¿Por qué me pagan tan poco en la radio?

Hace poco publiqué un artículo en el que hablaba de los requisitos para trabajar en la radio de hoy. Al compartirlo en mis redes, algunas personas se quejaban de la cantidad de funciones que deben desempeñar hoy en día y los salarios tan bajos que están pagando las empresas.

Y es que una de las quejas más frecuentes en el mundo de la radio es que se pagan sueldos muy bajos. Esa es una realidad que no se puede negar.

Y aunque suene al viejo dicho de “mal de muchos, consuelo de tontos”, lo cierto es que el tema de los bajos salarios sucede en cualquier oficio o profesión, es decir, no es una situación que se presenta solamente en la radio.

Es verdad que en algunos oficios y profesiones se puede ganar mucho dinero, pero los trabajadores promedio de cualquier oficio generalmente reciben salarios promedio, muchas veces el mínimo legal vigente o algo por el estilo.

Ahora, también es cierto que, en la radio, así como hay gente que recibe muy poco dinero por su trabajo, hay otros que logran salarios altos, muy bien remunerados.

Y si no, pregúnteles a los conductores de los noticieros de las grandes cadenas, a los narradores deportivos más cotizados, a los directores de las emisoras musicales que ocupan los primeros lugares o a los disc-jockeys que tienen altos niveles de audiencia y que se los quieren robar de otras empresas de radio.

A diferencia de lo que muchos piensan, yo le puedo asegurar que una empresa está dispuesta a pagar un buen salario si usted realmente lo vale, porque ellos están haciendo una inversión económica y, como es lógico, esperan ver resultados palpables.

¿Por qué algunos ganan mucho y otros no?

A ver. El valor de cualquier cosa lo fija lo que usted esté dispuesto a pagar por ella. Por ejemplo, hay gente que se toma un café en la tienda de la esquina y hay otros que prefieren pagar más en un Starbucks o un Juan Valdez.

Así mismo, usted puede comprar un reloj barato que muestre la hora exacta, pero por unos 15 mil dólares puede comprar un Rolex que no es tan preciso.

¿Vale la pena pagar tanto dinero por un Rolex o por un café en Starbucks? Seguramente quien los compra piensa que sí.

Aquí hay otro ejemplo: ¿Vale la pena pagar el doble o el triple por una silla de Primera Clase o Clase Ejecutiva en un vuelo comercial? Claro, la silla es más amplia, la comida es un poco mejor y usted puede entrar al avión en el momento que lo desee y salir de primero.

Sin embargo, su vuelo saldrá y llegará al mismo aeropuerto y se demorará lo mismo que el de los demás pasajeros.

El pago depende del valor que les den los usuarios a los artículos o al servicio que quieran usar. Por eso hay que comprender que una cosa es el precio de las cosas y otra cosa es el valor.

La paradoja del agua y el diamante

Un economista y filósofo escocés llamado Adam Smith decía que la persona, como individuo, es quien valora las cosas que adquiere de acuerdo con el nivel de interés o deseo que despierten en ella.

Con esta paradoja Adam Smith comparaba el valor de uso y el valor de cambio del agua y del diamante.

Todos necesitamos agua. Es muy valiosa para todo el mundo, es decir, su valor de uso es muy alto. Sin embargo, en general, no hace falta trabajar mucho para conseguirla, ya que es la propia naturaleza la que nos la entrega.

Por el contrario, el valor de uso del diamante es escaso, puesto que solo sirve como adorno y ostentación, pero al ser una piedra preciosa puede intercambiarse por una gran cantidad de bienes o venderse en una alta suma de dinero.

Para entender esta diferencia mejor, usaré un ejemplo del inversor y empresario estadounidense Warren Buffet, que tiene una fortuna avaluada en ciento treinta y cuatro mil millones de dólares.

Su definición es simple:

• El Precio es lo que usted paga.
• El Valor es lo que usted recibe.

Es decir, el precio se refiere a lo que se paga por un producto o servicio, y el valor a lo que realmente recibimos, lo cual dependerá de cada uno como individuo.

De la misma forma, determinar el valor que puede tener una persona no siempre es fácil. En algunas profesiones, los salarios están bien definidos y no hay mucha flexibilidad. Los salarios de un contador, una secretaria, un oficinista, incluso de un vigilante no varían mucho entre una empresa y otra.

Pero en la radio, la cosa puede ser muy diferente.

¿Por qué hay locutores que ganan más que otros?

El valor de cualquier cosa es una combinación de realidad y fantasía. Claro, un Rolex es un buen reloj que está bien hecho y es muy confiable. Pero también hay muchos otros que cumplen con esas características y que cuestan muchísimo menos.

Lo que pasa es que en un Rolex existe el prestigio de esa marca, la imagen que usted proyecta cuando lo usa.

Si uno pudiera encontrar el valor real de lo que cuesta fabricar un Rolex de 15.000 dólares seguramente se daría cuenta de que solo sería una fracción muy pequeña de su costo.

