En mis inicios en radio yo no quería trabajar en las grandes cadenas. Prefería la radio independiente, donde hay más libertad de acción, donde las decisiones se toman más rápido, donde no hay que lidiar con muchos jefes y donde los dueños son tus amigos.
Sin embargo, y gracias al éxito obtenido con Veracruz Estéreo en Medellín y 88.9 Súper Estéreo de Bogotá, fui llamado en 1989 a dirigir el proyecto Radioactiva de Caracol Radio, que había sido lanzado en mayo de ese año y que no había tenido el éxito deseado, en parte por la dura competencia contra las dos emisoras mencionadas.
Luego de rechazar la oferta un par de veces, el presidente de Caracol dijo que quería reunirse conmigo para explicarme en qué consistía el proyecto y por qué quería que yo fuera el director.
Ricardo Alarcón, luego de escuchar pacientemente todas las razones por las que yo no quería trabajar allí, me explicó en pocas palabras su idea: crear una cadena de radio enfocada al público joven y que tuviera presencia en todo el país, y yo sería el encargado de sacar adelante ese proyecto.
Aunque me hizo una oferta económica imposible de rechazar, ese no fue el principal motivador para aceptar el reto. Fue su visión, su manera estratégica de mirar la radio y, sobre todo, saber que tendría todo su apoyo.
El 15 de agosto de ese año inauguramos Radioactiva Medellín y el 9 de febrero de 1990 viajamos a Cali para lanzar la emisora en la tercera ciudad más importante del país.
Yo conocía muy poco del señor Alarcón. De hecho, cuando me citaron a hablar con “el presidente de Caracol”, yo ni siquiera sabía quién era. Realmente, no me importaba. Creía que nunca iba a trabajar allí. Veía esas empresas como grandes emporios burocráticos en los que uno simplemente pasa a ser una ficha más en su juego por el poder.
Para el viaje a Cali nos acompañaron un par de vicepresidentes, el gerente nacional de programación y sintonía y el señor Alarcón. De manera estratégica, y sin yo sospecharlo, me dieron una silla en el avión junto a él. Claramente quería saber más de mí, de mi carrera y de mis expectativas, aunque siento que terminé siendo yo el entrevistador.
Como gran comunicador que es, seguramente viendo mi timidez y nerviosismo, se abrió a contarme su carrera en la radio. Me contó que era ingeniero sanitario, que había cargado cables en las transmisiones deportivas mientras hacía sus prácticas universitarias y que, incluso, tuvo un programa de rock en el que pasaba música de Led Zeppelin y Black Sabbath.
En pocas palabras, era un verdadero hombre de radio. Acababa de pasar por la gerencia comercial de Caracol y ahora, a sus 35 años -la misma edad mía- había recibido la presidencia de la cadena de radio más importante del país. Solamente llevaba dos años en ese cargo.
Fueron muchas sus enseñanzas y, seguramente, en un artículo posterior hablaré de eso. Pero, por ahora, quiero compartir con ustedes su visión actual de la radio y de lo que le puede esperar en el futuro.
Ricardo Alarcón fue invitado a dar una charla virtual ante la ARCHI, que es la Asociación de Radiodifusores de Chile, en su convención anual. Es que Alarcón ha tenido una vasta experiencia internacional y se ha convertido en un gran referente de las comunicaciones.
Alarcón ha sido periodista, gerente comercial, gerente de mercadeo. Presidente de Caracol Radio en 2 oportunidades. Fue el primer presidente de Caracol Televisión. Luego, presidente de RTI Televisión. Más adelante viajó a Ecuador como presidente de Ecuavisa.
Con la compra de Caracol Radio por parte del grupo español Prisa, se convirtió en director internacional de Prisa Radio y en miembro principal del consejo de administración de la misma empresa en España. Actualmente es presidente y socio del Grupo Factorial, empresa de proyectos de comunicación creada por él.
Y en lugar de usar las palabras ‘consultor’ o ‘asesor’, que son los términos que habitualmente se utilizan para denominar el trabajo que realizan empresas como la suya, Alarcón prefiere emplear un nuevo vocablo: “sugerente”, es decir, que sugiere lo que se debería hacer.
En su charla, titulada “Anacronismo creativo”, el señor Alarcón llama la atención acerca de la parálisis que sufren muchos radiodifusores ante el miedo que les ha generado la llegada del mundo digital, con las redes sociales y las múltiples plataformas, incluyendo los pódcasts, y con una visión muy optimista nos dice que en la radio “tenemos muchísimas posibilidades, como nunca nos las soñamos”.
Nos recuerda que las redes sociales solo se tienen a sí mismas, pero, por el contrario, la radio tiene su tradicional gran cobertura y penetración, que sigue siendo masiva, pero también puede usar las redes y las plataformas digitales como complemento. Es decir, cuenta con lo mejor de los dos mundos.
Esa visión optimista la complementa con una serie de acciones que él, como ‘sugerente’, cree que cualquier radiodifusor debería tener en cuenta en el entorno digital al que nos enfrentamos.
A esa lista de propuestas la llama “El decálogo del sugerente”, y estos son sus puntos:
1. No temerle a lo digital, pero sí respetarlo
No podemos dejarnos acorralar por lo digital. Creemos que solo lo entienden las nuevas generaciones. No podemos dejar que ese entorno sea manejado por practicantes o personas inexpertas por el solo hecho de ser jóvenes.
Lo digital debe ser manejado por profesionales del mismo nivel que los de las demás áreas de la empresa.
