La tecnología avanza a pasos agigantados y hoy en día es difícil mantenerse completamente actualizado, porque día a día aparecen grandes innovaciones que, muchas veces, nos dejan desconcertados.
Y en esa búsqueda de tecnologías que ayuden a cambiar un hábito o una industria, muchas veces aparecen aparatos y sistemas que en principio parecen una buena idea pero que al final no terminan teniendo una gran utilidad.
Ya sea debido a dificultades del mercado, mala ingeniería o simplemente un momento terrible, estos inventos y dispositivos son los fracasos que la mayoría de nosotros olvidamos recordar.
Y la radio no se ha quedado atrás: la radio A.M. en estéreo no fue la solución que muchos esperaban. La electricidad inalámbrica no ha funcionado aún, y la radio a gas fue un completo fracaso.
Pero antes de contar la historia de la radio que funcionaba con la red de gas de la casa, recordemos otros inventos, por fuera de la radio, que fracasaron:
Tanques de guerra voladores
Antes de que los aviones militares fueran lo suficientemente robustos como para transportar tanques a sus destinos, los altos mandos militares tuvieron una idea brillante: poner alas en los tanques.
Pensaban que de esta forma, podrían ser remolcados directamente a la zona de batalla y volar fácilmente al lugar correcto.
Aunque las pruebas iniciales fueron exitosas, los tanques alados nunca llegaron a ser de uso popular. Más bien se desarrollaron aviones más útiles y poderosos, incluso algunos que sirven para transportar esos tanques.
Tocadiscos portátiles
La desaparición de este artilugio de aspecto extraño se debió a una combinación de un mal momento y una falta de previsión por parte de sus creadores.
Mal momento porque salió en la década de 1980 justo antes de que los reproductores de cassettes y los Walkman invadieran el mercado…
Y falta de previsión porque, ¿a quién se le ocurre cargar un tocadiscos? ¿Y cómo llevaba los discos?
Tanque antidisturbios que dispara gas
En la década de 1930 el mundo no era tan diferente al de hoy. Si un grupo de personas se reunía para protestar, por ejemplo, la policía podría tratar de detenerlos de diferentes maneras.
Y así nació la idea de este enorme vehículo fortificado que disparaba chorros de gas venenoso.
Esta enorme máquina fue patentada en 1938 pero afortunadamente nunca fue construida. Menos mal hubo dirigentes que pensaron con cabeza fría y midieron las consecuencias de lo que este tipo de tanques antidisturbios podrían causar en la población.
Y, por favor: que nadie en Colombia le muestre este proyecto al ESMAD…
Casco de belleza al vacío
Aunque la mujer con la bolsa de plástico sobre su cabeza parece extremadamente preocupada, y la otra mujer se parece a una bruja malvada, en realidad no se trata de una imagen de una tortura criminal.
El casco de plástico y la manguera conectada supuestamente son un tratamiento de belleza de 1941 que involucra una aspiradora. Nadie sabe cómo la víctima…, perdón, la cliente podía respirar mientras estaba encerrada en esa campana de plástico sin aire.
Robot ayudante de lectura
El robot Readamatic, inventado en 1963, estaba destinado a ayudar a quienes no pueden leer rápidamente para mejorar su ritmo, al resaltar un renglón de texto a la vez.
El brazo se movía a un ritmo establecido por el usuario para ayudarlo a mantenerse enfocado en la lectura.
Es lógico pensar que no hacía falta algo tan aparatoso para disfrutar de un buen libro, especialmente porque no había forma de agarrar el libro con las manos sino que había que ponerlo en una mesa para poderlo leer.
Cámara de fotos para retratar platillos voladores
En la década de 1950 hubo tantos reportes de avistamiento de ovnis que el gobierno estadounidense finalmente decidió tomar medidas especiales.
La Fuerza Aérea presentó la Flying Saucer (Platillo Volador), una cámara especial con dos lentes diseñada para identificar de dónde provenían luces extrañas que se observaban en el cielo.
Un lente tomaba una foto normal mientras que el otro separaba la luz en colores. De esta forma era posible saber cuál era el origen de esas luces.
Ahora que el Pentágono mostró oficialmente los videos de 3 ovnis el pasado 29 de abril, Apple podría incluir esta opción en su próximo iPhone…
Contestador telefónico robótico
Construido en 1964, cuando los humanos como sociedad parecían compartir una fascinación colectiva por los robots que supuestamente harían nuestras tareas domésticas, este robot que ayudaba a contestar el teléfono no era tan funcional como podría parecer al principio.
