La primera vez que salí al aire en las ondas hertzianas lo hice desde mi casa. Un vecino, Juan Felipe Ramírez, llegó con un libro de proyectos de electrónica de Mecánica Popular donde venía, entre muchas otras actividades, la forma de construir un transmisor de AM.
Yo no tenía ni idea de electrónica. Sin embargo, por pura curiosidad me entretenía desbaratando radios, equipos de sonido y otros aparatos que había en mi casa y que ya nadie usaba. En una pequeña caja de madera monté una especie de consola que me permitía encender y apagar las luces, desviar el sonido de los parlantes de mi tocadiscos, y controlar el volumen de mi radio.
Todo lo hacía de manera empírica, tratando de usar el sentido común y con la tradicional metodología de ‘prueba y error’, lo que me llevó a producir algunos cortocircuitos y a dejar sin energía a mi casa en varias ocasiones.
El pasado
Juan Felipe estaba realizando un curso de electrónica en ese momento y al ver mi interés por ella me invitó a acompañarlo en su intento de construir esa pequeña emisora.
Luego de leer con atención el artículo le dimos una mirada a los planos y a todos los implementos necesarios para construir el pequeño transmisor y procedimos a trabajar en su montaje.
Yo vivía en Envigado, una población vecina a Medellín, y casualmente los buses que cubrían esa ruta tenían el final de su recorrido justo al frente de varias tiendas de artículos electrónicos, lugares que yo ya había venido visitando para comprar cables, conectores, plugs e interruptores.
Lista en mano llegamos a una tienda donde nos atendió el dueño. Se notaba que era un verdadero aficionado a la electrónica. Al mostrarle la lista de implementos procedió a entregarnos las resistencias, condensadores y tubos de vacío necesarios. Nos dio todo lo que necesitábamos para el proyecto salvo una bobina a la que llamaba “un choque”.
Nos dijo que, ya que estábamos tan interesados en el proyecto y que veía nuestro afán de aprender, esa bobina la deberíamos fabricar nosotros mismos. Nos enseñó cómo hacerla y nos vendió el alambre de cobre y los imanes necesarios para hacerla.
En mi casa había una vieja grabadora de carrete abierto que le habían regalado a mi papá años atrás como premio a su desempeño en ventas. Esa grabadora, con la que había jugado junto a mis hermanos cuando era más pequeño, estaba guardada en un armario, desahuciada, por tener su motor quemado.
Tomamos esa grabadora, la desarmamos por completo para aprovechar su chasis en el cual montamos los tubos y demás elementos. También conseguimos varios metros de alambre y montamos una antena en el techo de mi casa, tal como aparecía en los planos.
Luego de un par de semanas, a mediados de 1975, finalmente pudimos poner la emisora al aire. No tenía mucha potencia. Solo abarcaba unos 200 metros a la redonda, pero tenía la ventaja de que podíamos buscar alguna frecuencia vacía en el dial y ubicar allí nuestra señal.
Lo demás era simplemente salir por el barrio con una radio en la mano y mostrarles a todos nuestros amigos nuestro logro. Allí estábamos, poniendo música en la radio.
Mi mejor amigo del barrio era Donnie Miranda, y lo invitamos a unirse al proyecto. Él había llegado a Colombia un par de años atrás y su español era terrible -todavía tiene algunos problemas- pero tenía una colección de discos impresionante, lo cual nos serviría para mantener nuestra programación al aire.
El problema es que yo solo tenía una tornamesa -en esa época se decía ‘tocadiscos’- así que tuve que inventarme la forma de grabar un programa en una grabadora de casetes. De esta forma, podía poner varias canciones, tener un locutor que identificara la emisora -o sea yo- y salir por el barrio nuevamente a mostrar que era locutor.
Ese primer programa se llamó ‘Máxima Nota’.
Por esos días había salido una emisora juvenil nueva en Medellín que tocaba los éxitos del momento en inglés y español. Se llamaba Emisoras El Poblado. Comenzamos a oírla y Donnie me sugirió que lleváramos uno de esos programas a la emisora para ver si tenían interés en transmitirlo.
