Para algunas personas, la radio no es un destino que se busca, sino un lugar al que se regresa constantemente. En su caso, el vínculo comenzó desde la infancia, entre cabinas, micrófonos y grabadoras que funcionaban más como juguetes que como herramientas de trabajo. Sin saberlo, esos primeros juegos sentaron las bases de una relación profunda con un medio que hoy sigue siendo su principal canal de conexión con la gente.
A lo largo de su carrera, ha transitado por distintos formatos: doblaje, actuación, televisión, streaming y radio. Cada etapa le dejó aprendizajes que hoy conviven en una forma de comunicar cercana, lúdica y honesta. Más allá de las plataformas, su discurso se sostiene en una idea clara: la comunicación funciona mejor cuando se hace desde la autenticidad y el juego.

¿Qué te atrajo inicialmente de la radio y cómo fue tu primer acercamiento a este medio?
Desde muy chico la radio me llamó la atención. Yo empecé haciendo doblaje desde los siete años y pasaba mucho tiempo en las cabinas de Grupo Radiopolis. Me asomaba a ver cómo trabajaban personas como Javier Poza y Paola Rojas, y eso me marcó muchísimo.
Jugaba a hacer radio con mi hermana: nos grabábamos, poníamos música y cambiábamos canciones. Para mí era un juego, pero también una forma de expresarme. Ya más grande, mi primera oportunidad formal fue en Los 40. Pasé por distintos proyectos y horarios hasta encontrar mi lugar. Siempre he sentido que la radio es un medio muy fiel, muy cercano, que te acompaña y te vuelve cómplice de la gente.
El recorrido no fue lineal. Antes de consolidarse en la radio, exploró otros formatos que ampliaron su visión sobre la comunicación y el entretenimiento.
¿Cómo describirías la evolución de tu carrera y los aprendizajes que siguen vigentes hoy?
Mi carrera ha sido un proceso de juego y aprendizaje constante. Empecé en el doblaje, luego pasé por las telenovelas, el teatro y después la conducción. Un casting me llevó a un proyecto en Nickelodeon y ahí entendí que lo más importante era ser uno mismo frente a la cámara.
Después llegué a MTV, donde estuve nueve años. Viví en Argentina seis de ellos y ahí aprendí muchas cosas, sobre todo que esto no se hace solo, se hace en equipo. También empecé a producir mis propios contenidos y a aplicar lo que había estudiado en comunicación y relaciones públicas. Esa etapa marcó su consolidación como conductor y creador de contenidos.

Desde 2010 comenzó a experimentar con streaming, cuando bastaba una cámara web y una idea clara para transmitir en vivo. Para él, las redes sociales y las plataformas digitales no sustituyen a la radio, sino que la complementan. Funcionan como una extensión natural del micrófono, donde el juego, la espontaneidad y la conversación continúan fuera del aire.
¿Cuál crees que es la clave para seguir conectando con la audiencia después de tantos años?
Para mí la clave está en no dejar de jugar, divertirte y ser real. La tecnología va a seguir cambiando, pero la radio sigue siendo ese espacio de compañía, cercanía y conexión directa con la gente. Mientras eso exista, el medio va a seguir vivo.
Entre cabinas, pantallas y nuevos formatos, su historia confirma que la radio no depende de la tecnología, sino de la intención. Mientras exista alguien dispuesto a jugar, escuchar y acompañar, el micrófono seguirá siendo un punto de encuentro. La pregunta ahora no es si la radio puede adaptarse al futuro, sino quiénes están dispuestos a seguir construyéndose desde la autenticidad.
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Esta nota fue realizada por Alpha González, Lic. en Periodismo por la EPCS, con experiencia en la cobertura de la industria de la radio y los medios de comunicación.















