Hace ya casi 50 años que comencé a hacer radio. Mis primeros intentos los hice en espacios cortos en vivo o grabados y en emisoras y horarios de baja audiencia.
Sin embargo, en 1978 ya conseguí mi primer empleo, que incluía hacer un turno al aire de 3 o 4 horas y presentar algunos programas.
Aunque nunca estudié comunicación social ni periodismo, ni estuve en una academia de locución, noté que tenía facilidades de animación y con la práctica fue mejorando mi desempeño, seguramente luego de superar muchos errores.
Afortunadamente mis jefes nunca cuestionaron mi voz, mi tono ni lo que decía al aire… pero había un problema grave que podría dar al traste con mis intenciones de seguir adelante, no solo con mi trabajo sino con mi carrera de radio: no tenía licencia de locutor.
Hasta 1991, en Colombia se exigía dicha licencia para poder hablar en una emisora de radio. La nueva constitución colombiana eliminó ese requisito, pero antes de eso era obligatorio.
Las consecuencias para un locutor que era sorprendido hablando por radio sin la licencia correspondiente podían ser diversas y severas, dependiendo de la gravedad de la infracción y de la política del Ministerio de Comunicaciones en ese momento.
Algunas de las posibles sanciones incluían multas a la emisora y al locutor infractor y la emisora podía ser suspendida temporalmente o incluso de manera definitiva, si se consideraba que la infracción era grave.
Así mismo el locutor podía ser inhabilitado para ejercer la profesión por un tiempo determinado o de forma permanente y, en algunos casos, las infracciones más graves podían dar lugar a denuncias penales.
Ante este terrible panorama no había más remedio que sacar dicha licencia, así que me inscribí para la siguiente convocatoria.
En vista de que esto sucedió hace tanto tiempo (1978), no recuerdo si tuve que presentar algún examen escrito, pero no puedo olvidar el momento en el que presenté el examen oral.
En este examen práctico se evaluaban las habilidades del aspirante en aspectos como dicción, modulación, fluidez, lectura en voz alta e improvisación.
Para ello había que leer primero un texto, que contenía algunas palabras enredadas y pronunciaciones de nombres extranjeros, y luego había que improvisar acerca de un tema que uno mismo escogía.
A pesar de mi poca experiencia, yo llegué muy preparado a las pruebas. Estaba confiado en que no iba a tener problemas de lectura, porque siempre fui muy bueno en eso en el colegio, ni en las pronunciaciones extranjeras, porque siempre tuve facilidades para los idiomas.
Lo que sí me preocupaba era la improvisación. Por esa razón me di a la tarea de preparar un tema corto, actual y relevante con el que pretendía causar la mejor impresión ante mis examinadores.
Justo por esos días se estaba instalando un sistema de semaforización electrónica en la ciudad y, el tema, que además me apasionaba por lo de la tecnología computarizada que se iba a emplear, me llamaba la atención porque podría usar esa palabra complicada que mostraría mis habilidades de locutor.
Por esa razón decidí leer varios artículos, estudiar un poco y practicar un par de veces en casa frente al espejo para asegurarme de que mi improvisación saliera bien. Nadie me recomendó hacerlo. Lo hice por simple intuición.
El examen se realizaba en el radioteatro de La Voz de Medellín, de RCN, en Medellín. Hasta allí llegamos todos los aspirantes que, en medio de chistes y bromas, tratábamos de aliviar nuestro nerviosismo y ansiedad.
A mí siempre me ha costado hablar frente al público, y en esa época mi temor era peor. Y en este caso la situación era más terrible, no solo por temor a equivocarme frente al jurado.
Resulta que mis colegas, que estaban allí sentados en las butacas del radioteatro esperando su turno, también estaban pendientes de cualquier fallo de los aspirantes para reírse y hacer fiesta con los errores. Y eso me tenía muy nervioso.
Afortunadamente leí el texto que me entregaron de manera magistral, sin un solo error y buena entonación, lo que me brindó confianza para continuar con la prueba de improvisación.
Tranquilo y muy confiado comencé diciendo: “Uno de los temas de los que más se habla en Medellín en este momento es el de la seramo… semora… sefaro… semaforización electrónica que está implantando la alcaldía…”
Hasta allí pudieron haber llegado mis intenciones de convertirme en locutor licenciado…
A pesar del error, decidí continuar como si no hubiese pasado nada. Ni siquiera miré a mis colegas, que ya estaban haciendo bromas y muecas desde sus asientos, y terminé mi tema sin más equivocaciones y de manera coherente, puntual y bien elaborada.
¡Y así pude obtener mi anhelada licencia de locución, la 3172 del Ministerio de Comunicaciones de Colombia!
Cómo improvisar correctamente
Si usted es lector asiduo de mis artículos seguramente sabrá que he hecho especial énfasis en sugerir que uno debe preparar lo que va a hablar al aire en una emisora o en un pódcast.
De hecho, cada vez soy más amigo de libretear lo que voy a decir o al menos tener una guía muy clara que me permita contar las historias de manera clara y concisa.
Pero, especialmente en la radio, siempre habrá que recurrir a la improvisación, especialmente si se están haciendo programas en vivo o un simple turno en una emisora musical, así que a continuación quiero presentar algunas recomendaciones para mejorar esa habilidad.
Es cierto que algunas personas nacen con ese don. Son capaces de narrar historias, llevar adelante cualquier conversación sin tartamudear ni usar frases de cajón ni muletillas, pero no todos contamos con esa habilidad.
Por eso aquí presento 20 recomendaciones para mejorar sus habilidades de improvisación:
Preparación:
- Lea constantemente: Manténgase actualizado sobre una variedad de temas. Cuanto más lea, más rico será su vocabulario y más fácil será conectar ideas.
