paquetes al apartado aéreo de la emisora, podría pasar una semana. Afortunadamente, somos amigos de don Evelio, el encargado de los despachos de correo en las bodegas del aeropuerto.
Le preguntamos si ha llegado algo para la emisora y nos entrega la caja que contiene los cuatro discos de vinilo del ‘American Top 40’ y un paquete con discos de 45 que nos envía nuestro corresponsal en Miami, Hernán Arismendi.
Salimos directo a la emisora a ver todo lo que llegó. Abrimos el paquete y encontramos unos 10 discos sencillos de 45 RPM. Hernán, hermano del periodista Darío Arismendi, cada semana miraba la lista del Hot 100 de Billboard, se iba a las tiendas de música y nos enviaba las llamadas ‘New entries’, es decir, las canciones nuevas que entraban a figurar en el listado.
De esta manera nos manteníamos completamente al día en música, lo que complementábamos con los discos de 45 que entraban al ‘BBC’s Top 40’ y que nos enviaba un tío de Donnie desde el Reino Unido mediante un proceso similar.
Nada igualaba ese momento en el que abríamos el paquete de los discos. Cada semana era una nueva sorpresa. Mirar los discos, saber cuáles canciones llegaron y luego escucharlos para saber qué tan buenas eran esas canciones… Eso era mágico.
Y así llegaba la hora del almuerzo.
Había varias opciones cercanas. Las instalaciones de la emisora se encontraban en el Barrio Lleras de El Poblado, frente al legendario bar Niágara, conocido también como ‘7 Puertas’.
Una de las opciones eran los sándwiches que preparaba Kalín, un personaje reconocido en el sector porque tenía una tienda de ropa del mismo nombre, pero que también ofrecía comida rápida a domicilio.
Todos disfrutábamos de esos sándwiches, pero Carlos Villada, que era uno de nuestros asistentes, no había llegado aún. Entonces Donnie decide hacerle una broma pesada: sale al patio de atrás de la casa donde estaba la emisora, recoge un poco de arena del suelo y unas hojas de uno de los árboles y las mete dentro del emparedado de Villada.
Todos quedamos a la expectativa…
A la 1 y 30 de la tarde llega Carlos. Le decimos que le hemos dejado su sándwich en la mesa hexagonal que, además de comedor, era nuestra mesa de reuniones. Miramos de reojo la actitud de Villada, quien devora el sándwich sin chistar.
Le preguntamos si le gustó y dice que le encantó. Entonces le contamos la broma de Donnie. Risas generales en la emisora. Cara de molestia de Villada.
Villada: perdón por el bullying…
A finales de los años 80, las distancias y el tráfico de Medellín no eran tan complicados como hoy en día. Nos daba tiempo de ir a casa a dormir una siesta, pero a las 3 de la tarde llegaba yo nuevamente a la emisora para hacer mi turno.
El momento más esperado del día. Y aún más con música nueva, recién desempacada. Y allí estaba yo, poniendo la música en discos de vinilo de 45 RPM y anunciando las canciones. Eso era tocar el cielo con las manos.
Una vez terminado el turno, a las 6 de la tarde, tenía que dejar los equipos listos para grabar los videos musicales que captábamos a través de la antena parabólica de la emisora, ya que todavía no existían servicios de televisión por cable.
El canal WTBS de Atlanta, conocido como Super Station WTBS, emitía “Night Tracks”, un programa de videos musicales que se transmitía los fines de semana, usualmente después de los partidos de béisbol de los Atlanta Braves, cuyo propietario, Ted Turner, también era dueño de la estación.
En la emisora teníamos una grabadora de video de ¾ de pulgada. Estos videos eran editados y presentados en nuestro programa de televisión “La música de Veracruz”, que se emitía los domingos a las 8 de la noche por el canal regional Teleantioquia.
Carlos Villada y Juan Caro eran los encargados de grabar los videos desde la parabólica de 11 metros de diámetro. El programa de WTBS comenzaba generalmente muy tarde, después de las 10 u 11 de la noche, y continuaba hasta altas horas de la madrugada.
De esta forma, y luego de la misión cumplida, termina un día normal en Veracruz Estéreo, y puedo por fin reunirme con mi esposa y mi hija para hablar, jugar y prepararnos para disfrutar del fin de semana…
¡Feliz aniversario 41, Veracruz Estéreo!

Tito López hace radio desde 1975 y ha creado formatos radiofónicos exitosos en Colombia, Portugal, Chile, Panamá y Costa Rica.
Es coach de talentos, intérprete de investigaciones de audiencia, productor, blogger, libretista y conductor de programas de radio.
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