¿Deberían regresar los locutores de noticias a la radio?

“Nadie cuenta mejor un hecho que la misma persona a la que le ha pasado. Esto permitía poder contar detalles y transmitir sensaciones que de pronto un locutor, por muy profesional y experimentado que fuera, no lo podía hacer". - Jhon Camacho, exdirector de Operaciones y Radio Hablada de Caracol Radio.

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Quién debe presentar las noticias: ¿un locutor profesional o un periodista experimentado?

La semana anterior, un personaje muy importante de la radio colombiana dejó su cargo para disfrutar de su pensión. Hablo de Jhon Camacho, quien estuvo trabajando en Caracol Radio desde mediados de 1989, es decir, hace más de 35 años, y que al final se desempeñó como Director de Operaciones y de Radio Hablada.

En una entrevista realizada por Germán Posada, entre otras cosas respondió acerca del cambio en la forma como se presentan las noticias actualmente en la radio.

Cuando uno mira los comentarios de los radiodifusores veteranos, aquellos que vibran con la radio que se hacía en el siglo pasado, muchos se quejan de que las grandes voces de los lectores de noticias desaparecieron del aire.

Siempre saldrán a relucir locutores tan recordados como Juan Harvey Caicedo, Judith Sarmiento, Juan Manuel Rodríguez, Vicente Cortés Almeida, Heliodoro Otero, Gustavo Niño Mendoza, Eucario Bermúdez, Julián Ospina, Jorge Antonio Vega y tantas otras voces que gozaban de alta credibilidad y prestigio.

Juan Harvey Caicedo, legendario locutor de noticias de Caracol. (Foto: Las2orillas)

Sin embargo, en 2003, cuando el Grupo Prisa tomó las riendas de Caracol Radio, hubo varios cambios importantes, en gran parte gracias al trabajo de Rafael Manzano, quien llegó como Gerente de Radio con su lema de “La historia de la radio en Colombia se partirá en dos con mi llegada”.

Uno de esos grandes cambios tuvo que ver con una tendencia que ya venía ocurriendo en otros rincones del planeta, incluyendo su España natal, y que tenía que ver con que las noticias ya no serían presentadas por esos locutores tradicionales, sino por los mismos periodistas que redactaban sus notas.

Como por variar, luego de este cambio disruptivo en la forma de entregar la información, las otras cadenas y emisoras con contenidos informativos se fueron detrás, copiando el estilo sin siquiera saber por qué se había producido ese cambio.

En la entrevista, Jhon Camacho, que era el Director de Producción bajo el mando de Manzano en esa época, hizo una aclaración muy importante:

No fue un tema de llegar y acabar con una profesión o rol muy importante y que, de hecho, no se ha acabado.

Se trata es de entender el proceso que nosotros, como radio, teniendo una alta incidencia en la información, podamos observar para poder seguir ganando, como dirían hoy, autoridad dentro de un medio tan competido. Y en eso, la conclusión a la que se llegó era que había un elemento diferenciador de nuestro formato y era la oportunidad de que quien contara los hechos, la información, fuera la persona, en este caso, el periodista que había desarrollado la investigación.”

En pocas palabras, Camacho dice que “(no) acabamos con el rol del lector de noticias, ya que lo que hicimos fue pasar a presentar la noticia con las personas que las estaban investigando. Obviamente, en aquellas figuras de la locución de noticias esto pegó durísimo.”

Y continúa diciendo: “Nadie cuenta mejor un hecho que la misma persona a la que le ha pasado. Esto permitía poder contar detalles y transmitir sensaciones que de pronto un locutor, por muy profesional y experimentado que fuera, no lo podía hacer. Y la sencilla razón es que estaba metido en una cabina aislado de todo su entorno. Ese fue el proceso.

No fue como tal acabar una profesión. De hecho, lo que pasó es que algunas de estas personas pasaron a hacer más el papel de presentadores. En Caracol Radio tenemos locutores como Álvaro Gómez Zafra, que es un tremendo locutor, que actúa como una especie de host (presentador)”.

