Querido lector, hacía más de una semana que no teníamos el gusto de coincidir por este espació de opinión, pero realmente estuve preguntándome cómo podría contarles el siguiente tema.
Es sabido que las ventas físicas de la música en México cada vez son menores, por ello, en esta columna me gustaría contarte un poco de lo que significan actualmente las certificaciones que se otorgan en la Industria Musical Mexicana, y externar una opinión al respecto del porque creo que han ido cambiando los records a los que se tiene que llegar, para obtener este preciado reconocimiento.
Quién se encarga de verificar que las ventas hayan sido reales y entregar los certificados es la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas y Videogramas A.C (AMPROFON).
Pero entrando en materia, es doloroso ver cómo han descendido los criterios para dar estos reconocimientos. Mira, por ejemplo, en 1999, un disco tenía que vender 100,000 copias para llegar al famoso y anhelado Disco de Oro. Para alcanzar el Disco de Platino, un artista tenía que colocar 250,00 copias del material fonográfico. Ahora, en 2018, para alcanzar un Disco de Oro hay que vender 30,000 copias, un Disco de Platino equivale a 60,000 unidades.
¿Está dramático el cambio, no?
Aún con los nuevos estándares que ha colocado AMPROFON a los artistas y a las disqueras, muchos ni siquiera consiguen un Disco de Oro. Por lo que habría que entender el impacto que ha tenido la migración de lo físico a lo digital y las condiciones del mercado mexicano actual.
Considero que gran parte de que ya no se lleguen a estas metas de venta, es por el fenómeno que ha causado el streaming, puesto que por una cuota mensual, tienes todas las canciones que quieres. Anteriormente había que comprar un disco completo para obtener una o dos canciones, en este nuevo sistema ya no hay necesidad de pagar tanto por adquirir un material que tal vez ni siquiera desees en su totalidad.
Cabe aclarar que ante esta migración hacia lo digital por algunos nichos de mercado, AMPROFON se vio en la necesidad de premiar las descargas digitales y el streaming a partir de 2007.
En definitiva, para los que nos dedicamos a este negocio, la mejor recomendación sería entender al consumidor actual y acoplarse a las nuevas tendencias.