Para nuestra sorpresa, en algún día del mes de agosto de 1975 salí al aire en una emisora de verdad con ese programa grabada en mi dormitorio. Y el resto es historia…
El presente
Qué tiempos tan distintos los que vivimos ahora. El avance de la tecnología nos está permitiendo hacer una cantidad ilimitada de acciones que, en los años 70, eran impensables.
Como bien lo muestra un meme que circula en redes, en un simple teléfono inteligente que podemos guardar en nuestro bolsillo hoy en día, podemos tener reproductor de música, cámara de video, fotos y todo tipo de contenidos de entretenimiento.
Pero lo más impactante es que no solo disponemos de esas opciones, sino que con ellas podemos producir todo tipo de contenidos de lectura, conversación, locución y video para ser transmitidos a nuestros amigos y conocidos sin importar en qué lugar del mundo se encuentren
El auge de TikTok y los pódcasts es solo parte de este mundo abierto de posibilidades que nos ofrece la tecnología, algo que para las nuevas generaciones es normal, al haber nacido y crecido en esta era digital, pero que no deja de sorprendernos a quienes ya estamos en edades avanzadas.
Ahora, para quienes amamos la radio, y en especial la radio musical, siempre estuvimos esperando la posibilidad de tener nuestra propia emisora, aquella en la que pudiéramos hablar de lo que quisiéramos y poner la música que nos naciera, sin estar amarrados a las encuestas y a los formatos que imponen las empresas de radio.
Internet ya nos había presentado la posibilidad de montar emisoras online, algo que se ha venido desarrollando de manera permanente. En la actualidad es muy fácil crear una estación, incluso desde el mismo teléfono inteligente.
Hay servicios gratuitos, pero con limitaciones, y hay servicios de pago que pueden salir costosos. Incluso hay algunos que requieren servidores dedicados y hasta un estudio bien equipado. En pocas palabras, hay emisoras online para todos los gustos y presupuestos.
Estas posibilidades han permitido a mucha gente crear sus estaciones de radio, disponibles en diferentes plataformas, páginas de internet y aplicaciones. Solo TuneIn ofrece en su portafolio más de 100 000 estaciones de radio por internet y casi 6 millones de pódcasts en 197 países y en 22 idiomas diferentes.
Pero es precisamente esa facilidad de crear una emisora o un pódcast, esa ‘democratización’ de los medios de comunicación la que ha hecho que las audiencias cada vez sean más dispersas.
Es fácil comprender por qué las emisoras online no funcionan, no tienen éxito. Cuando hay tantas opciones, tanta competencia, y cuando hay tantos productos de baja calidad, el oyente se confunde y le da pereza buscar algo que realmente le satisfaga.
Y es que la gran mayoría de esas emisoras son hechas por gente que no tiene ni idea de hacer radio, de crear una programación consistente y balanceada, que atraiga y retenga a sus oyentes. Simplemente crean una lista de canciones y la ponen a rotar eternamente.
Además, como he insistido en otros artículos, no solo de música vive la radio. Con la llegada de las plataformas de streaming el usuario puede escoger sus propias canciones y escucharlas cuando quiera. Incluso puede repetirlas o ponerlas en el orden que desee, así que es muy difícil sorprenderlo con una programación netamente musical.
Y sabemos que hacer radio hablada, que tener personajes que estén al aire con regularidad requiere esfuerzo, disciplina y presupuesto, porque a nadie le gusta trabajar gratis, y menos aún si las audiencias están atomizadas.
Tener al aire una emisora para que la escuchen 10 o 20 personas es un despropósito, y hace que quienes participen en ella se desilusionen al ver una respuesta tan baja.
Y como si lo anterior fuera poco, todos sabemos que para transmitir música por internet hay que pagar derechos.
Es cierto, hay países muy atrasados y laxos en la materia, pero en otros se vigila permanentemente y se han dado numerosos casos de estaciones que tienen que pagar grandes multas y cerrar sus emisiones al aire por no cumplir con esta obligación.
Igual, si usted transmite música sin pagar esos derechos y no lo pillan, está contraviniendo la ley y, lo que es peor, les está robando el trabajo y la inversión a los artistas, productores, disqueras, editoriales y a todo el personal involucrado en esas producciones.
Ellos hicieron un esfuerzo económico para lanzar su producto al aire, para ponerlo a disposición del público, y como es de esperarse, quieren obtener beneficios de su trabajo y de su inversión económica.
