Esta nota fue realizada con base en información publicada por Tracy Johnson a través de su blog tjohnsonmediagroup.com
El oficio del programador de radio es realmente complicado, involucra tanto ciencia de lo que ya ha estado comprobado que funciona entre el público radioescucha, como arte y todo el sentimiento y la cadencia que este personaje de radio puede imprimir en la secuencia de canciones que tenga planeadas en la escaleta. Sin duda alguna debe haber un equilibrio entre ciencia y arte, justamente para que la radio conserve su esencia humana.
Durante los últimos meses ha habido ciertas discusiones entre los expertos de la radio y los medios en general, en donde se discute que las plataformas realizan playlists musicales de tendencias con base en la popularidad de las canciones, sin embargo, estas listas pocas veces podrán igualar el feeling que pone un programador al llevar a su audiencia a un estado emocional a través de la música.
La ciencia resulta medible, objetiva, se puede comparar y probar. Por ejemplo: ¿Cuántas canciones tocaste? ¿Cuánto duró el tiempo fuera del aire? ¿Se dijeron las menciones comerciales que se debían transmitir? ¿Los comerciales duraron el tiempo adecuado?
Por otra parte, el arte es subjetivo, no cuantificable y discutible. Por ejemplo: ¿Cómo hiciste sentir a tu público luego de cuatro baladas de lírica triste? ¿El contenido programado hace que las audiencias entiendan bien el concepto de la emisora? ¿El orden de las canciones resulta relevante para tu audiencia?
En la parte tangible, la programación resulta como ciencia porque se mide a través de los ratings PPM, se realiza a través de relojes que abarquen cuartos de hora.
La fórmula ganadora:
Según Tracy Johnson C + E = P (Contenido + Estilo = Personalidad de una emisora al aire).
Un gran programador comienza por lo básico, los cimientos, es decir, la ciencia. Luego de eso comienza a decorar y pintar un paisaje bello que guste a sus radioescuchas. Las dos son igualmente importantes, sin una característica, la otra resultará una acción vacía.
Y siempre recuerda: “Un científico creativo siempre desafía los argumentos o los estándares establecidos y buscan mejores maneras de obtener respuestas”.