Dígales adiós a las muletillas

¿Cuál es esa frase o palabra que usa repetidamente cuando habla en su programa de radio o pódcast? ¿Es consciente? Aprenda a deshacerse de ella...

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¿Cuántas veces repite las mismas frases de cajón y palabras de relleno?

Bueno, eeee, este es un… artículo acerca de… mejor dicho, habla acerca de todos los, jummm, hábitos o muletillas que usamos los locutores cuando estamos al aire…

Digamos que, por ejemplo o, más bien, este, si usted pudiera, es decir, si fuera capaz de… digamos, de corregirlas, podría ser que, puede que o de pronto usted podría mejorar su… eee trabajo o su turno…

Así que ya lo saben, estén pendientes para saber cómo mejorar.

Esta semana, por bromear, publiqué un mensaje en Facebook preguntando a mis colegas locutores de radio cuántas veces al día dicen “Así que estén pendientes…”.

Mi publicación en Facebook

Hubo varios comentarios, la mayoría de ellos de personas que reconocen usar frases repetitivas, aprendidas de memoria, que seguramente han copiado de otros locutores de radio y televisión. Algunas de las que mencionaron fueron:

«Pues, mire»

“Muy bien, así que…

«Claro que sí»

«Invitados especiales»

“Estamos aquí con energía y positivismo”

“Para nadie es un secreto…”

Y es que todos quienes hablamos en radio tenemos o usamos esas muletillas. Puede ser que repitamos las mismas frases todos los días (“…hoy es miércoles, el ombliguito de la semana… esta semana se fue volando… «) o que repetimos sonidos como «eee» o «jumm» todo el tiempo.

Insertar palabras de «relleno» en la conversación frena el ritmo de la conversación y obstaculiza la comunicación.

Esas palabras de relleno ocurren cuando buscamos la frase correcta o esperamos que la boca se conecte con nuestros pensamientos. Pronto se vuelven parte de nuestra conversación y no nos damos cuenta. Se convierten en un mal hábito.

Y esto crea una barrera para el oyente. De hecho, a veces puede volverse tan molesto que no nos querrán escuchar más.

Muletillas en el aire: todos las tenemos

Yo podría apostar a que si usted habla al aire seguramente tendrá una o dos muletillas. Es posible que usted sea consciente de ellas o puede que no. El caso es que la mayoría de las veces alguien se lo tiene que decir a uno para darse cuenta.

Este es un gran problema para la mayoría de quienes transmitimos nuestras palabras en radio, televisión o podcasts. Estas frases de relleno y muletillas provocan una pérdida de confianza por parte de la audiencia.

Por ejemplo, veamos las siguientes frases y comparemos cómo suenan:

“Vamos a perseguir a los terroristas y a llevarlos ante la justicia, ¡vivos o muertos!

Ahora:

“Vamos a, eee, cazar terroristas, y, jumm, llevarlos ante la justicia, muertos o vivos.”

Ahora imaginemos que fue el Presidente de la república quien lo dijo en una alocución nacional diseñada para inspirar confianza en su administración. La primera frase suena audaz, potente y enfocada. La segunda genera menos confianza y carece de convicción.

Hay que deshacerse de esas muletillas

Es posible superar los malos hábitos. Pero antes, hay que saber que existen.

Toastamsters es una organización que tiene más de 352.000 miembros que usan sus servicios para mejorar sus habilidades de habla y liderazgo en 16.400 clubes en 141 países. Kim Welter, miembro de esa organización y exprofesora de inglés, dice:

“Rara vez nos escuchamos a nosotros mismos, por lo que no sabemos cuál es el patrón que seguimos”.

Y esto es especialmente cierto para quienes salimos al aire. Realmente muy pocas personas usan la técnica del Aircheck y muchas menos se sientan a escuchar con cuidado sus turnos al aire o su desempeño en su programa.

Aquí es donde un ‘Talent Coach’ (entrenador de talento) puede ayudar. Sin embargo, no todos pueden darse el lujo de tener uno, así que usted podría comenzar a adquirir el hábito de revisar su puesta al aire y prestarle atención específica a todos esos pequeños detalles que al final terminan convertidos en muletillas.

Una vez identificados hay que crear un plan que permita superar esos malos hábitos y cambiarlos por unos nuevos.

¿Cómo hacerlo?

  1. Cambie su postura

Cambiar la posición frente al micrófono puede marcar una gran diferencia. Si normalmente usted hace la locución sentado, intente hacerla de pie. Si normalmente se recuesta hacia atrás, inclínese hacia adelante.

Esos pequeños cambios pueden sacarlo de su zona de confort y mejorar el rendimiento, porque obligan al cerebro a estar más alerta.

Muchos malos hábitos comienzan porque los vamos repitiendo una y otra vez. Lo más fácil es aprendernos de memoria ciertas frases y repetirlas como un loro, día tras día, turno tras turno. Es como estar en piloto automático.

Cambiar su postura puede ser todo lo que se necesita para comenzar nuevos y buenos hábitos.

  • Disminuya la velocidad y relájese

Esto es fácil de mejorar: no hay ningún afán. No es necesario hablar rápido. Quien habla rápido no es más poderoso, realmente. Usted no se va a ganar un premio por llenar cada segundo al aire.

