Uno de mis momentos favoritos en radio era dar el número telefónico y recibir las llamadas de los oyentes. Durante las dos horas que duraba, por ejemplo, la ‘Conexión Virtual’ en Caracol Estéreo de Bogotá al mediodía, a finales de los 90, recibía entre 200 y 230 llamadas diarias de gente pidiendo sus canciones favoritas.
Me sentía feliz porque el teléfono no paraba de sonar. Eso me hacía creer que la emisora era una locura, y efectivamente mi turno creció en oyentes en esa época.
Sin embargo Caracol Estéreo –que yo recuerde- nunca estuvo entre los primeros 10 lugares de audiencia.
Un día, mirando las cifras de audiencia, conocí que a la emisora la escuchaban unas 200.000 personas al día y unas 80.000 al mediodía, durante mi turno. Es decir, que esas 200 llamadas solo representaban el 0.4% de mi audiencia. ¡Ni siquiera el 1%!
Y esta es una situación común en la radio. Hay locutores que lo único que se les ocurre decir al aire es que llamen a la emisora o que se comuniquen de todas las formas posibles (Twitter, Facebook, Instagram, página de internet, y ahora especialmente Whatsapp) y yo me pregunto, ¿para qué?
Muchos dicen, “pida su canción favorita”. A mí me llamaban hasta 230 personas en 2 horas y solo alcanzaba a poner 20 o 22 canciones. Eso quiere decir que había otras 200 personas que quedaban frustradas por no poder escuchar su canción favorita.
Y hay algo peor: es común ver a disc-jockeys pidiéndoles a sus oyentes que llamen, y dejan el teléfono descolgado. ¿Entonces, para qué piden que los llamen?
Asimismo, es posible que contesten, pero ni siquiera anotan las llamadas ni llevan estadísticas, ni aprovechan las llamadas para conversar con los oyentes y conocer sus gustos o necesidades.
Pero lo que me parece más curioso es que hay radiodifusores que creen que si nadie llama es porque nadie los está oyendo, y es que la gente cuando escucha radio, primero que todo ni se da cuenta de que lo hace.
La gente no está pendiente de la emisora. Solo la tiene como un acompañante fantasma, que le pone buena música. Por eso se aguantan muchas veces –y sin darse cuenta- los 10, 15 o 20 minutos de comerciales que son tan normales hoy en día en las emisoras musicales, ¡y no cambian el dial!
Pero digamos que están hablando de un tema interesante. ¿Usted realmente cree que todas esas personas están pendientes para llamar a participar?
La gente tiene una vida. Estudia, trabaja, hace vueltas, acompaña a su pareja, lee, mira la pantalla de su celular… En general, y especialmente con las emisoras musicales, los oyentes están distraídos y escuchan la radio sin prestarle mucha atención.
Haga esta prueba: cuando salga de la emisora mire el comportamiento de la gente en la calle, oficinas, transporte. Mire a sus hermanos y familiares, a sus amigas y novios.
¿Cuántos están llamando a participar en una emisora? ¿Cuántos están pegados al WhatsApp tratando de comunicarse con la estación? ¿Cuántos están pegados al radio esperando a que “abran las líneas” para llamar a participar de un tema, pedir una canción o ganarse un concurso?
Si usted ha pasado por varias emisoras de su ciudad, ¿no ha encontrado que los que llaman son los mismos que lo llamaban a la emisora anterior?
Las llamadas son un espejismo.
Por ejemplo, cuando uno recibe una llamada para pedir una canción no se sabe si la persona que llama es del target de la emisora. No se sabe si es un familiar del artista, o si es un promotor de una disquera o cantante.
Ni siquiera se sabe si es alguien de la emisora de la competencia que te está llamando para que pongas una canción mala (yo lo hice un par de veces y me funcionó… jajajajaja).
Bueno, eso son los teléfonos. ¿Y qué pasa con las redes sociales y WhatsApp? ¡Lo mismo! Creemos que, porque invitamos a los oyentes a participar, a opinar o a pedir una canción y recibimos 10 mensajes, 45, o 100, es porque nos está oyendo «todo el mundo», sin entender que esa es una pequeñísima porción de nuestra audiencia, y esa muestra no es representativa.
Una encuesta hecha por expertos, como las del ECAR o los departamentos de investigación de las grandes cadenas, que hacen investigaciones telefónicas, manejan sus muestras de manera balanceada, teniendo en cuenta la edad, el sexo y los niveles socioeconómicos, calculando el margen de error y vigilados por expertos en la materia, pero ni en las llamadas que recibimos ni en los mensajes que nos escriben sabemos quién nos está escribiendo, ni cuáles son sus intenciones.