Y al preguntarle si cree que se debería volver a utilizar a los lectores de noticias, como antes, Camacho entrega un argumento muy valioso cuando habla de la forma como se entregaban las noticias en la primera mitad del siglo XX y la forma como la sociedad colombiana evolucionó, y con ella la radio.

Vale la pena recordar que, en esa época, el formato más tradicional era el de los llamados radioperiódicos, programas informativos que, básicamente, sacaban la información de los periódicos y muchas veces leían las noticias tal como aparecían allí.

Luego, esa información se vería complementada por los llamados ‘cables’ de las agencias de noticias y de los mismos periodistas y reporteros que entregaban sus contenidos para ser leídos por los locutores.

Pero, como también sabemos, los noticieros fueron evolucionando. Ya no solo se enfocaban a entregar las noticias, sino también a analizarlas e, incluso, a tener invitados que a través de entrevistas enriquecían la información.

Y el exejecutivo de Caracol complementa lo anterior con algo muy importante y que muchas veces no se tiene en cuenta: Camacho dice que seguramente esa lectura de noticias por parte de locutores con grandes voces fue muy importante por el “altísimo nivel de analfabetismo en Colombia”, lo que hacía necesario y tenía mucho sentido que “una persona les leyera a los oyentes las noticias del periódico”.

Y frente a la pregunta de si a él le gusta más la forma actual, con los periodistas presentando las noticias, o el uso de locutores especializados para ese mismo fin, Camacho dice:

“Sin duda alguna yo quisiera quedarme más con el rol de presentador que el de locutor, porque me parece que el locutor le da la sensación un poco más fría, más ascética, mientras que el presentador puede tener más conexión emocional con la audiencia”.

Por qué se tomó esta decisión

Lo ocurrido en Caracol Radio en 2003, cuando se decidió que los periodistas asumieran directamente la locución de las noticias dejando por fuera a locutores profesionales, no es un hecho aislado ni exclusivo de Colombia, aunque el caso de Caracol fue especialmente notorio por el alto perfil de las voces que quedaron fuera.

En términos generales, esta tendencia se ha visto en otros países, sobre todo a partir de los años 90 y con mayor intensidad en los 2000. Y aunque la decisión de que sea el mismo periodista quien lea las noticias es clave, porque la entiende y la siente mejor que un locutor, hubo otras razones para esta decisión.

Algunos factores que explican el fenómeno son:

  • Búsqueda de mayor credibilidad: muchas cadenas consideran que el periodista que investiga y redacta la noticia puede transmitirla de forma más creíble y cercana al oyente, pues domina el contexto y puede responder en vivo a preguntas o imprevistos.
  • Optimización de costos: prescindir de los locutores tradicionales implica reducir nóminas y simplificar la operación, al unificar en una sola persona la labor de producir y presentar el contenido.
  • Cambio en el estilo informativo: las emisoras y también los noticieros de televisión han migrado a estilos más conversacionales y menos formales. Se busca un tono más directo, menos “distante” que el de los locutores tradicionales, y para ello se prioriza la voz del reportero o periodista.
  • Influencia internacional: en España, por ejemplo, desde los años 80 se consolidó la figura del “periodista-presentador”, modelo que luego se replicó en América Latina con la llegada de grupos como PRISA. En Estados Unidos, en la radio informativa, también es común que el periodista lea y conduzca sus propias notas, sin que intervenga un locutor separado.

Sin embargo, cabe aclarar que este reemplazo no es universal ni total. En muchos medios aún subsisten locutores de noticias, especialmente en formatos donde la estética de la voz sigue siendo importante (por ejemplo, boletines de síntesis, segmentos de tráfico o deportes, o noticieros de corte clásico).