Si usted no paga derechos, está robando.
Sí, así de claro. Así como usted cobra por su trabajo, como cobra un salario, como cobra por la locución de un comercial, ellos cobran por el trabajo que hicieron, muchas veces con mucho esfuerzo.
Hay personas que se quejan de la corrupción, acusando a los políticos de turno. Si alguien no paga esos derechos, es igual de corrupto a ellos y no tiene derecho a criticarlos.
La nueva emisora musical de Amazon
Pero, tranquilo. Ya hay soluciones para no tener que piratear la música. Usted ya puede crear su propia emisora musical sin tener que pagar derechos por su uso. Y hay 2 opciones que ya son una realidad y que funcionan de manera gratuita.
La primera no se trata precisamente de una estación de radio por internet. Más bien se trata de la nueva opción de Spotify que permite hacer pódcasts con canciones a través de su aplicación Anchor.
Al igual que la radio online, uno de los problemas de los pódcasts es que también hay que pagar derechos por usar música, aunque hay plataformas que lo permiten, entre ellas Spreaker. Sin embargo, aunque ellos no lo bloqueen, si usted hace un pódcast con música en esa plataforma o en cualquiera otra y no paga derechos, está pirateando. Es decir, está robando. Es parte de la corrupción.
Si quiere conoce la forma de usar la opción legal de Anchor, que es gratuita y sin necesidad de pagar derechos, lea mi artículo “Spotify permite monetizar pódcasts fácilmente”.
Pero la otra opción, la de tener una emisora online gratuita y tocar música de manera legal sin tener que pagar derechos, es la que ahora está ofreciendo Amazon en su nueva plataforma, llamada Amp. Y no necesita de una gran infraestructura para montarla: al igual que en Anchor, usted puede emitir desde su celular.
En un boletín de prensa emitido esta semana, Amazon presentó una aplicación que no solo permite tener una emisora por internet sino monetizarla. En principio, la ofreció solo para iPhone en una versión beta, tal como lo habían hecho Clubhouse, Spotify Greenroom y Twitter Spaces.
En ese boletín, John Ciancutti, vicepresidente de Amp, dice: “La radio siempre se ha tratado de música y cultura. Pero imagina si estuvieras inventando el medio por primera vez hoy. Combinaría lo que a la gente le encanta de la radio (charla espontánea, descubrimiento de música nueva, personalidades diversas y programación amplia) con todo lo que la tecnología actual hace posible”.
Y añade: “Lo harías para que cualquier persona con un teléfono, una voz y un amor por la música pueda hacer su propio programa. Y eso es exactamente lo que estamos haciendo. Amp te permite agarrar el micrófono y transmitir por las ondas de radio. Estamos creando una nueva versión de la radio que tendrá un dial infinito de programas”.
Amp permite a los presentadores y productores usar sus teléfonos inteligentes para crear y transmitir programas de entrevistas y música. Incluso permite recibir llamadas de oyentes, aunque en la actualidad solo pueden ser 5 a la vez.
Los usuarios también pueden seguir a los creadores de esos contenidos, ver las fechas y horarios en los que van a estar al aire y, lo mejor: acceder a la biblioteca de millones de canciones con licencia que tiene Amazon.
En pocas palabras, usted podría hacer sonar una estación de radio las 24 horas del día a través de esa aplicación, aunque tendría el teléfono ocupado todo el día, o simplemente crear programas en vivo para interactuar con sus oyentes.
Es decir, la segunda opción, que parece más viable, es muy parecida a Clubhouse, solo que en Amp usted podrá transmitir y compartir canciones con su público.
Por el momento, Amp está disponible solo para IOS, el sistema operativo de Apple. Es decir, todavía no funciona en equipos Android. Las versiones futuras podrán integrarse con Alexa, el asistente de voz de Amazon, y presentarán mejores funciones de búsqueda y descubrimiento de ‘emisoras’.
Y para quienes piensan en monetizar sus contenidos, en conseguir que su esfuerzo reciba una remuneración, aparece una nueva oportunidad de ofrecer esos contenidos a anunciantes que quieran mostrar una experiencia positiva con la marca de sus empresas.