Mi humilde recomendación, motivada esencialmente no como experto sino por el simple sentido común, es que si bien es importante mantener contacto con los oyentes y conocer sus gustos y preferencias, no debemos creer que “todo el mundo” nos está escuchando porque recibimos 50 llamadas o 100 mensajes de WhatsApp, pero tampoco que la emisora no la oye nadie porque durante el turno nadie se comunicó con nosotros.
De hecho, lo invito a que haga este experimento: mire la lista de mensajes que ha recibido en la última semana. Ahora mire cuántos de esos mensajes y llamadas vienen de los mismos números. Se dará cuenta de que lo que parece una inmensa cantidad de gente que se comunica con usted, muy posiblemente sea un número reducido en el que llaman los mismos de siempre.
La emisora debe tener una programación escrita bien balanceada, con canciones nuevas y viejas, alegres y lentas, que representen los gustos de los oyentes, y los disc-jockeys la deben seguir al pie de la letra.
Una empresa invierte dinero en conseguir a los mejores programadores porque confía en que saben de radio, conocen las preferencias y gustos de los oyentes, saben manejar una ‘curva’ musical agradable que cautiva al oyente.
Ese director o programador debería dedicar buena parte de su tiempo a pulir su programación, a asegurarse de que las canciones que quedaron en el listado lleven un ritmo agradable, que hagan que el oyente no se pueda despegar porque cada canción es mejor que la anterior.
No dejemos que la emisora sea programada por los que llaman. Ellos solo buscan su satisfacción personal y, si no les ponen inmediatamente la canción que pidieron, la buscan en la emisora de la competencia, porque seguramente llamaron allá también. Esos son lo ‘llamadores profesionales’, no el común de la gente.
Y no caigamos en la trampa de las redes. Creemos que porque tenemos 500, 10 mil o 100 mil seguidores, todos leen nuestros mensajes y le prestan atención a lo que decimos.
Grave error.
Mucha gente sigue a otros simplemente por un impulso, porque ha oído que tal personaje está de moda o porque no tiene nada más que hacer.
Y si no, miren estos dos ejemplos:
Caso 1. Rita Ora:
Una cantante británica llamada Rita Ora tenía en noviembre de 2013 más de 4 millones de seguidores en Twitter alrededor del mundo. Ella confiaba ciegamente en ellos y estaba convencida de que sus seguidores estaban pendientes de ella.
Por eso decidió lanzar un trino en el que decía: «Publicaré mi nuevo sencillo el lunes si este mensaje alcanza los 100.000 retuits«.
¿Saben cuánta gente respondió? 2 mil personas.
¡Solo 2 mil de sus 4 millones de seguidores en todo el mundo estaban pendientes de lo que ella publicaba y quería participar en su llamado! (Si creen que me inventé esto miren este link: http://bit.ly/3Z0GWVB)
Caso 2. Tito López:
Este es más sencillo y personal. Hace 6 años, en enero de 2017, abrí mi cuenta de Instagram, pero desde entonces no he publicado nada. Ni una sola foto. La abrí solo para espiar a otras personas. Sin embargo, en este momento cuento con 1656 seguidores que, seguramente, no saben por qué me siguen.
Solo vieron un nombre conocido y decidieron seguirme. Pero les importa tan poco lo que publico (o lo que no publico) que ni siquiera se han dado cuenta y me tienen ahí, como a tantos otros…
Y un último consejo: los mensajes, las sugerencias y recomendaciones, e incluso los insultos y regaños debemos tomarlos con pinzas, porque cada uno de ellos representa solo el pensamiento de quien lo escribe, no el de los 80 mil, 300 mil o 1 millón de oyentes que tenga su emisora.
Sé que pueden llegar decenas de mensajes de felicitación, pero 1 solo mensaje negativo nos puede dañar el día e incluso vernos tentados a responder de manera grosera y en son de pelea y venganza.
No hay que desgastarse por un mensaje negativo, que viene de alguien que, probablemente, ni siquiera es oyente habitual de la emisora, o que simplemente quiere dañarle el día al locutor. Al fin y al cabo, ese es uno de los usos más comunes en las redes sociales hoy en día. Gente que se escuda en el anonimato para causar malestar y odio.
¿Entonces, dejo de usar WhatsApp en mi emisora?