Otro ejemplo podría ser el del costo de fabricación del iPhone 15 Pro, que en México se vende por el equivalente a 1.400 dólares y que solo cuesta 523 dólares producirlo, es decir, casi la tercera parte de su precio.

Pero es esa combinación de realidad y fantasía lo que hace que haya personas dispuestas a pagar esos valores. Y si no, pregúnteles a quienes están comprando las Apple Vision Pro, esas costosas gafas de realidad virtual que se lanzaron hace un par de semanas y que cuestan 3.500 dólares.

De alguna manera, lo mismo sucede con el “valor” de un talento. Alguien que trabaje en radio (o en cualquier empresa) debe saber vender sus habilidades ante la persona que pagará su salario.

Hay gente que desempeña las mismas funciones que usted y, sin embargo, tiene un mejor sueldo. ¿Por qué? ¿Por ser amigos del dueño o del director de la emisora? ¿Porque tienen buena suerte? ¿Porque han movido sus influencias?

¿O será que han sabido vender su trabajo y sus habilidades?

¿Y cuáles son esas habilidades? ¿Qué le aporta usted a esa emisora en la que trabaja?

• ¿Usted estudió? ¿Tiene un título? ¿Hizo alguna carrera?
• ¿Cómo le ha ido en la emisora en cuanto a audiencia? ¿Cuántos oyentes tiene su franja?
• ¿Cuántos seguidores tiene en redes sociales? ¿Lo reconocen en la calle cuando sale a algún evento o promoción?
• ¿Qué lo hace diferente a otros locutores? ¿Ha inventado un programa exitoso? ¿Hay gente que está copiando su estilo?
• Cuando lo han cambiado de turno, ¿la gente llama insistentemente para saber en cuál franja está ahora?
• ¿Lo han llamado de otras emisoras? ¿Le han ofrecido trabajo en otros medios de comunicación? ¿En bares y discotecas? ¿Ha trabajado allí?
• ¿Lo llaman a animar fiestas en bares? ¿Lo invitan a animar eventos familiares?
• ¿Lo llaman a grabar cuñas?
• ¿Qué géneros musicales domina? ¿Qué tanto sabe de los artistas? ¿Qué tan enterado está de todo lo que sucede en el mundo?
• ¿Qué tanto lee, investiga y estudia acerca de la radio y los medios de comunicación en general?
• ¿Le gusta usar y explorar softwares y programas de computación? ¿Qué herramientas de producción sabe manejar? ¿Sabe instalar equipos? ¿Es un experto en el manejo de consolas y softwares de emisión? ¿Ha sacado transmisiones remotas?
• ¿Ya sabe usar ChatGPT y otras herramientas de Inteligencia Artificial? ¿Está estudiando y pendiente de las novedades que parecen a diario en este campo?
• ¿Le gusta salir a la calle, interactuar con los oyentes, mostrarse ante ellos?
• ¿Prepara sus turnos? ¿Trae material propio a sus programas? ¿Lee con anticipación los textos de las menciones comerciales? ¿Se preocupa por pronunciar bien los títulos y los artistas extranjeros?
• ¿Tiene buen sentido del humor? ¿Sabe cantar, bailar o recitar?
• ¿Ha pensado en montar su emisora por internet? ¿Ya hizo el intento? ¿Le gusta hacer transmisiones vía Facebook Live y similares? ¿Ya hizo el intento de hacer un pódcast? ¿Lo ha seguido produciendo? ¿Cómo le ha ido?
• ¿Habla con sus jefes? ¿Les pide retroalimentación? ¿Cómo son sus relaciones con otras áreas de la empresa?
• ¿Qué tanto participa en las actividades de la compañía? ¿Cómo es su comportamiento en ellas? ¿Hace parte de algún comité?
• ¿Cómo es su presentación personal? ¿Se preocupa por verse bien? ¿Se mantiene bien arreglado?
• ¿Llega a tiempo a su trabajo? ¿Si se lo piden, está dispuesto a trabajar más tiempo que el habitual? ¿Se ofrece a realizar actividades diferentes a las que fue contratado?
• ¿Cómo es su trato con sus compañeros de trabajo? ¿Está dispuesto a cubrirlos en caso de enfermedad o alguna emergencia? ¿Habla con ellos? ¿Se reúne con ellos fuera del trabajo? ¿Crea buen ambiente a su alrededor? ¿Le gusta trabajar en equipo?

La lista podría ser más larga. Lo importante acá es que entienda que sus jefes le pagarán lo que ellos creen que usted se merece y no lo que usted cree que vale. Por eso hay que demostrar con hechos lo valioso que usted es y todo lo bueno que puede aportar a la emisora.

Conclusión

No se queje si recibe un bajo salario. Más bien piense si está haciendo todo lo necesario por mejorar su trabajo, si está tratando de ser un verdadero profesional. No se quede diciendo que no gana bien porque no está en “la rosca” o porque no tiene “palancas”.

No solo hay que ser. También hay que parecer. Usted vale por lo que hace y por lo que proyecta. Véndase. Muestre su trabajo. Al fin y al cabo, las acciones hablan más fuerte que las palabras.