Lo que el anfitrión y el coanfitrión de un programa de radio o pódcast NO deben hacer

Ser el conductor de un programa es importantre, pero el papel del coanfitrión también lo es. Conozca algunos de sus errores y aprenda a solucionarlos.

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Eduardo Videgaray y José Ramón Sancristóbal, conductores de 'La Corneta' en Los 40 México.

Ahora que llevo 3 años viviendo en México procuro no perderme un programa de radio bastante divertido. Se llama ‘La Corneta’, y lo pueden escuchar dando clic en este enlace.

‘La Corneta’ se ha transmitido por W Radio desde 1997 y también se escucha por Los 40. Es presentado por Eduardo Videgaray y José Ramón Sancristóbal, quienes opinan sobre temas diversos con un sentido del humor bastante ácido.

Los dos abordan diferentes temáticas que pueden abarcar la música, los espectáculos o la política. Ellos dicen que su programa es un “informativo”, pero no se parece en nada a los tradicionales noticieros. Es más un programa de conversación con temas actuales presentados con mucho humor.

La audiencia se ha mantenido sólida debido al contenido y a la mancuerna que forman los conductores. Y a diferencia de lo que sucede en muchos programas, no hay un líder definido. No hay un conductor principal. Los dos interactúan de manera muy sincronizada.

De alguna manera, se parece a lo que hacen en Colombia Martín de Francisco y Santiago Moure.

Conductor y coanfitrión

Pero esta no es la tradición en la radio. Ni siquiera en la televisión…

En general, la radio siempre ha tenido en sus programas la figura de un gran conductor o ‘anchor’, que se hace acompañar de alguien que lo apoye, le haga juego, lo controvierta o le celebre algunas de las intervenciones. Y sobre esta figura trata mi artículo de hoy.

En 2012 llegué a Blu Radio, una nueva propuesta radiofónica en Colombia que pretendía competir contra las 2 grandes cadenas de radio tradicionales, Caracol Radio y RCN Radio, que para esa época ya tenían más de 60 años de haber sido creadas.

Además de mi trabajo ejecutivo se me encomendó la tarea de presentar el programa mañanero de los fines de semana y festivos, un programa al que le puse el nombre de “En Blu Jeans”.

La indicación de mi jefe fue clara: yo debería conducir el programa, en el cual estaría acompañado de María Clara Gracia, una reconocida y exitosa presentadora de radio y televisión.

Mi experiencia venía de la radio musical, donde había conducido “Morning Shows” orientados al público joven, y al enterarme de que mi compañera de programa tenía mucha más experiencia en programas hablados, contravine las instrucciones de mi jefe y preferí ser coanfitrión.

¿Cometí un error? ¿Desaproveché una oportunidad de oro? ¿Ser coanfitrión es malo?

En ningún momento tuve dudas al respecto. Claramente acepté mi papel autoimpuesto, pensando en que, a pesar de mi edad –por esa época ya tenía 58 años-, todavía tenía mucho por aprender, y más aún de alguien con la experiencia de María Clara.

Pero al mismo tiempo, y entendiendo que estábamos mostrando una “nueva alternativa” –como rezaba el eslogan de Blu Radio en sus inicios- pensé que podría aportar mucho de lo realizado en los Morning Shows para hacer algo diferente a los tradicionales programas de la radio hablada.

De esta forma logramos conformar, junto a otros grandes talentos, un programa exitoso, el segundo de mayor audiencia dentro la emisora, detrás de “Mañanas Blu”.

En mi concepto, en el momento de enfrentar un reto como el que me fue ofrecido, uno debe contemplar las fortalezas y debilidades que posee, más allá de las ganas de ser un gran protagonista.

En mi caso, pensé que sería más útil como coanfitrión que como conductor del programa.

Y aquí es donde vale la pena entender cuáles son las funciones y requerimientos de un conductor y de un copresentador.

El papel del conductor del programa:

Los anfitriones son generadores naturales de contenidos y los coanfitriones son reactores naturales.

Básicamente, el conductor del programa es quien abre y cierra los diferentes segmentos, define los contenidos, conduce y lleva el ritmo y decide en qué momento deben pasar los diferentes elementos como promos, cortes a comerciales, llamadas telefónicas, música y demás.

