Mis adorados”. Esta es la frase que caracteriza a la emperatriz de los programas de espectáculos en la radio. Maxine Woodside ha sido raíz y semillero de todos los periodistas dedicados a la prensa del corazón, los espectáculos y los chismes de la farándula desde hace 28 años en Radio Fórmula.
He aquí en su propia voz su testimonio de vida, nacido de una Entrevista a manera de mesa de opinión que realizamos Mónica Musi, Maricarmen Barajas y una servidora. Esta es la primera parte.
¿Cómo fue el primer contacto de Maxine Woodside con la radio?
La radio es muy de costumbres. Y una vez haces un horario, haces rutina con ese horario. Yo me acuerdo que con mi abuelita escuchaba todas las radionovelas. En aquellos entonces no había tele, o cuando la hubo, eran pocas las personas que tenían televisión en su casa. Hoy hay hasta cuatro teles en casa, y yo sí soy de ver televisión abierta, porque tengo que ver las telenovelas, veo todos los programas. Antes era el Canal 2, el Canal 5 y párale de contar. Ahora hay muchas opciones. Hoy los medios digitales nos han cambiado, hoy ves una familia en un restaurante y cada uno está en su celular, y te preguntas: ¿y cómo para qué fueron al restaurante? El origen de mi trabajo en medios, bueno yo trabajé mucho como modelo, hace… cuarenta kilos, claro, en televisión hice primero comerciales, después entré a noticieros en Televisa y allí me quede dieciocho años, luego entró Jacobo Zabludovski…. ¡Mira, yo entré antes que Jacobo! Primero entré como reportera, después ya hacía un noticiero al aire con Juan Ruiz Healy, Nacho Carpinteiro, Ricardo Rocha, varios pasaron y yo allí seguía. Primero empecé dando el pronóstico del tiempo y luego ya dando el noticiero al aire. El caso es que empiezo en noticiero y después me salgo de noticias porque me lastimé la columna, y sucedió: me hablaban de la radio y me hablaban de la radio, y yo decía “no quiero estar en radio” y luego, ante tanta insistencia, acepto, pero mi idea era quedarme produciendo, no ya frente a micrófono, y entonces entré disque a producir un programa para mujeres, por eso se llama Todo para la Mujer, porque era una revista femenina, pero resulta que el día que arranco me fallan los dos conductores y yo tuve que entrar de emergente al bat, pero lo que sabía hacer eran los espectáculos, porque de belleza y eso…no mucho, yo ya había sido modelo y por ello conocía este mundo. Así es que empecé a dar sólo espectáculos y pensé que buscaría quien diera las demás noticias, pero la verdad es que allí me quedé, y llevo ya 28 años al frente del programa en Grupo Fórmula.
¿A qué te hubieras dedicado de no haber seguido trabajando en los medios de comunicación?
Seguramente hubiera seguido modelando, y luego hubiera ido al diseño de modas, un taller de costura, me hubiera seguido por esa línea del diseño, la ropa, la moda, seguro por allí hubiera sido.
Habiendo una gama de contenidos informativo ¿por qué decidiste hablarnos de las estrellas y de la farandula?
Realmente cuando yo estaba en los noticieros de Televicentro la cabeza de las mujeres era para colgarte los aretes y nada más, entonces te decían “o tienes que cubrir algo de culturales, o tienes que cubrir algo de espectáculos”, claro, se cubría poquito, y yo dije, sí, lo que sea, entonces cubrí Bellas Artes que era mi fuente, luego empecé con lo de las novelas, que no se podía decir nada malo de los artistas, ni de la producción, entonces sólo podías decir que todo era maravilloso…
Pero cuéntame, Maxine, ¿cómo fue ese cambio de no poder decir nada en contra de nadie a ir a por todo acerca de la vida de los artistas?
Pues es que entonces no había competencia para Televisa, un día me demandaron porque dije que el vestido de Lucía Méndez era horrible… y Lucía Méndez misma me demandaba, luego acabamos íntimas y somos comadres y nos queremos mucho, pero en ese entonces no se permitía decir nada personal. Ahí de ti si dijeras algo de un gay, o que estaban gordos, o mal vestidos, nada, sólo que todos eran bonitos, las telenovelas increíbles, y como no había otra opción más que Televisa, bueno era Televicentro, ya luego Televisa, pues ¿qué hacías?
