Cuando comencé a trabajar en radio no sabía cómo hacerla. Yo simplemente quería imitar lo que había escuchado como simple oyente, sin saber todo el trabajo que había detrás. Ese empirismo me llevó a cometer numerosos errores de los que fui aprendiendo poco a poco a costa de la responsabilidad que habían depositado en mí los gerentes de las emisoras en las que trabajé.
Uno de esos errores que cometí muy seguido, incluso hasta cuando era ya una voz reconocida, era el de no preparar los contenidos. Yo dependía demasiado de la improvisación, del repentismo, de hacer disparos al aire para ver qué lograba cazar. Y eso es muy peligroso.
Los ‘asistentes’
Con el tiempo comenzamos a trabajar con personas que tenían muchas ganas de hacer radio, muchos de ellos estudiantes en práctica y otros que eran simples apasionados que querían aprovechar cualquier ventana para estar en el medio.
Hasta el siglo pasado, en Colombia era común que las emisoras se nutrieran del trabajo de los que llamábamos ‘asistentes’, unas personas con muchas ganas de hacer radio que trabajaban gratis con tal de aprender y de tener la posibilidad de salir al aire, de ser mencionados en la emisora, de asistir a los eventos, de interactuar con el público y de codearse con las estrellas de música que nos visitaban.
Esos ‘asistentes’ eran fieles seguidores de la emisora y se volvían la mano derecha de los locutores a quienes apoyaban. Su trabajo iba desde traer el café o salir a comprar alguna bebida hasta organizar la discoteca, limpiar los discos, responder los teléfonos, contactar personajes, manejar las consolas, apoyar las transmisiones remotas, entregar calcomanías y obsequios, anotar las llamadas de los oyentes y una cantidad inimaginable de tareas que le hacían la vida más fácil a los disc-jockeys.
Con el tiempo, y como era lo más lógico, las leyes se volvieron mucho más estrictas, lo que ocasionó que muchos de esos grandes ayudantes no pudieran regresar a sus labores, al trabajar de manera ilegal son contratos de trabajo.
Pero también es cierto que muchos de ellos terminaron siendo vinculados por las emisoras, no solo como locutores sino también en diferentes áreas.
Sin embargo, a pesar de la gran ayuda que nos prestaban esos ‘asistentes’, seguíamos haciendo radio sin mayor preproducción. Todo iba directo al aire. De hecho, una de las cualidades más apreciadas en un talento era la de su capacidad de improvisar.
Y esto se daba porque muchos de quienes hacíamos radio veníamos de hacerla de manera empírica. No sabíamos -y no nos importaba- cómo hacían radio, por ejemplo, las cadenas de radio hablada, deportiva y de noticias. Probablemente el éxito que lográbamos en audiencia hacía que nuestros jefes no se preocuparan por educarnos, por enseñarnos a producir nuestros contenidos.
Y tengo la sensación de que hoy en día, en nuestro medio, todavía hay muchos locutores de emisoras musicales que no preparan lo que van a decir antes de abrir el micrófono. Y no solo en los turnos de animación y presentación de canciones: también sucede en los programas de mañana y tarde.
Los productores
Probablemente, otra de las razones para que nuestros jefes no hicieran énfasis en la producción era que preferían tener talentos al aire, locutores, disc-jockeys y animadores divertidos y buenos improvisadores, que salían mucho menos costosos que los productores de contenidos, que habitualmente eran estudiantes graduados de Comunicación Social y que, por tener un título universitario aspiraban a mejores y muy merecidos salarios.
Como sea, esos errores poco a poco han ido corrigiéndose y, hoy en día, creo que todos entendemos la necesidad de contar con alguien que, más allá de tareas físicas y operativas, ayude a entregar contenidos relevantes para la audiencia.
Pero, incluso aunque la empresa no brinde un productor de contenidos, cualquier talento que salga al aire por una emisora de radio tiene que preparar sus contenidos, saber de qué va a hablar, preparar con anticipación lo que vaya a presentar.