Un buen conductor sabe sacar lo mejor de sus compañeros de mesa. Entiende que el éxito de su programa radica en la visibilidad que les dé a los talentos que tiene a su lado, les permite darse su espacio y lucirse con sus conocimientos y habilidades.

Se apoya en ellos para mostrar otros puntos de vista, para celebrar algún comentario, para añadir algo de humor, para complementar la información, para mostrar otras historias y para dar más variedad en cuanto a voces, tonos y estilos.

Cuenta la leyenda que cuando Darío Arismendi reemplazó a Yamid Amat en el informativo “6 A.M. – 9 A.M.” de Caracol, habló primero con el veterano presentador de radio Baltazar Botero para recibir algunos consejos.

La principal recomendación de Baltazar, según esa leyenda, es que se apropiara del micrófono lo máximo posible.

El señor Botero fue muy exitoso. Trabajó en varias emisoras, incluyendo la Voice of America, y fue el conductor durante 15 años del programa “Pase la tarde con Caracol”, de grandes índices de audiencia.

Sin embargo, aunque las individualidades de alguien son importantes y algunas veces logran el éxito, generalmente se basan más en el afán de ensalzar y promover su ego que en satisfacer las necesidades de los oyentes.

Llevado al plano del fútbol, seguramente muchos recordarán con cariño y aprecio al genial Carlos “El Pibe” Valderrama, motor de la Selección Colombia y que tenía claro que su función era entregar la pelota al jugador correcto para que cumpliera con su trabajo.

Podía devolver el balón al portero si hacía falta; lo pasaba a un defensa cuando era necesario, y sus pases certeros eran claves para que los delanteros metieran los goles.

Y, en mi concepto, así debería trabajar un buen conductor de programa. Tiene que saber compartir el micrófono con sus compañeros de mesa.

Los presentadores que acaparan el programa disminuyen la dinámica y no maximizan las contribuciones de los otros participantes. Dejan de lado la conversación y terminan volviéndose un monólogo.

Los conductores exitosos ayudan a que su coanfitrión, sus compañeros de mesa, sus oyentes e invitados puedan contar sus historias y hacer avanzar las conversaciones. Y son ellos quienes saben cuándo cerrar exitosamente un segmento.

Para entender mejor cómo debe ser un buen conductor de programa de radio, una buena idea es decir lo que NO debería hacer. Un buen conductor de un programa de radio debería evitar:

1. Acaparar el tiempo al micrófono.

Debería confiar en los talentos que tiene a su lado. Para eso tiene un equipo. Cada uno tiene una especialidad y hay que dejar que se luzca con lo que sabe.

2. Trabajar de manera mecánica

Apegarse estrictamente a una escaleta. No darse cuenta de cuándo aparece algo más importante de manera espontánea. Ser demasiado rígido y predecible.

3. No saber cómo devolverse y comenzar de nuevo

Los oyentes están entrando y saliendo todo el tiempo. Pocos escuchan un programa completo, de principio a fin. Por eso es clave contextualizar, contar de qué están hablando, quién es el invitado y por qué está ahí.

4. No llamar a sus compañeros de mesa por sus nombres

Más allá de que es una simple norma de cortesía, el oyente quiere saber quién es el que habla, quién está emitiendo un concepto. Quiere saber quién es el chistoso o el especialista. Además, se crea una mejor impresión de trabajo en equipo, de amistad y camaradería entre todos.

5. Rellenar el tiempo

El conductor debe estar preparado con material suficiente que, incluso, le sobre. Nunca debería dejarse sorprender por falta de contenidos. Los oyentes se dan cuenta cuando se está ‘rellenando’.

6. No saber hacer pausas para crear efectos dramáticos

Hoy en día hay gente de radio que cree que las pausas y los silencios en radio son un pecado, pero así hablamos, así conversamos. Las pausas ayudan a ambientar la atmósfera de la conversación.

7. Hablarles A sus compañeros en lugar de hablar CON ellos

Esto hace que parezca que el conductor está dictando cátedra sobre algo, y es una forma de menospreciar a los compañeros de mesa. El éxito de un programa, la mayoría de las veces, es sentir que se trata de una conversación de amigos de la que el oyente hace parte.

8. Salirse del camino

Un buen conductor debe llevar las riendas del programa, saber dónde empieza un segmento y dónde termina. También debe tener la capacidad de enderezar el camino cuando ve que alguno de los participantes se sale del tema.