Claro que no. WhatsApp se ha convertido en una gran herramienta para interactuar con la audiencia, junto con las redes sociales.
Lo que hay que aprender es a usar esas herramientas, no para que ‘manden saluditos’ o para pedir canciones, sino para sacarle un verdadero provecho y fidelizar a la audiencia, haciendo que se quedan por más tiempo y regresen a encontrar más contenidos nuevos.
¿Y cómo lograrlo?
Como programador de radio experimentado, puedo ofrecerle una lista de actividades que puede realizar utilizando WhatsApp para atraer, retener y fidelizar a su audiencia:
- Cree un grupo de WhatsApp para su audiencia: Esto le permitirá interactuar con ellos de una manera más directa y personal. Puede usar el grupo para compartir noticias, actualizaciones, entrevistas, contenido exclusivo, y mucho más.
- Envío de recordatorios de programas: Envíe mensajes antes de sus programas en vivo para recordar a su audiencia cuándo estará al aire y qué temas o invitados especiales tendrá. Esto aumentará la participación en tiempo real.
- Concursos y premios: Organice concursos en WhatsApp con preguntas relacionadas con su programa y ofrezca premios atractivos. Esto incentivará a su audiencia a seguirlo y participar activamente.
- Sondeos y encuestas en vivo: Realice encuestas y sondeos en tiempo real durante sus transmisiones para involucrar a su audiencia y obtener su opinión sobre temas específicos o la dirección del programa.
- Personalización de su contenido según la ubicación de su audiencia: Esto le ayudará a llegar a más personas que estén interesadas en su contenido.
- Historias y momentos destacados: Utilice la función de Historias de WhatsApp para compartir momentos destacados de sus programas, detrás de escena, entrevistas cortas y contenido exclusivo.
- Suscripciones VIP: Ofrezca una suscripción VIP a través de WhatsApp donde los oyentes puedan recibir contenido exclusivo, acceso temprano a programas, descuentos en eventos o mercancía, y mensajes personalizados.
- Grupos de discusión: Cree grupos de discusión de WhatsApp relacionados con su programa donde los oyentes puedan debatir temas, hacer preguntas y compartir sus opiniones. Esto fomentará la comunidad.
- Preguntas y respuestas en vivo: Realice sesiones regulares de preguntas y respuestas en vivo a través de WhatsApp, donde los oyentes puedan hacer preguntas directas a los presentadores o invitados.
- Envío de podcasts y grabaciones: Comparta enlaces directos a sus podcasts y grabaciones de programas anteriores a través de WhatsApp para que los oyentes puedan ponerse al día o escuchar en su tiempo libre.
- Noticias y actualizaciones: Mantenga a su audiencia informada sobre noticias y actualizaciones relacionadas con su programa, como cambios en horarios, nuevos segmentos o próximos eventos.
- Publicación de contenido multimedia, como fotos, videos y GIFs: Esto le ayudará a captar la atención de su audiencia y mantenerla comprometida.
- Ofrecimiento de descuentos y promociones especiales: Esto es una forma de recompensar a sus oyentes más leales.
- Uso de Whatsapp Business para automatizar sus comunicaciones: Esto le ayudará a ahorrar tiempo y ser más eficiente.
- Integración de Whatsapp con su sitio web o aplicación: Esto facilitará a sus oyentes conectarse con usted.
- Uso de Whatsapp para promocionar sus eventos y conciertos: Esto es una excelente manera de generar ventas de entradas.
- Feedback y opiniones: Invite a su audiencia a proporcionar comentarios y opiniones sobre su programa a través de WhatsApp. Escuchar a su audiencia le ayudará a mejorar la calidad de sus transmisiones.
Además, aquí hay algunos consejos adicionales para usar WhatsApp con éxito:
- Utilice un tono de voz formal y respetuoso.
- Sea breve y conciso.
- Cree contenido atractivo y relevante.
- Sea constante con sus publicaciones.
- Mida el éxito de sus campañas.
Conclusión
Ante todo, recuerde siempre obtener el consentimiento de sus oyentes antes de agregarlos a grupos de WhatsApp o enviar mensajes promocionales.
También recuerde que la clave para atraer, retener y fidelizar a su audiencia a través de WhatsApp es mantener un equilibrio entre el contenido promocional y el contenido de valor, y estar siempre abierto a la interacción y retroalimentación de sus seguidores.
No se quede simplemente en recibir ‘mensajitos’ y complacencias. Ojalá yo hubiera tenido una herramienta como WhatsApp en mi época para interactuar más de cerca con mis oyentes…