Sus habilidades se limitaban a levantar el teléfono… y volver a colgarlo. No podía grabar ni reproducir mensajes, pero lo que más me preocuparía realmente sería cuando se apareciera en mi cuarto a las 2 de la mañana para responder una llamada…
Paraguas para cigarrillos
Puede que para muchos fumar sea algo del pasado, pero en 1931 era una parte normal de la vida, de ahí que surgiera la inquietud por parte de muchos fumadores de que sus cigarrillos se mojaran cuando iban fumando en medio de un aguacero.
A un payaso de circo se le ocurrió esta solución que aún no he podido saber si era una tontería o una idea brillante: un pequeño paraguas al final de una boquilla que permitía a los fumadores llenar sus pulmones de humo, nicotina y alquitrán sin temor al clima.
Radio que funcionaba con gas
Bueno, y si estos inventos le parecieron extraños, locos y hasta aterradores, no podía dejar por fuera a la industria de la radio, que aunque está un poco quedada desde el punto de vista tecnológico frente a otros medios y plataformas, siempre ha tratado de reinventarse.
En los años 30 del siglo pasado, las compañías proveedoras de gas estaban muy preocupadas por la posible erosión de su mercado con la llegada de los electrodomésticos, cuya aparición y difusión no podían predecir ni controlar.
Para responder al radio eléctrico, que en esa época necesitaba un acumulador de plomo y ácido difícil de manejar, y que había que llevar a una tienda especializada para ser recargado, a la industria del gas se le ocurrió crear un radio que funcionara con gas.
La empresa Attaix de Southampton, Inglaterra, comenzó a vender un aparato generador de corriente basado en el efecto termoeléctrico. La diferencia en temperaturas entre los dos polos del circuito generaba una corriente que activaba al aparato.
La corriente generada era muy modesta, pero era suficiente para energizar los radios existentes en esa época.
En 1939, el radio a gas integrado salió a la venta. Henry Milnes, dueño de la Miles Electrical Engineering Company comenzó a fabricar radios que contenían generadores termoeléctricos dentro del mismo gabinete en el que estaban los parlantes y el receptor.
Sus radios medían cerca de un metro de alto, y la pantalla con el dial y el altavoz ocupaban la parte superior mientras que el generador termoeléctrico ocupaba la parte inferior.
Para prender el aparato había que apretar un botón de ignición que encendía el gas, tal como se hace con las estufas a gas. Lo curioso es que ese mismo botón era el que controlaba el volumen.
Bueno, y que para protegerse contra un eventual incendio, el equipo estaba recubierto de asbesto, que en esa época no se consideraba cancerígeno como hoy en día.
Cada radio costaba 15 libras esterlinas, es decir, casi un salario mínimo de esa época, pero los costos de mantenimiento eran casi la mitad de los radios eléctricos, que tenían que recargar sus acumuladores frecuentemente.
Pero lo más llamativo es que los proveedores de gas aprovecharon otra supuesta ventaja de estos aparatos. Producían mucho calor, así que los promocionaban como una excelente solución para los fríos días de invierno.
Por razones obvias, las empresas de gas estaban felices de promocionar esta nueva línea de productos, pero por más entusiasmados que estuvieran, no pudieron convencer al público de que este era un electrodoméstico que no podía faltar en el hogar.
La verdad es que estos radios a gas fueron un gran fracaso. Un vendedor retirado le dijo a la publicación especializada Historic Gas Times que aunque tenía exhibidos muchos de estos aparatos en su tienda, solo había logrado vender uno.
El inventor, Milnes, emigró a Nueva Zelanda en los años 50 descorazonado y muy molesto, asegurando que la burocracia del gobierno había interferido su negocio, pero la verdad es que tratar de vender radios a gas era algo tan loco como tratar de vender motores a vapor para los aviones de hoy…
Conclusión
La tecnología nunca se va a detener y a pesar de los fracasos, siempre habrá que estar abiertos a esas innovaciones.
Gracias a esos errores tendremos muchos aprendizajes. Habrá descubrimientos que al principio podrán ocasionar burlas pero, nunca se sabe: de pronto de allí surgirán los grandes inventos del futuro.