
Todos cometemos errores, y más cuando estamos al aire en un programa de radio. A veces damos información equivocada, pronunciamos mal alguna palabra, maltratamos el idioma, le quedamos mal a algún concursante… o hacemos un mal chiste.
Hace unos años, en uno de los programas en los que participaba, yo estaba presentando los éxitos de un cantante. Traté de relacionar cada tema con algunos de mis compañeros de mesa. Una de las canciones se llamaba ‘Un idiota’, y me pareció muy chistoso, a manera de broma, dedicársela a uno de ellos.
Sonó mal. Muy mal. Y no sólo me puso en ridículo antes mis compañeros de trabajo sino ante los oyentes de la emisora. Un verdadero irrespeto, solo por tratar de hacer un chiste que salió mal.
Y es que yo no soy humorista.
Yo conozco de música, y ese era mi papel en el programa: entretener a los oyentes con buenas canciones de todos los géneros, contando historias y datos, muchos de ellos desconocidos para los oyentes. Investigo, edito, invento. Hago juegos, retando al oyente en un entretenido juego que enseñe y divierta al mismo tiempo, pero no soy chistoso.
Mi error, indudablemente, fue tratar de hacerme el gracioso, sin que ese fuera mi papel. El humor es para los humoristas.
Y es que un programa, cualquiera que sea, debe tener claros los roles de cada participante. Pueden ser 2 o 10 las personas que participen; se pueden tener los mejores humoristas, o expertos en deportes, periodistas o chismosos, pero cada uno debe cumplir con su papel y respetar el de los demás.
Indudablemente se trata de un juego de roles, y para que funcione bien hay que tener en cuenta varios aspectos:
- Defina la actitud de los participantes
Los roles no deben estar basados únicamente en los conocimientos y habilidades de cada uno sino también en su actitud. En un programa puede haber el chistoso, el serio, el sabelotodo, el mujeriego, el santurrón, el ‘lanzado’, el que apoya al gobierno, el ateo, en fin, personalidades muy definidas y que no se repitan.

Esto puede lograrse de dos maneras: si ya cuenta con personal para el programa, defina cuál debe ser el enfoque de cada uno, pero si aún no tiene a nadie, piense de manera estratégica, defina qué roles necesita y traiga a las personas indicadas para ese papel.
- Hay que ser y parecer
Cuando se definan esos roles, hay que tener en cuenta dos aspectos demasiado importantes:
- Asuma su rol. Hágalo que sea real. No finja ser otra persona. La gente se va a dar cuenta si usted ‘actúa’. Nunca trate de ser lo que no es, pero busque una personalidad que sea interesante y muy clara.
- Respete los roles de los demás. Si usted es el serio del programa y alguien le cuenta un chiste muy bueno, no lo cuente usted al aire. No va con su personalidad. Páseselo al chistoso del programa y ríase cuando él lo cuente, como si usted nunca lo hubiera escuchado.
Una vez definidos los roles asigne las tareas que le corresponden a cada uno, y haga que se respeten.
- Escuche y siga el juego
Sígales el juego a sus compañeros de mesa. Entienda hacia dónde van. Es probable que alguien quiera empezar una historia acerca de algo que usted ya conoce. Sin embargo, la historia es del otro, no suya, así que no la dañe.
Se ha vuelto común encontrar comediantes que realizan lo que conocemos como “Stand-up Comedy”. Son rutinas que hacen en una tarima donde no hay escenario, ni ambientación, ni demás elementos. Únicamente están el comediante y un micrófono.
Si el comediante llama a alguien del público a subir a la tarima y le dice que tenga cuidado con “la mesa” que está en el suelo (obviamente no hay ninguna mesa), lo lógico es que quien sube haga de cuenta que realmente sí hay una mesa en el sitio que le dijeron. No puede llegar y decir: “¿Cuál mesa? Aquí no hay nada.”
Lo mismo se aplica a su programa. Si alguien dice: “Estoy cansado. Imagínese que ayer llevé a mi novia a bailar y llegué a las 3 de la mañana...”, el otro no puede decir: “Hey, tú no tienes novia”. Sígale el juego.
- Prepare con anticipación y comunique
Para que lo anterior no pase, lo mejor es preparar lo que van a hablar y compartirlo con los integrantes del programa antes de lanzarlo al aire. Por ejemplo: “Voy a hacer el papel de tímido…” o de “tacaño”, o de lo que sea. Lo importante es que sus compañeros sepan hacia dónde va y le sigan el cuento hasta el final.
- Credibilidad
Y algo muy importante: Si en su programa hay un presentador de noticias, a esa persona se la debe definir en una sola palabra: Credibilidad. No puede ser el foco de los chistes de los demás. Hay que protegerla.
Por ejemplo, nunca se le deben hacer preguntas a quemarropa que de pronto no sea capaz de responder. Recordemos que el periodista es una persona que no lo sabe todo. Por esta razón, si hay alguna inquietud con respecto a lo que van a comentar o a las noticias que van a leer, prepárense antes, o adviértanle a esa persona que le van a preguntar algo al respecto, o que hay nombres extranjeros o pronunciaciones complicadas en el libreto.
- Diversidad
Para terminar, procure –hasta donde sea posible- que los miembros de su equipo representen la gran diversidad de oyentes que tiene su programa. Es importante que cada oyente se identifique con alguno de los personajes.
Por eso es clave escuchar diferentes puntos de vista.
Procure que no haya unanimidad. No hay nada peor que escuchar en un programa que alguien diga: “esto del tráfico es un verdadero problema”, e inmediatamente entran todos a renegar del tráfico de la ciudad. Debería haber alguien que defienda a las autoridades, o que cuente lo que está haciendo el Gobierno para solucionarlo.
Conclusión
El público quiere identificarse con lo que se habla en su programa, y para ello es necesario tratar de mostrar diferentes personalidades que tengan puntos de vista distintos.
¿Para qué tener 5 personas en un Morning Show si todos son expertos en música, todos saben de fútbol, todos critican al gobierno?
Claro, si el programa es deportivo o netamente musical, todos deben conocer el tema, pero si es de variedades, como los que se escuchan en las emisoras musicales, en la variedad está el éxito.
En la radio estadounidense hay un dicho que resume muy bien lo anterior: “Si usted y yo estamos de acuerdo, uno de los dos sobra”.

Tito López hace radio desde 1975 y ha creado formatos radiofónicos exitosos en Colombia, Portugal, Chile, Panamá y Costa Rica.
Es coach de talentos, intérprete de investigaciones de audiencia, productor, blogger, libretista y conductor de programas de radio.
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