¿Cuántas veces has escuchado que la radio está muerta? En su momento dijeron que los cartuchos de 8 pistas la matarían, luego los discos, la televisión y eventualmente Internet, sin embargo, nada de eso ha pasado. Entonces, ¿para dónde va la radio?
Bil Duerden, experto de RadioInk se pregunta si en realidad la radio va rumbo a la ejecución, en especial porque los dueños y sus malas decisiones están pavimentando ese camino.
Las corporaciones tomaron la radiodifusión con la esperanza de hacer mucho dinero consolidando a los talentos y creando audiencias, lo que sería atractivo para los anunciantes.
Pero esta mentalidad está alejada de lo que da vida al medio radiofónico: su valor local.
No está mal que la radio sea un medio masivo (así se abaratan costos), pero su verdadero valor reside en su impacto en la comunidad.
Son pocos los casos de locutores o empresarios que ponen los puntos sobre las “i’s” y dicen con orgullo es mi estación de radio.
La historia de Bill Duerden es muy peculiar. Durante 22 años trabajó en una corporación radiofónica y ahora está con una más pequeña e independiente, pero que es muy reconocida por la comunidad. El valor de eso no es cuantificable.
Las corporaciones se olvidan de las bases de la radio porque requieren de una inversión importante, así como mucho deseo, detalle alejado de la cultura capitalista.
Las últimas elecciones dejaron una lección muy clara: la gente desea participar y estar conectada, y no hay mejor herramienta o medio que la radio.
Entonces, ¿para dónde va la radio?
Tal vez la radio deba tomar el rumbo que lleve al escucha a creer en algo, asegura.