Esto también mejorará las cualidades vocales. Si usted lo piensa bien, en su vida normal no habla tan rápido con sus amigos o familiares, y no sólo es posible que la gente no entienda lo que quiso decir sino que además de crear un poco de estrés en el oyente usted estará desgastando su garganta.

Practique entregando contenido con una conversación relajada y poderosa, tanto dentro como fuera del aire. Reemplace muletillas con pausa y silencios. Sí, los silencios también dicen mucho. Y lo mejor: esto le ayudará a reunir sus pensamientos y permitir que su voz se sincronice con su cerebro (o viceversa).

Hable tan despacio como sea necesario para mantener un pensamiento sin muletillas. A medida que vaya mejorando, imponga su propio ritmo. Pero recuerde que el éxito no está en decir las cosas rápido sino que sean fáciles de entender y digerir.

  • Pausa entre pensamientos

La mayoría de las muletillas son mecanismos de defensa que los locutores desarrollamos para llenar el tiempo. Una de las primeras lecciones en radio es que el aire muerto es un pecado horrible y por eso creemos que si no llenamos de palabras cada milisegundo no estaremos haciendo bien nuestra tarea.

Y eso no es verdad.

En realidad, uno no tiene que estar haciendo ruido para mantener la atención del oyente.

Esos ‘Eeee’ y ‘jumm’ ocurren cuando sentimos que es necesario seguir hablando para tapar el ‘bache’. Sin embargo, hacer pausas entre oraciones podría más bien agregar drama e impacto a una presentación.

Pausar es una manera efectiva de romper el hábito de usar las mismas palabras una y otra vez. Concéntrese en esa muletilla que repite siempre y, cada vez que vaya a decirla, haga una pausa breve. Recoja sus pensamientos y siga adelante sin esa palabra.

Esto puede ser difícil e incómodo al principio, pero ayudará a romper el hábito. Es que es natural tratar de llenar todo el espacio muerto, pero puede ser muy incómodo para el oyente.

  • Prepare mejor lo que va a decir

Saber improvisar es importante, pero muchas veces exageramos la nota. Planifique la estructura de cada salida al aire e interiorice lo que va a decir. Incluso, mientras suenan una canción o algunos comerciales, usted puede ensayar lo que va a decir con el micrófono cerrado.

Así lo hacen muchos periodistas antes de sacar una noticia al aire.

Si eso no ayuda, use algunas ayudas. Por ejemplo, puede crear un guion, una escaleta o separar lo que va a decir en párrafos. Si eso no le funciona, escriba lo que va a decir. Sí: escríbalo, palabra por palabra. No le quita mucho tiempo y le permitirá lucirse ante el oyente, que no sabe nada de lo que ocurre dentro de la cabina.

No tiene por qué avergonzarse. Puede que algún compañero se burle de usted, pero le tengo noticias: cuando usted mira a los presentadores de los premios Oscar o los Grammy, en realidad están leyendo lo que dicen en una pantalla gigante que ponen entre el público.

Y probablemente usted cree que están improvisando y admira su capacidad de memoria y espontaneidad…

De hecho, algunas personalidades en realidad suenan más causales y espontáneas cuando leen un guion.

Si eso no funciona, haga uso de la tecnología: grabe su salida al aire. En serio. Nadie se dará cuenta de que su voz estará saliendo grabada. Concentre todo su esfuerzo en grabar lo que va a decir hasta que salga perfecto, sin muletillas. Poco a poco irá puliendo su estilo y dejará de lado sus muletillas.

  • Trabaje en su lenguaje corporal

Muchas veces estos hábitos se repiten cuando usted habla con la cabeza agachada, con los ojos cerrados o mirando al micrófono directamente. Deje de hacerlo de esta forma.

Si está en un programa con otros personajes haga contacto visual con sus compañeros de mesa. Si está haciendo su turno solo y no tiene con quién hablar, haga de cuenta que allí está alguien. He leído historias de locutores que sientan un maniquí al frente (¡incluso alguno tenía una muñeca inflable!)

Cuando uno tiene con quién hablar la conversación suena más natural y agradable.

Si eso le parece extraño, sintonice entonces un televisor en un canal en el que aparezca alguien hablando. Haga contacto visual con esa persona. También puede hablarle a una foto en la pared, puede ser de un amigo, de un familiar o de un personaje famoso. Hablar directamente y hacer contacto visual ayuda a eliminar cualquier distracción.

  • Atención

Una salida al aire a menudo se desvía cuando el locutor trata de hacer demasiadas cosas a la vez. Probablemente este sea el mayor problema de todos. Incluso si la salida está bien preparada, muchos locutores no saben de lo que van a hablar hasta unos segundos antes de abrir el micrófono.

Procure no intentar hacer varias cosas a la vez y concéntrate en su próxima salida al aire. Hará una gran diferencia.

No se distraiga. No se preocupe por la locución que viene más tarde o por una canción que tendrá que presentar más adelante. Deje de lado el chat con sus amigos o las redes sociales. Los hábitos son muy difíciles de superar. Y pueden empeorar.

Conclusión

Se necesita disciplina y atención al detalle para deshacerse de los malos hábitos, pero usted puede lograrlo. El resultado: usted se escuchará más seguro, más preparado y más creíble. Y su conversación y su propia personalidad serán más interesantes.

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