Recordemos que hay demasiadas opciones de entretenimiento, así que la gente nos brinda menos tiempo para saber si le gusta o le interesa lo que les estamos entregando al aire y, si en esos pocos segundos que nos sintoniza no encuentra algo que lo enganche, se irá a buscar esos contenidos a otra emisora o, peor, a otras plataformas.
Habilidades
En un par de artículos anteriores ya he hablado de las habilidades necesarias de un talento para producir de forma correcta sus turnos al aire o sus programas. Dé clic sobre los títulos de estos dos artículos para leerlos y aprender de ellos:
Ya sea que usted se pueda dar el lujo de contar con un buen productor de contenidos o que tenga que prepararlos usted mismo, hay una serie de habilidades que debe tener en cuenta, además de las descritas en los dos artículos anteriores.
Para conocerlas, me estoy basando en un artículo del consultor estadounidense de radio Randy Lane, quien nos dice que la descripción del trabajo del productor es amplia y profunda, y lo divide en cuatro partes principales:
Habilidades organizativas
- Mantiene el programa organizado de acuerdo con lo planeado.
- Anticipa y actúa sobre las necesidades del presentador antes de que estas surjan.
- Es el responsable de completar la escaleta o guía de preparación del programa.
- Programa y planifica contenido de redes sociales, tanto de manera diaria como semanal.
- Mantiene listas actualizadas de oyentes que llaman habitualmente, celebridades y expertos.
- Concreta las citas con los invitados al programa.
- Coordina las salidas a la calle con las áreas de promoción, marketing e ingeniería.
- Organiza esas transmisiones remotas y apariciones en público, incluyendo la vestimenta, los accesorios, la planificación de algún juego o concurso, etc.
Director o conductor del programa
- Hace que sus compañeros de programa se luzcan, se vean bien.
- Dirige al talento a través de un plan establecido durante el programa (cómo terminar una sección, cómo resumir lo que se habló y darle un cierre, crear provocación para lo que viene, etc.)
- Recibe y filtra las llamadas telefónicas durante el programa (Algunos programas tienen un encargado aparte para filtrar esas llamadas)
- Maneja la estrategia y cuida que los mensajes en redes sociales coincidan con el estilo del programa.
Audio / Producción
- Extrae audios para el programa.
- Edita segmentos de audio, largos o cortos, y las llamadas telefónicas
- Graba y edita videos y fotografías para redes sociales.
- Produce cortinillas de entrada, camas, programas con «lo mejor de», etc.
- Produce audio en línea, fotos y contenido para el blog o para el sitio web.
- Participa en la producción de promociones para los programas junto con el director de producción.
- Coordina las menciones comerciales en vivo, la grabación del programa, los Airchecks y ayuda a la comunicación entre el cliente, el departamento de ventas y el talento.
Creativo
- Ayuda a redactar diferentes textos, sketches y promociones.
- Participa al aire en conversaciones, ya sea bajo su propia personalidad o como un personaje ficticio.
- Proporciona risas en los momentos adecuados (cuando algo es realmente divertido)
- Contribuye con ideas y contenidos para el programa.
- Sale a la calle en la unidad móvil de la emisora para para salir al aire, hablar con la gente, hacer bromas, etc.
- Encuentra formas ingeniosas de hacer cosas rutinarias.
Conclusión
Ya sea que tiene la oportunidad de contar con un productor de contenidos o que usted mismo tenga que prepararlos, procure no dejar nunca el desarrollo de su programa a la improvisación.
Improvisar no está mal. Aunque hace que lo que suena al aire se escuche más espontáneo y real, siempre habrá que tener material de apoyo, datos, sonidos, voces, música pre producida que ayude a enriquecer sus contenidos y que estos salgan al aire de manera fluida, sin interrupciones ni momentos muertos.