9. Quedarse dando vueltas sobre lo mismo.

El conductor también tiene que estar atento a no caer en este terrible error. Es cuando la conversación se estanca como un corcho en un remolino y no avanza.

El papel de coanfitrión:

Pero el coanfitrión de un programa también tiene que saber lo que hace. Su papel es muy importante. Se convierte en la mano derecha del conductor, en su punto de apoyo, en la persona que complementa y celebra los comentarios del anfitrión.

Un conductor de programa puede tener un coanfitrión o puede apoyarse en varias personas, cada una con un rol diferente.

Un participante de la mesa de trabajo puede ser un cómplice, que goza, disfruta y celebra los comentarios del presentador. Puede ser una especie de ‘pararrayos’, que suaviza los comentarios fuertes e incluso las equivocaciones del conductor.

Un coanfitrión también puede ser el mismo productor del programa, quien hace anotaciones al margen o ayuda a complementar alguna información. Obviamente, también están los humoristas y demás expertos en diferentes temas.

El papel principal de un coanfitrión es el de darle “color” a los diferentes temas que se hablan en el programa. Reacciona con comentarios y humor, hace preguntas y cuenta historias. Sabe usar la técnica del “sí, pero además…”, frase con la que añade alguna anotación clave.

Y una de las grandes cualidades de un buen coanfitrión es saber escuchar. Debe ser un oyente activo para ayudar a que la conversación avance.

Al igual que para la definición del conductor, a continuación presento algunos consejos para entender lo que un buen coanfitrión debería evitar:

1. Descarrilar la conversación

Cuando un coanfitrión no está escuchando con atención, es muy fácil que pierda el hilo y se salga del tema. Esto también sucede cuando cree que lo que va a contar es más importante que el tema que está al aire en ese momento.

2. No hacer preguntas

Si está en la mesa de trabajo es porque se considera que su punto de vista es importante. Nuevamente, hay que escuchar con atención para mostrar lo que piensa desde su especialidad, desde su punto de vista, desde su propia experiencia.

3. No tener curiosidad

Hay que tener ese afán por siempre tratar de saber más, de ver qué hay detrás de lo que se habla, de encontrar algo inesperado sobre el tema. Ponerse del lado del oyente para buscar una mejor comprensión de lo que se habla.

4. Hacer la mayoría de sus comentarios acerca de sí mismo

Claro, es importante mostrar su punto de vista, pero no todo lo que hable debería girar en torno a su experiencia. No todo lo que hace en la vida es interesante para el oyente. Existe un mundo muy extenso allá afuera.

5. No ser oyente activo

¿Recuerda cuando estaba en el colegio y el profesor lo sorprendía con una pregunta acerca de lo que estaba exponiendo en ese instante? Nada peor que escuchar a un integrante de la mesa de trabajo que no sea capaz de responder acerca del tema al aire.

6. Interrumpir a otros

Una cosa es interactuar, participar, exponer su punto de vista, complementar la conversación con algún dato interesante, pero otra cosa es interrumpir a quien está hablando de manera intempestiva o descortés o, peor, con algo que no tiene nada que ver.

7. Usar palabras y frases de relleno

Si no tiene nada interesante que decir, quédese callado. El oyente se da cuenta fácilmente cuando usted está hablando por hablar.

8. Repetir lo que otro dijo

En un programa de radio, si usted y yo estamos de acuerdo en un tema uno de los dos sobra. Siempre habrá dos caras de la moneda. Procure buscar siempre otro ángulo. Juegue a ser “abogado del diablo”.

9. Arrebatarle el volante al conductor

Hay que respetar las instancias. Hay que respetar al jefe. Hay que tener la suficiente humildad para reconocer que hay un conductor y que es él quien lleva el mando del programa. En algún momento, usted tendrá su oportunidad.

Conclusión

El sueño de muchos es llegar a conducir un programa de radio. Esto da prestigio y es una gran herramienta para promocionar su marca personal. Eso está bien, pero hay que aprender a hacerlo de manera profesional.

Pero ser coanfitrión también es bueno. Es una manera de aprender a conducir un programa, a darle color, a hacerlo más entretenido, a complementar al conductor cuando haga falta.

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