Miranda Villalobos/Vocal Coach; “La voz es un canal de expresión”

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Miranda es una artista, cantautora y vocal coach que ha encontrado en la música no solo un camino creativo, sino también una herramienta de resistencia y representación. Originaria de una pequeña ciudad de Veracruz y con formación inicial en Historia, descubrió que su verdadera vocación estaba en contar historias a través del canto, la composición y la enseñanza. Su propuesta artística se nutre de vivencias personales y de la necesidad de visibilizar narrativas sáficas desde el gozo, la cotidianidad y el amor, creando un espacio sonoro donde las mujeres disidentes puedan verse reflejadas.

En esta conversación, Miranda comparte el origen de su pasión por la música, cómo equilibra su faceta creativa con la docencia y las estrategias que utiliza para conectar con su audiencia en un entorno digital saturado de contenido. También reflexiona sobre la evolución de la visibilidad sáfica en la música, el papel de su trabajo en ese cambio y los proyectos que tiene en puerta, incluyendo un nuevo álbum ecléctico y talleres especializados para artistas queer.

¡Aquí te contamos todo lo que nos compartió!

¿Cómo descubriste tu pasión por la música y qué te llevó a enfocarte en el canto y la locución?

Desde muy pequeña supe que quería dedicarme a la música. Recuerdo que me paraba frente a la televisión para ver MTV y, en lugar de ver caricaturas, cantaba las canciones de Christina Aguilera. Antes de ir a la primaria, a los quince años, tomé mi primera lección de guitarra y comencé a escribir también. En realidad, pensé que sería escritora y no música, porque soy de una ciudad pequeña en Veracruz donde el acceso a la cultura era muy limitado. Mi mamá es historiadora y yo pensaba que mi camino estaba en las ciencias sociales, escribiendo. Tenía en mente que debía tener un trabajo “real”, y creía que la música no era una opción viable.

Sin embargo, cuando me mudé a la Ciudad de México para estudiar Historia, sentía en el fondo que debía venir aquí porque sabía que en esta ciudad podía desarrollar mi ser artístico. Llegó un punto de inflexión en mi vida cuando decidí dejar la carrera de Historia y preguntarme qué podía hacer para ganar dinero acercándome a lo que quería, que en ese momento era escribir. Así que comencé a escribir para medios digitales, y luego a especializarme en periodismo musical. Paralelamente, estudié canto y durante varios años escribí canciones para otros artistas, hasta que un día pensé: “Creo que puedo hacer mi propia música y escribir mis propias canciones, hablar sobre las experiencias que me atraviesan y que no encontraba representación afuera”.

Así comenzó mi carrera musical. Enfocarme en el canto y la locución fue también una forma de autoemplearme y resistir en la industria musical independiente, donde no se genera más allá de 0.003 dólares por reproducción y no hay oportunidades reales para vivir de la música. Por otro lado, al tener a mi madre como referente (maestra y docente de Historia), y habiendo atravesado la carrera de Historia sin titularme, me apasionaba también la docencia y el poder de enseñar y transmitir conocimiento a otros.

Tu propuesta musical tiene una fuerte carga emocional y representa historias sáficas, ¿qué te inspira a contar desde esa perspectiva?

Viene de la necesidad urgente de encontrar representación afuera. Cuando escribí mi primera canción “Olivia”, le estaba hablando a la Miranda que se cuestionaba su sexualidad en la preparatoria, que sentía cosas que no entendía porque no sabía qué era lo que estaba pasando y sintiendo. Lo que no se nombra no existe, y creo firmemente que las personas sáficas merecemos narrativas bonitas que hablen sobre nuestras vivencias y realidades desde el gozo y la visibilidad.

Mi proyecto busca visibilizar el amor entre mujeres desde lo cotidiano, mostrando que las mujeres disidentes existen y crean arte auténtico. Es una forma de reivindicar nuestra identidad y generar un espacio seguro y positivo donde se reflejen las emociones, historias y luchas que muchas veces son invisibilizadas. A través de mi música, quiero que esas narrativas no solo existan, sino que resuenen y sirvan de inspiración para otras personas sáficas que buscan verse representadas y reconocidas.

Además de ser artista, también eres vocal coach. ¿Cómo equilibras tu faceta creativa con la enseñanza?

Ambas se alimentan mutuamente. Las clases de canto me permiten conectar y conocer personas nuevas, a quienes enseño día con día técnicas, herramientas y, sobre todo, amor por la música. Esto nutre mi proyecto artístico porque lo que comparto en la enseñanza lo llevo a mi propia música, desde aspectos técnicos como la vocalización que trabajo con mis alumnos, hasta la mejora en mi propio manejo de voz en presentaciones en vivo.