- Escuche otros programas: Analice cómo otros locutores improvisan, identifique sus fortalezas y trate de aplicarlas a su propio estilo.
- Practique con regularidad: Dedique tiempo a improvisar sobre temas aleatorios. Puede hacerlo solo o con un compañero.
- Cree una base de datos de temas: Tenga una lista de temas generales que pueda abordar, como deportes, música, cultura, noticias, etc.
- Desarrolle su vocabulario: Aprenda sinónimos, antónimos y expresiones idiomáticas para enriquecer su lenguaje.
Técnicas de improvisación:
- La regla de los 3: Cuando se quedes sin ideas, piense en tres aspectos diferentes del tema: pasado, presente y futuro; causa, efecto y solución; o tres ejemplos concretos.
- La técnica del «sí, y…»: Acepte cualquier idea que surja y añádale algo nuevo. Esto le ayudará a mantener la conversación fluida.
- Utilice preguntas retóricas: Plantee preguntas al oyente para involucrarlo en la conversación y ganar tiempo para pensar.
- Cuente historias: Las anécdotas personales o historias que haya escuchado pueden ser una excelente manera de conectar con la audiencia.
- Haga asociaciones: Relacione el tema actual con otros conceptos o experiencias para generar nuevas ideas.
Mentalidad y actitud:
- Relájese y disfrute: La tensión bloquea la creatividad. Disfrute del proceso de improvisar y no se presiones demasiado.
- Sea curioso: Muestre interés genuino por el tema y haga preguntas para profundizar en él.
- Confíe en su intuición: A veces, la mejor idea surge de forma espontánea. No la descarte.
- Sea flexible: Adapte su conversación a las reacciones de la audiencia y a los imprevistos que puedan surgir.
- Acepte los errores: Todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos y seguir adelante.
Consejos adicionales:
- Utilice un lenguaje claro y conciso: Evite las jergas y las palabras demasiado complicadas.
- Varíe el tono de voz: Un tono monótono puede aburrir al oyente. Utilice diferentes entonaciones para enfatizar puntos importantes y mantener la atención.
- Cree una atmósfera agradable: Un ambiente relajado y divertido puede ayudarlo a improvisar con más facilidad.
- Grabe sus sesiones: Escuche sus grabaciones para identificar sus puntos fuertes y débiles.
- Busque un mentor: Un locutor experimentado puede brindarle consejos personalizados y ayudarle a mejorar su técnica.
Ejercicios prácticos para mejorar su improvisación
Bueno, esa es la teoría. Sin embargo, usted deberá encontrar la forma de practicar en casa o incluso en la misma cabina de radio mientras suenan la música y los comerciales. Como sea, lo importante es que ensaye, practique, haga pruebas.
Recuerde que un atleta olímpico entrena hasta 8 horas diarias preparándose para una competencia que solo se realiza cada 4 años. Usted, como locutor, tiene que hablar todos los días.
Si quiere lograr un éxito profesional, haga como los atletas: ensaye, practique, haga pruebas.
Aquí le propongo algunos ejercicios prácticos para mejorar sus habilidades de improvisación:
Ejercicios solos:
- Monólogo diario: Elija un tema aleatorio cada día y hable sobre él durante 5 minutos. Puede grabarse para analizar su desempeño después.
- Descripción de objetos: Describa un objeto común en detalle, utilizando adjetivos, metáforas y comparaciones.
- Cuénteme una historia: Invente una historia corta a partir de una palabra o frase aleatoria. Puede hacerla divertida, triste, o surrealista.
Ejercicios en pareja o grupo:
- Improvisación teatral: Actúe pequeñas escenas con un compañero, cambiando de personaje y situación constantemente.
- Debate improvisado: Elija un tema controversial y debata con un compañero, defendiendo puntos de vista opuestos.
- Juego de palabras: Cree palabras nuevas a partir de palabras existentes o juegue con las rimas.
- Cuentacuentos colaborativo: Cada participante añade una frase a una historia en desarrollo.
Ejemplos de temas aleatorios para sus monólogos diarios:
Para entender mejor esos ejercicios y facilitar su entrenamiento, a continuación presento algunos ejemplos que le pueden servir de inspiración:
- Un objeto cotidiano: Elija un objeto común, como un lápiz, una taza o un reloj, y hable sobre su historia, su función y su impacto en la sociedad.
- Un lugar imaginario: Cree un lugar ficticio, describiendo su paisaje, sus habitantes y su cultura.
- Un animal: Seleccione un animal y hable sobre sus características físicas, su comportamiento y su importancia en el ecosistema.
- Un sentimiento: Elija un sentimiento, como la alegría, la tristeza o la ira, y hable sobre cómo se manifiesta en usted y en los demás.
- Un recuerdo: Recuerde un momento importante de su vida y descríbalo en detalle, incluyendo sus emociones y pensamientos.
- Un futuro hipotético: Imagine cómo sería el mundo en 100 años y hable sobre los avances tecnológicos, los cambios sociales y los desafíos que enfrentará la humanidad.
- Un superpoder: Si usted pudiera tener un superpoder, ¿cuál sería? Explique cómo lo usaría y qué impacto tendría en el mundo.
Conclusión
Afortunadamente ya no existe la licencia de locución en Colombia ni en la mayoría de los países que defienden la libertad de expresión, pero esa no es una disculpa para que usted deje de perfeccionar su puesta al aire.
No solo los oyentes lo preferirán: le aseguro que sus jefes lo tendrán más en cuenta y sus oportunidades de empleo y otros trabajos se multiplicarán gracias a su profesionalismo.
En pocas palabras, las luces de las calles de su carrera estarán siempre en verde gracias a la seramo… semora… sefaro… semaforización electrónica de sus habilidades de improvisación…