Pero sí es cierto que, en términos de tendencia, el periodista que hace también de presentador se ha impuesto en la mayoría de los servicios informativos radiales y televisivos alrededor del mundo.

A qué obedeció este cambio

Yo siempre he pensado que, cuando se trabaja en un medio de comunicación, la razón principal para diseñar un estilo o una programación es la de llenar las necesidades de la audiencia.

Para ello hay que tratar de comprender qué quieren oír y cómo desean que se les entreguen los contenidos.

Por ejemplo, habría sido interesante saber qué tan satisfecha se sentía la gente con la forma en la que se le presentaban las noticias a través de locutores o si preferirían que fueran los periodistas quienes lo hicieran.

Para ello existen técnicas de investigación que podrían entregar resultados muy ajustados a la realidad, ya que el tema de investigación de mercados está muy avanzado, y no solo para la radio.

Sin embargo, sabemos que hay personas con talentos especiales que captan fácilmente y de manera intuitiva esos gustos, ya sea porque hacen mucho trabajo de campo o simplemente porque son sagaces y tienen una sensibilidad muy particular.

Y muchas veces, los cambios en la radio se hacen brindándoles toda la confianza y credibilidad a estas personas.

Pero la mayoría de quienes trabajamos en los medios, y en la radio en particular, no siempre contamos con esa sensibilidad, y por eso es importante apoyarse, por ejemplo, en investigaciones de mercados, especialmente cuando se van a realizar cambios tan drásticos.

Ahora, en muchos de los casos, este reemplazo de locutores tradicionales por periodistas-presentadores no se basó en estudios de audiencia previos que probaran que la gente lo estaba pidiendo explícitamente.

Más bien, fueron decisiones estratégicas tomadas por directivos editoriales y gerenciales que, al observar tendencias internacionales y modelos de referencia (particularmente en España y Estados Unidos), creyeron que era un cambio deseable para modernizar el sonido y proyectar más credibilidad.

Para ser más claro:

  • En el caso de Caracol Radio, a pesar de contar con un excelente y bien montado equipo de investigación, el cambio no obedeció a algún estudio de mercado, como los que se hicieron para crear diferentes formatos de programación musical. Más bien, fue una decisión editorial de la nueva administración española (Grupo Prisa) que trajo su modelo desde la Cadena SER, donde ya se había instaurado la figura del periodista-presentador.
  • En España, cuando la Cadena SER y otras radios adoptaron el cambio en los años 80 y 90, tampoco se consultó masivamente al público mediante encuestas previas. Fue más bien un giro editorial impulsado por directores de informativos para acercarse a un estilo conversacional y reforzar la confianza del oyente.
  • En Estados Unidos, el modelo de news anchors (periodistas-presentadores) se consolidó hace décadas sin mayor consulta a las audiencias, apoyado en estudios internos de percepción de credibilidad, pero no en investigaciones que compararan la aceptación de un locutor profesional frente a un periodista. Era, esencialmente, la evolución natural de la figura del periodista con presencia en cabina o ante la cámara.

Los resultados de audiencia le han dado la razón al cambio

Lo cierto es que Caracol, que yo recuerde, no perdió audiencia con este cambio. O si lo hizo, no hay forma de achacarlo a esa nueva forma de presentar las noticias, ya que, además de esto, hubo otras transformaciones internas en el servicio informativo de esa cadena que pudieron afectar sus resultados de manera positiva o negativa.

Y estoy seguro de que, si el cambio no hubiera sido positivo, RCN y otras cadenas informativas no hubieran seguido sus pasos.

De todos modos, es importante saber que en algunos lugares del mundo se han hecho estudios para saber si al público le gusta que la información sea entregada por los periodistas y no por los locutores.

Por ejemplo, estudios de la BBC, de la EBU (Unión Europea de Radiodifusión) y de consultoras como Pew Research en Estados Unidos, han mostrado que el público valora que quien presenta la noticia sea alguien con conocimiento profundo de la información y que pueda responder preguntas o improvisar. Eso coincide con la percepción favorable al periodista-presentador.