De esta forma, permitirle a la gente crear una experiencia interactiva cambia la forma en que los creadores y los usuarios puedan lanzar sus programas, mostrar sus talentos y, por supuesto, crear nuevas bases de fanáticos.
En Estados Unidos ya existen grandes empresas que están usando aplicaciones similares para marketing. Por ejemplo, la marca de alimentos para mascotas Pedigree y el servicio de intercambio de criptomonedas Coinbase participan en las charlas de Clubhouse, el servicio de redes sociales basado en voz.
Amp también podría ser útil para eventos virtuales. Un programa de Amp podría permitir que quienes no estén registrados puedan escuchar primero lo que se está presentando, y de allí en adelante tomar la decisión de si quieren participar o hablar con el presentador. De esta forma se ampliaría la audiencia de una sesión.
A pesar de que el uso de la música no tiene costos y se pueden escoger canciones en la inmensa base de datos que tiene Amzon Music, de todos modos existen algunas restricciones legales que es importante conocer.
Si uno mira letra pequeña del acuerdo con Amp queda claro que se cancelará el acceso del titular de la cuenta de inmediato si acumula tres llamados de atención por derechos de autor al reproducir música que no es parte de la biblioteca preaprobada.
Además, Amp no permite a los presentadores reproducir más de 2 canciones del mismo álbum o más de 3 canciones del mismo artista en cualquier período de 3 horas, repetir una canción más de 1 vez en cualquier período de 3 horas o reproducir una canción completa si no hay, al menos, un oyente.
Y con respecto a las reglas para presentar programas de radio en Amp, los programas no pueden ser sustancialmente de complacencias por parte de los oyentes. Los presentadores, por su parte, no pueden publicar o anunciar títulos de canciones o nombres de artistas de sus programas con anticipación, y solo podrán presentar un tema justo antes de que comience a sonar.
En pocas palabras, y como dije arriba, es una especie de ampliación de lo que ofrece Clubhouse, esa plataforma lanzada el año pasado y que, luego de tratar de ser copiada por las grandes redes sociales y lograr un boom mediático, poco a poco ha venido desvaneciéndose por la falta de interés de los usuarios, en parte porque no se puede poner música allí.
La ventaja de Amp es que se pueden crear salas de conversación similares a las de Clubhouse pero con la diferencia de que sí se pueden tocar canciones.
De esta forma es posible hacer una reunión con amigos, con expertos o con celebridades para mostrar canciones, contar historias acerca de ellas, criticarlas y crear conversaciones entretenidas.
Tal como se lanzó Clubhouse, las personas interesadas en usar Amp deben inscribirse y esperar a que les llegue una invitación. Amazon optó por limitar el acceso para recopilar comentarios de los primeros usuarios para el desarrollo de funciones antes de abrirla al público en general.
Para acceder, aunque no tiene costos, el usuario deben iniciar sesión con una cuenta de Amazon, que puede ser gratuita.
Conclusión
Por ser una plataforma tan nueva todavía quedan grandes incógnitas. Aunque lo ideal es que se pudiera crear una emisora musical parecida a las que existen online, al parecer su enfoque está más dirigido a la realización de programas y salas de conversación de duraciones limitadas.
No sabemos, por ejemplo, si se pueda usar un computador en casa para crear una programación musical permanente o si solo se podrá usar por tiempos limitados.
En caso de que sí se pudiera, no sabemos si traerá alguna aplicación que permita rotar la música y crear un balance en la programación entre nuevo/viejo, rápido/lento, español/inglés, separación de artistas, restricciones de horarios y demás reglas de programación que usan las emisoras musicales. O que permita importar listas de canciones generadas por softwares de programación musical.
Supongo que, al igual que en Anchor, no es posible hablar encima de las canciones ni escuchar segmentos. Las canciones probablemente suenen completas de principio a fin. De hecho, ya algunos usuarios han dicho que antes y después de cada canción queda un ‘bache’ o silencio de hasta 1 o 2 segundos. Supongo que eso quedará solucionado en poco tiempo.
Habrá que estar pendientes de su desarrollo. Seguramente mucha gente querrá disponer de esta herramienta para crear programas y emisoras fáciles de operar, con las canciones que desee, sin pagar un peso y con la posibilidad de monetización.
Algo que, en mis inicios en radio, a mediados de los años 70, era imposible de imaginar…