2. Mezclemos lo analógico con lo digital
Es una forma de camuflar el problema de las tarifas. De esta forma se crean productos que se pueden potenciar a nivel de audiencia y cobrar de una manera diferente el costeo programático, tal como se maneja en el mundo digital.
Así la radio puede tener en sus manos, como se mencionó arriba, lo mejor de los dos mundos: llegar a audiencias masivas y, al mismo tiempo, a diferentes nichos más personalizados.
3. Lo digital nos facilita volver al origen de la radio: la comunidad
Ante la posibilidad de usar las redes sociales y las plataformas como complemento, podemos volver al origen creando comunidades a partir de la especialización de cada emisora: su música, el público al que está dirigida, los temas que habla.
Las emisoras juveniles en Colombia se volvieron fuertes hablando de las actividades culturales, deportivas y recreativas de colegios y universidades. La gente conoció a las grandes figuras deportivas gracias a las transmisiones de radio. La presencia en el pueblo, en el barrio, en las calles, resaltó la importancia de lo local, muy conectados con las comunidades.
4. “Hibridicemos” (sic) la radio con el pódcast
Hay que entender las particularidades de la radio y del pódcast, pero se pueden hacer ejercicios híbridos que mezclen ambos géneros, ya sea usando grabaciones editadas de programas de radio ya emitidos o llevando pódcasts a espacios de radio.
Por ejemplo, en Estados Unidos se usa el pódcast como piloto de un programa de radio. Si funciona bien en las plataformas de audio se lleva a la radio. De hecho, ya existen emisoras cuya programación consiste únicamente en pódcasts.
Sin embargo, debemos definir si queremos ser productores o agregadores de pódcasts. Hacer ambas cosas de manera simultánea es muy difícil.
5. Aprovechemos el mundo digital para multiplicar nuestra capacidad de hacer eventos
La radio tiene una gran capacidad de crear grandes eventos, y la pandemia nos ha enseñado algo muy importante: solo basta comparar los costos, el tiempo invertido, los locales utilizados, la infraestructura de sonido y demás puntos que había que tener en cuenta al crear una actividad anteriormente con lo que se puede hacer hoy en día en el mundo digital.
Hoy en día se pueden crear eventos y actividades digitales hechos a la medida para cada cliente con unos costos y una logística mucho más sencillos y con buenos resultados comerciales.
6. Tomémonos en serio otras fuentes de ingresos, como los derechos de autor
Los derechos de autor son una industria muy próspera en la actualidad y se convierten en una oportunidad de mirar más allá de la venta de publicidad tradicional de anuncios en radio. Hay que mirar seriamente la forma de obtener ingresos por derechos de autor, tal como la industria de la música lo hizo para salir de la crisis.
7. No nos volvamos locos con el video
El video es un recurso, pero no debemos creer que nos vamos a convertir en una empresa de televisión de la noche a la mañana. Muchos de los profesionales de la radio se olvidan de lo que hacen porque creen que ahora van a ser más populares y de esta forma se pierde el rumbo de lo que es la radio. Hay que manejar el video en su justa dimensión.
8. Afinemos las mediciones de audiencia, nos están haciendo ver viejos
Mientras lo digital cuenta con mediciones exactas y en tiempo real, la radio sigue haciendo encuestas que, aunque han mostrado ser muy acertadas a lo largo del tiempo, sus metodologías ya se ven obsoletas por el público en general y por los compradores de medios en particular.
Recordemos que quienes toman las decisiones de compra en las agencias y centrales de medios son personas generalmente muy jóvenes, que solo creen en lo digital y ven cualquier otra opción como algo obsoleto.
9. El DJ puede salvar la radio musical
Tratar de complacer musicalmente al oyente solo con música cada vez se volverá más difícil porque las plataformas digitales tienen algoritmos que “aprenden” de los gustos individuales de cada usuario.
Hay que volver a los orígenes de la radio cuando el disc-jockey era el que lanzaba las canciones, el que arriesgaba, el que recomendaba una canción porque tenía el conocimiento para pensar que podía convertirse en un éxito. Esto es algo que no puede ser replicado actualmente por las plataformas de streaming.
10. Repensemos la forma como estamos cubriendo el deporte.
El deporte es la mejor manera de atraer audiencias jóvenes, pero esa capacidad se está perdiendo actualmente porque no nos hemos cuestionado seriamente la forma como hacemos las transmisiones.
Por ejemplo, en España se está trabajando en que la transmisión de un partido de fútbol se concentre más en los datos, estadísticas y análisis que en la narración de lo que sucede en el campo de juego. La prioridad no está en el narrador sino en la mesa de comentaristas.
Conclusión
Si el título de este artículo se refiere al disc-jockey, al animador o locutor de radio, es debido a que mis escritos están enfocados, en su mayoría, a quienes hacen locución, a quienes trabajan con su voz y acompañan a los oyentes día a día.
En sus hombros -o en sus gargantas- recae en gran parte el peso y la responsabilidad del éxito de una estación de radio.
Sin embargo, la visión optimista de Ricardo Alarcón nos impulsa a seguir creyendo en ella, en su futuro y en todas las posibilidades que ofrece para seguir siendo relevante, masiva, poderosa y viable desde el punto de vista económico y comercial.
En su conversación con los radiodifusores chilenos, el señor Alarcón tocó muchos otros puntos importantes acerca del futuro de la radio. Lo invito a escuchar su charla en este video: