Una de las voces más recordadas en Colombia es la del genial Otto Greiffenstein, un locutor comercial y presentador de radio y televisión que, gracias a su estilo y manejo particular de la voz, era el preferido para anunciar productos y servicios de gran clase.
Si una marca de whisky, un hotel de alta categoría, una marca de moda sofisticada o una marca de carros de alta gama quería hacer un comercial, Greiffenstein siempre se convertiría en la primera opción.
Marcas tan prestigiosas como Marlboro y Avianca lo tuvieron como voz principal porque sabían que el público le creería.
Pero, además, muchos recordamos la forma de presentar “La hora del regreso” y, especialmente, “La noche fantástica” de Caracol y Caracol Estéreo en los años 70, 80 y 90. Su voz cálida, tranquila y sofisticada, con sus comentarios justos, medidos y sugerentes, hacían de estos programas la compañía perfecta para momentos especiales de la noche o al regresar a casa los fines de semana.
A mi llegada a Bogotá en 1988 me sorprendí al escuchar algunos comerciales con una voz muy parecida a la suya. Tenía la misma entonación, imitaba perfectamente su voz, hasta el punto de que muchos, en el medio, lo llamaban ‘Ottico’.
‘Ottico’ era la versión barata y económica de aquellos anunciantes que no podían pagar las tarifas de Greiffenstein.
Algo parecido sucedió con uno de los presentadores de noticias más reconocidos por la audiencia de radio de la capital. Acostumbraba llamar la atención en cada titular al decir, con su tono especial, “¡Alerta, Bogotá”, y anuncios como “¡Increíble!” y “¡Urgente!” antes de cada noticia judicial.
Estoy hablando del recordado Cristóbal Américo Rivera, un médico cirujano de la Universidad Nacional de Colombia que prefirió dedicarse a la locución de noticias enfocadas a los segmentos más populares de la población.
Justo por la misma época de mi llegada a Bogotá, el señor Rivera, que presentaba las noticias en Radio Reloj, recibió una buena oferta económica para irse a trabajar a Radio Súper, dejando vacante su puesto de locutor en la otra emisora.
En su reemplazo quedó Pedro González, quien luego de graduarse de Comunicador Social comenzó a trabajar junto a Alberto Piedrahíta Pacheco y el grupo de deportes de Caracol. González, que siempre ha tenido una chispa de humorista, acostumbraba imitar de manera graciosa a don Cristóbal frente a sus compañeros de trabajo, así que cuando Rivera se fue, le pidieron que se sentara a leer las noticias imitándolo para que no se notara tanto su ausencia.
Lo cierto es que el público se dio cuenta rápidamente de la imitación y prefirió irse a escuchar al original en Radio Súper. Afortunadamente para González, su vena humorística lo llevó a crear una carrera sólida de humorista, gracias a su personaje “Don Jediondo”.
Muchos de quienes hacemos radio comenzamos escuchando a grandes locutores y presentadores que influyeron en nosotros. Sus voces y su estilo nos impactaban y queríamos ser como ellos algún día. Y es muy probable que comenzáramos nuestras carreras tratando de sonar igual a ellos.
Sin embargo, muy pronto descubrimos, al igual de ‘Ottico’ y ‘Don Jediondo’, que imitar a alguien no funciona y que, aunque nuestra voz suene parecida a la de las grandes estrellas, eso no es suficiente para triunfar. Tenemos que encontrar nuestro estilo propio.
Al final, aunque de entrada una buena voz atrae, la gente se queda escuchando a un talento por lo que dice, por lo que entrega al aire y, especialmente, por la forma en que lo dice. De esta forma, es muy posible que se quede escuchándolo más seguido y por más tiempo.
¿Qué quiere escuchar la gente?
A la gente le encantan los presentadores de radio que poseen grandes cualidades, pero esas cualidades son diferentes para cada oyente. Todo depende del tipo de persona con la que alguien quiera pasar el tiempo como oyente.
A algunos les encantan los presentadores extravagantes y ruidosos porque «rompen las reglas», «dicen las cosas como son» o «no les importa ser correctamente políticos». En cambio, otras personas creen que ese tipo de presentadores son arrogantes, desagradables y ofensivos.
A algunos les encantan los presentadores tranquilos y correctos, que les recuerdan las agradables charlas al desayuno con sus padres. Otros encuentran este estilo de radio, el que muestra al presentador como un “miembro ideal de la familia”, dolorosamente aburrido.
A algunos les encantan los presentadores narcisistas que presentan exclusivamente contenido sobre sus propias vidas. Algunos buscan presentadores de noticias cultos y sabios que les enseñan sobre lo que pasa mundo. A otros les gustan los locutores de radio infantiles e irónicos.
Algunos quieren presentadores fluidos, que nunca se enredan al hablar y que siempre suenen como si estuvieran teniendo el mejor día de sus vidas. Otros se sienten más cómodos con locutores que suenan como personas normales, que ocasionalmente titubean al hablar y tienen ocasionalmente un desliz aquí y allá.
Y, claro, las voces de los presentadores de radio también juegan un papel en esto. Algunos suenan como si vivieran de fiesta todo el tiempo, mientras que otros suenan como si fueran nuestros papás.
Los oyentes evalúan de manera inconsciente qué cualidades tienen los presentadores a partir de lo que hablan y de la forma como usan sus voces para hablar.
Como se ve, es realmente difícil definir qué es lo que hace bueno a un presentador de radio, porque, como hemos visto, diferentes audiencias quieren diferentes tipos de personas frente al micrófono.
Sin embargo, en todos los estilos de presentación, hay una cualidad que tienen los mejores y que les permite hacer buena radio, independientemente del estilo y el contenido.
Diseño de conversación
En el argot de la radio, cada vez que un locutor abre sus micrófonos entre canciones, anuncios o boletines de noticias, se dice que hace una ‘salida al aire’. Estas salidas al aire generalmente se componen de un presentador que habla solo o con sus colaboradores, entrevistados o personas que llaman.
Independientemente de quién lo acompañe, los mejores presentadores de radio crean, de manera constante, buenas conversaciones durante esas salidas al aire gracias a la forma como diseñan y gestionan esos períodos de conversación.
Esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo y se puede comprobar fácilmente. Solo hay que pensar en cuántas conversaciones normales o malas tenemos en el día a día con la gente que nos rodea.
A veces, uno empieza a hablar con un amigo y no se dice nada interesante. No hay nada entretenido o interesante en la conversación. Podría ser que la charla simplemente se apague o, peor, que la otra persona se ofenda con lo que uno le dijo.
También puede ser que la otra persona se distrajo, no prestó atención o simplemente no entendió lo que uno le dijo. O al revés, puede ser que sea usted quien no entendió el chiste de su amigo o no le interesaba lo que él decía.
Por todo lo anterior queda claro que un buen locutor o presentador de radio necesita cuidar y preparar crear cada una de sus salidas al aire. Eso significa inventar muchas buenas conversaciones, ya sean divertidas, interesantes, estimulantes, emocionalmente conmovedoras o cualquier otra cosa.
No importa cuál sea su estilo o de qué les gusta hablar. Los mejores presentadores de radio diseñan las conversaciones con mucho cuidado. Antes de hablar, evalúan una parte del contenido y descubren la mejor manera de contarlo para lograr el efecto deseado.
Un buen presentador de radio decide con anticipación qué estado de ánimo y tono es el más apropiado para entregar ese contenido. Mide las fortalezas y debilidades de todos en el estudio para descubrir la mejor manera de utilizar sus cualidades, procurando que la dinámica de conversación entre los participantes haga que la conversación sea más entretenida.
En pocas palabras, un buen presentador tiene una idea clara de lo que quiere lograr al realizar cada salida al aire.
Las 3 acciones que distinguen a un gran presentador de radio
Generalmente, cuando un novelista comienza a escribir un libro, sabe de antemano cómo va a terminar su historia. Lo mismo sucede en el cine o en la televisión: siempre se sabe cómo llamar la atención al iniciar la historia y, especialmente, cómo va a ser el final, ojalá de manera memorable.
También he puesto el ejemplo en ocasiones anteriores de lo que pasa en un equipo de fútbol: El portero hace el saque, la pelota la reciben en el medio campo y la pasan al delantero para que marque el gol. La idea no es quedarse jugando en el medio del campo eternamente a ver qué pasa.
Lo mismo debería pasar con cada salida al aire durante su programa o su turno al aire. Sí, aunque lo único que usted haga sea presentar canciones.
Un buen presentador de radio debe saber:
1. Cómo iniciar cada salida al aire. Igual a como sucede con una canción, los primeros tres a seis segundos son cruciales para enganchar al oyente. Se necesita un ‘gancho’ que capte la atención y sugiera que lo que sigue será interesante y valdrá la pena quedarse.
2. Cuánto tiempo debe durar cada salida al aire. Algunas conversaciones pueden alargarse porque el contenido es complejo e interesante. Otras necesitan ser muy cortas, porque el contenido no tiene mucha profundidad o porque la finalidad de esa salida es cubrir parte del contenido y dejar el resto para más adelante.
3. Cómo finalizar cada salida al aire. Los mejores presentadores saben cómo van a terminar su salida al aire, incluso si nada surge espontáneamente. Podrían tener una pregunta, un remate o una idea guardada para tal fin.
Pero los mejores presentadores también están pendientes de que se presente un momento de clímax inesperado e impredecible, y están listos para terminar su salida al aire en cualquier momento si creen que llegó el final perfecto.
7 situaciones que encontrará como presentador de un programa de radio
Una vez que usted entienda cómo crear y entregar sus historias al público tendrá que saber cómo enfrentar 6 situaciones comunes buenas y malas que se presentan en un programa. Aprenda a manejarlas para su beneficio.
1. Invitados tímidos, distraídos o aburridos
A veces, el personaje al que se supone que usted debe entrevistar es claramente tímido, aburrido o simplemente puede estar drogado. Sí, suele pasar y es importante que usted lo sepa antes de abrirle el micrófono.
En este caso, es una buena idea conducir agresivamente la entrevista, estructurando la conversación con muchas preguntas a través de las cuales puedes guiar al entrevistado. También puede hacer preguntas simples que tengan respuestas fáciles. Así mismo, tenga a mano anécdotas que pueda contar, en caso de que el entrevistado pierda el hilo.
2. Colaboradores divertidos
Si sus lectores de noticias y deportes son interesantes y divertidos, muchas veces lo único que hay que hacer es dejarlos brillar, sugiriéndoles temas interesantes y que tengan que ver con su especialidad. Tíreles una idea o una historia y deje que ellos la desarrollen. Guarde silencio si cree que lo que usted quiere aportar podría frenar el impulso de lo que hablan.
Usted no tiene que hablar todo el tiempo para ser reconocido. Muchas veces la gente lo admirará por haber sabido quedarse callado mientras dejaba que sus compañeros de mesa brillaran. Esa habilidad siempre será muy bien reconocida.
3. Colaboradores que no aportan
Ocasionalmente se da la situación de que sus colaboradores realmente no tienen nada que aportar, excepto sus voces para noticias o boletines de tráfico. En esos casos, use contenido que pueda contar usted mismo, sin participación de los otros, como si fuera un monólogo
4. Colaboradores conectados
A veces, sus colaboradores entienden cómo hacerle juego a lo que usted dice, lo que significa que entienden cuándo responder estratégicamente para darle más impacto al contenido. Esto podría ser a través de exclamaciones, risas u objeciones en los momentos adecuados.
Esto es especialmente usado cuando usted es el encargado de presentar el contenido, cuando el tema no se presenta como una conversación sino como un monólogo pero que se mejoraría con esas pequeñas intervenciones de acompañamiento.
5. Cuando se cuentan historias o situaciones
Puede ser que su contenido trate acerca de historias, situaciones o anécdotas. Por ejemplo: «Qué tan difícil es aprender a conducir un carro».
Si usted quiere que sus compañeros de mesa o incluso sus oyentes participen, deberá juzgar si quienes van a hablar son buenos contando historias. Si lo son, decida cómo va a entretejer sus anécdotas con el tema que está tratando en su salida al aire.
Y, eso sí: si esas personas no son buenas contando historias, si no tienen la chispa, la desenvoltura y el conocimiento necesarios, no les permita hablar. Hable usted solamente. Hay invitados y colaboradores tan aburridos que, como decía un antiguo jefe mío, “duermen a las ovejas” …
6. Manejo de opiniones
Hay ocasiones en las que su contenido quiere generar opiniones. Ejemplo: «nunca es aceptable conectarse con el ex de su amiga».
Con este tipo de contenidos debe juzgar si los colaboradores tienen ideas interesantes o si el debate es demasiado personal para que participen sin problemas, incorporarlos o excluirlos según su criterio.
Eso sí: tenga cuidado al manejar temas de relaciones personales, no porque sean complicadas sino porque muchos de los temas y la forma en que se manejan ya están gastados y repetitivos.
Contenido acerca de relaciones de pareja todavía pueden funcionar al aire, pero realmente es necesario asegurarse de que se manejen desde un nuevo ángulo o que se traten de una historia tremendamente única.
7. Colaboradores inmaduros
El hecho de que alguien esté sentado en su mesa no quiere decir que pueda hablar o participar en todos los temas al aire. Aquí no funciona la democracia del micrófono. Solo deberían hablar quienes estén capacitados e idóneos para hacerlo.
A veces, alguien en el estudio no tiene la madurez emocional para hablar acerca de un tema en particular. Es crucial mantenerlos alejados cuando se trata de contenidos profundos y emocionales, en particular.
Conclusión
La radio enfrenta más retos hoy que nunca. Las plataformas digitales, los pódcasts y las redes sociales le roban tiempo e interés a la radio y la llamada Inteligencia Artificial amenaza, incluso, la locución y hasta la producción de contenidos.
Nunca antes se había hecho tan necesario que un locutor o presentador de radio prepare lo que va a decir y aprenda a entregarlo de manera entretenida, corta y muy clara a sus oyentes.
Ya no se vale abrir el micrófono y decir lo primero que se nos ocurra. Tampoco vale el tener una voz grave, sedosa y seductora. La gente quiere contenidos que le aporten, cosas que no encuentra en internet, situaciones que le generen alguna reacción o sentimiento.
Sea profesional. Prepare sus contenidos. Piense antes de hablar. Planifique sus salidas al aire. La m´úhttps://www.facebook.com/Oscar.Tito.Lopezsica se encuentra en todas partes, Para eso no hay que escuchar radio…
Muy buena nota, para la persona que desea mejorar en su carrera como locutor,Mu gusta mucho sus consejos, el estilo de la radio está cambiando en muchas áreas, en cómo presentar al aire el mínimo comentario.