Reclutadores que no responden: ¿Quién pierde más?

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Cada vez es más común que los candidatos a un empleo enfrenten entrevistas canceladas sin previo aviso, promesas incumplidas de seguimiento y rechazos automatizados tras procesos incompletos. El otoño pasado, una persona fue citada a una entrevista virtual con un gerente de ventas de una estación de radio. Se conectó puntualmente, pero el gerente nunca apareció. Al día siguiente, el reclutador se disculpó y prometió reprogramar la cita, algo que nunca sucedió.

Meses después, el candidato recibió un correo rechazando su participación tras una supuesta entrevista presencial… que nunca ocurrió.

Este tipo de experiencias no son casos aislados. A lo largo del país, candidatos han reportado situaciones similares: entrevistas que parecen ir muy bien y terminan en silencio absoluto, promesas de llamadas que jamás llegan, e incluso gerentes que aseguran no recordar conversaciones recientes.

Una mujer fue felicitada tras una entrevista telefónica para un concesionario, donde se le prometió una llamada para una segunda ronda. Nunca la recibió. Al contactar al gerente, este negó haber hablado con ella. Otro caso similar involucró a un aspirante a ventas de comunicación que recibió elogios durante su entrevista, pero nunca pudo hacer seguimiento porque no recibió datos de contacto.

Estas conductas no reflejan la calidad de los postulantes, sino la falta de profesionalismo de algunos reclutadores. Una breve nota de agradecimiento o una respuesta oportuna pueden marcar la diferencia en la experiencia de quien busca empleo.

Porque al final, cuando los reclutadores no responden, no solo pierden los candidatos una oportunidad, también las empresas pierden credibilidad, talento y la posibilidad de construir una reputación basada en el respeto. ¿Quién pierde más?

Esta nota fue realizada con base en una idea sacada de un artículo publicado por Radio Ink, con contenido de Alpha González.

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