Y luego de veintiocho años ¿cómo vives a la radio de espectáculos?
Mira, no importa el tiempo, te tienes que adaptar, antes, bueno se hubiera revolcado en su tumba El Tigre Azcárraga si hubiéramos hablado, como lo hice hoy mismo, con Alejandro Tomassi y su esposo, imagínate un tema de esos, no bueno, impensable, ni siquiera lo considerabas.
Maxine, tú fuiste realmente quien abrió esa temática, porque fíjate y tú trajiste la prensa del corazón, de los chismes.
Y sí, fíjate que sí, yo traje esa temática y ese tratamiento para los espectáculos: yo trabajaba en dos periódicos, en Esto y en El Sol, y mis jefes eran Don Fernando Morales y Mario Riaño en sendos periódicos, entonces cuando yo escribía algo en el Esto acerca de los artistas, por ejemplo, que Los Castro ya olían a naftalina, Don Fernando me lo quitaba, y me decía que eso no lo podía escribir, y que no mencionara que alguna actriz estaba gorda; y por eso dije: “Cuando yo tenga mi propio programa de radio, van a ver…” y entonces cuando sucedió lo del programa, empecé a hablar mal, no mal, sino a criticar lo que no me gustaba, a humanizarlos. En un principio mi reportera Ana María Alvarado estaba vetada, ningún artista venía al programa, y ahora ¿qué tal? Pues ya se fue abriendo, y se fue abriendo y ahora ellos piden venir. Pero te voy a decir que los artistas también te reclaman, te ponen como camote, pero bueno, así es este del mundo del espectáculo, y la farándula, qué haces…
Ahora que todos tomamos la batuta, ¿cómo toman los artistas el que tú cuestiones, critiques?
Bueno, los artistas siempre quieren que hables bien de ellos, y sucede que cuando yo acudo a conferencias de prensa, como la presentación de Chava Mejía para ver el primer capítulo de su telenovela, me echó una misa de tres padres nuestros porque dije que es muy pesada, y lo dije, y lo sostengo; lo que yo digo lo sostengo, pero luego me cuelgan milagritos que no son míos. Y entonces dices: a ver, pero si eso lo dijo fulano, no yo. Nosotros tenemos el testigo de lo que dije y de lo que no dije.
¿Qué es lo más fuerte que te ha pasado con un artista?
Pues demanda, por ejemplo con Olivia Collins y García Pato, que ya hasta se murió…estuvimos cinco años con la demanda de García Pato, imagínate! Y gracias a Dios que en ese momento Fórmula nos lo pago todo, si no, imagínate el gastazo pagando abogado cinco años.
También Maxine has sido una de las primeras que ha hablado con los políticos y has tocado de manera muy personal la vida de las primeras damas, lo que pocos periodistas han logrado…
Pues sí, porque también ellos se dieron cuenta de que viniendo a programas femeninos y de chismes agarraban otro tipo de públicos y no nada más el de los noticieros. Pero bueno, esa es ya una plática más relajada, a lo mejor te caía muy mal un político, pero cuando conoces su lado humano, familiar, pues a lo mejor ya no te cae tan mal. Aunque… bueno… ¡hace uno el esfuerzo!
Aunque esto de hablar con políticos y funcionarios puede resultar muy útil: hoy tuve una charla con Jaime Slomianski, titular de la gestión urbana, y me vino a platicar de la basura, bien interesante, o sea, no a todos los políticos les deja de girar la piedrita. Slomianski es un chavo bien preparado, que sabe hablar en los medios, y te sorprende, y es político, y aporta…
¿Cuál es la mejor anécdota que hayas tenido con un político?
¡Ay, ninguna! No hemos tenido grandes anécdotas, y es que cuando vienen son una monada, pero nada más llegan al poder y ni te contestan la llamada. Yo afortunadamente no soy pedinche y nunca les he pedido nada, pero si una señora del público te plantea un problema, le llamas al político y ni te contesta. Pero bueno, ¡así son!
Maxine, cuéntame, ¿hay algún tema del que aún no se pueda hablar en México a través de la radio?
En la radio es el presidente y la Virgen de Guadalupe. Ahí si no te puedes meter; en las redes sociales sí sucede, en radio no, y en la tele tampoco. Y en los medios aún se le trata de forma más institucional, y yo pienso que eso está bien, pues hay que tenerle respeto por ser el presidente de la nación. (CONTINUARÁ)