Además, comparto historias y experiencias que inspiran mis canciones. La adultez y la responsabilidad que implica ser profesora también me han enseñado a gestionar mejor mi vida personal y a manejar la inversión económica que requiere mi proyecto musical. Así, la docencia se vuelve un espacio de crecimiento tanto para mis estudiantes como para mí, y me ayuda a sostenerme y evolucionar en el mundo artístico.

¿Qué herramientas o estrategias utilizas para conectar con tu audiencia en estos tiempos digitales donde hay tanto contenido circulando?

Intento subirme a la ola de TikTok para crear contenido relacionado con mi proyecto musical, difundiendo la existencia y creación de la música sáfica. Por otro lado, cuestiono la necesidad de que, además de ser artistas, tengamos que convertirnos en creadores de contenido y hacer música específicamente para plataformas como TikTok.

Por eso, mi estrategia ha sido crear contenido auténtico que realmente me resuene y que comulgue con mi discurso y mis valores. No se trata solo de viralizar, sino de generar una comunidad que conecte con el mensaje y la propuesta artística que ofrezco. Esto me permite mantener un equilibrio entre la creatividad y la visibilidad sin perder la esencia de mi música.

En tu experiencia como maestra, ¿qué es lo más importante que intentas transmitirle a tus alumnos sobre la voz y el poder de usarla?

El mensaje más importante que intento transmitir es que todas las personas somos capaces de cantar y ser creativas, sin importar la edad, el conocimiento musical o la idea que tengan sobre la validez de su voz. La filosofía con la que enseño es que cada quien debe sentirse cómodo con su propia voz y verla como un canal para sentir, verbalizar y expresar lo que quiera y sienta.

El canto no es solo para “cantar bonito”, es una forma de comunicar quién eres. Conectar con tu voz interna es un acto poderoso. Trato de enseñar con empatía y amor para que mis alumnos puedan desarrollarse artísticamente y, sobre todo, para que tengan un espacio seguro donde puedan experimentar y potenciar algo que siempre quisieron intentar. La mayoría de mis alumnos no buscan tener una voz privilegiada como Adele, sino simplemente encontrar su propio lugar y voz en el arte.

¿Sientes que la visibilidad sáfica en la música ha evolucionado? ¿Cómo contribuyes tú a ese cambio desde tu trabajo?

Sí, en los últimos años hemos visto una evolución significativa en la música sáfica. En Ciudad de México, por ejemplo, hay artistas como Malaa Mujer, Soffica, Sonido Violeta, Sarmientos, La Shorty, La Van Bicholi, América del Zur, Renee Goust, Moran y Prochett, entre otros, que forman parte de esta ola independiente. Cada vez hay más personas sáficas creando música y eso es increíble porque necesitamos más visibilidad.

En mi caso, siento que mi música tiene un mensaje muy específico sobre el gozo, el amor y la cotidianidad de nuestras vivencias y experiencias. Quiero compartir que nuestras historias existen y resisten, que podemos gritar con orgullo nuestras realidades y que la música es un medio poderoso para hacerlo. Mi trabajo busca abrir espacios y construir narrativas que celebren la diversidad y la identidad sáfica desde la autenticidad y el disfrute.

¿Qué viene para ti en esta etapa de tu carrera? ¿Hay algún proyecto o colaboración que te emocione especialmente?

Actualmente estoy trabajando en sacar un álbum ecléctico donde busco experimentar con varios sonidos y letras que aborden los afectos sáficos, la vida adulta y el reencuentro con uno mismo. Además, estoy estudiando otras disciplinas musicales, como producción musical y DJ, para seguir nutriendo mis clases de canto y poder integrar estas nuevas habilidades.

Mi objetivo es ofrecer talleres como “Composición de letras para canciones queer” y enriquecer mi enseñanza con nuevas herramientas que también beneficien mi propio proceso creativo. Esta etapa es de exploración y crecimiento, y me emociona mucho seguir ampliando los horizontes de mi carrera tanto como artista como docente.

Conoce más de Miranda con estas 5 cualidades con las que ella se identifica:

  • Creativa 
  • Empática 
  • Resiliente 
  • Curiosa   
  • Responsable 

¡Te invitamos a que lo sigas en sus redes sociales!

Instagram: @mirandavillalobosmusic

Esta nota fue realizada por Alpha González, Lic. en Periodismo por la EPCS, con experiencia en la cobertura de la industria de la radio y los medios de comunicación.

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