Sin embargo, y como dije atrás, no hay evidencia concluyente de que el público rechace por completo la figura del locutor. De hecho, en muchos casos, la voz profesional de un locutor sigue siendo percibida como agradable y confiable, especialmente en ciertos segmentos de la audiencia más tradicional.

Crisis de credibilidad

Para cerrar, uno podría preguntarse si en momentos como el actual, cuando se cuestiona la credibilidad de los medios en países como Colombia, el hecho de que los informativos sean presentados por periodistas y no por locutores de noticias podría verse afectada esa credibilidad.

¿Existe actualmente una oportunidad para regresar a la figura de locutores percibidos como imparciales o sin sesgos, ya que no ofrecen su opinión ni comentan las noticias, sino que simplemente las leen, o, por el contrario, sería peor?

A ver: la idea de que el periodista sea quien presenta la noticia nació justamente para reforzar la credibilidad, partiendo de la lógica de que quien investiga es quien mejor puede transmitir, contextualizar y aclarar dudas en vivo.

En teoría, eso evita “intermediarios” (el locutor tradicional) y genera un vínculo más directo con la audiencia.

No obstante, en países como Colombia —donde la credibilidad de los medios ha sido duramente cuestionada por sesgos editoriales, intereses económicos o políticos— esta figura del periodista-presentador también puede verse afectada, porque la gente asocia la persona que da la noticia con la línea editorial de la empresa periodística.

En otras palabras, si un medio pierde credibilidad por razones estructurales, da igual si la noticia la lee un locutor o un periodista: el problema está en el contenido y en la confianza hacia el medio.

Por tanto, aunque en principio el periodista-presentador aporta cercanía y solvencia, no puede “salvar” la credibilidad cuando existe una desconfianza estructural hacia la emisora o el grupo empresarial.

Reinstaurar a los locutores tradicionales podría tener ventajas en términos de estilo (voces potentes, memorables, con buena dicción) y en la percepción de neutralidad. Muchos oyentes asocian al locutor con una voz más imparcial, que no editorializa ni interpreta la noticia, sino que la presenta tal cual está redactada.

En escenarios donde la polarización ha afectado la confianza en los periodistas, un locutor profesional —percibido como un mero transmisor, no como analista— podría contribuir a generar una sensación de mayor objetividad, al menos en el plano estético y de forma.

Sin embargo, también habría obstáculos:

  • Hoy se valora mucho la capacidad de improvisación y contextualización en vivo, algo que el locutor tradicional, ajeno al trabajo de reportería, tendría más difícil.
  • El público, especialmente el más joven, se ha acostumbrado a la figura del periodista-presentador con un tono conversacional. Volver a la locución “leída” podría percibirse como anticuada si no se adapta el estilo.

Conclusión

Para aquellos que añoran los viejos tiempos, los que siempre están alabando esas voces del pasado y el estilo de presentar noticias del siglo pasado, podría existir una oportunidad puntual para recuperar la figura del locutor de noticias en espacios muy específicos:

  • Noticieros de síntesis (boletines cada hora)
  • Informativos nocturnos o de fin de semana
  • Segmentos donde la neutralidad sea clave (por ejemplo, noticias de última hora o alertas de emergencia)

En esos casos, la voz profesional de un locutor podría transmitir confianza y estabilidad, mientras que en espacios de análisis y entrevistas seguiría siendo más idóneo el periodista-presentador.

¿Y usted qué opina?

ACERCA DEL AUTOR
Tito López hace radio desde 1975 y ha creado formatos radiofónicos exitosos en Colombia, Portugal, Chile, Panamá y Costa Rica.
Es coach de talentos, intérprete de investigaciones de audiencia, productor, blogger, libretista y conductor de programas de radio.
Lo puede seguir en Facebook como Oscar.Tito.Lopez y en Twitter como oscartitolopez.
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