10 consejos para enganchar a sus oyentes con sus historias

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Imagínese que usted está en un restaurante con algunos amigos. Todos se ríen, intercambian historias y discuten diferentes temas.

Ahora imagínese que las personas de la mesa de al lado están escuchando su conversación aunque no están invitados, pero usted lo nota y procura evitar que se vayan porque se da cuenta de que realmente están cautivados por su conversación.

Los programas de radio y los podcasts deben ser así.

Un locutor inexperto muchas veces tiene conversaciones no estructuradas, improvisadas y sin rumbo fijo. Esas conversaciones están bien cuando un par de amigos se reúnen a hablar babosadas en un bar, pero otra cosa es hablar para retener a los oyentes, que en su mayoría tienen su atención puesta en otras cosas.

Si usted realmente quiere enganchar a sus oyentes, si quiere tenerlos más tiempo conectados a su turno o a su programa, le recomiendo utilizar algunos trucos que usan los conductores de programas y locutores experimentados:

1. Aproveche lo que otros dicen para continuar la conversación.

Alguna vez participé en una especie de revista radial con 3 compañeros de mesa. Cuando terminaba una canción, cada uno leía una nota que había preparado con anterioridad, pero los demás no sabían de qué trataba.

Entonces era común escuchar a alguien hablar del gran evento de la noche anterior y que la siguiente persona dijera, “…y hablando del accidente ocurrido ayer…

No había conexión. Nadie prestaba atención a lo que el otro estaba diciendo. Creían que su labor era simplemente contar su historia, sin importar lo que los otros decían.

Si usted no le está siguiendo el hilo a lo que dice su compañero de mesa o simplemente no le interesa, es muy probable que cuando él termine usted simplemente diga, “Ah, ok” o “Increíble, ¿no?”.

La idea es prestarle toda la atención a lo que su compañero de mesa está hablando para complementar el tema o para reaccionar sinceramente. Recuerde que sí es muy posible que el oyente estuviera esperando una ampliación del tema y conocer el punto de vista de los otros participantes.

2. Balance de micrófono.

Trabajando en la radio de Costa Rica noté que es muy común, tanto en la radio como en la televisión, que haya programas en los que participan 2, 3 o más personas, pero no les gusta que haya un conductor principal.

Esto me parece un error. Creo que es clave que haya un conductor, porque es la persona que “pasa la bola” a los otros integrantes del equipo, mide los tiempos y lleva el ritmo del programa. Se asegura de sacar lo mejor de cada uno de los integrantes de la mesa y celebra sus intervenciones.

Pero hay casos contrarios. La historia dice que cuando el periodista Darío Arismendi iba a reemplazar a Yamid Amat en “6 a.m.” de Caracol habló con Baltazar Botero, un veterano conductor de radio que conducía los programas “Hola, buenos días” y “Pase la tarde” en esa misma cadena.

El primer consejo que le dio fue que, una vez tuviera el micrófono, no dejara hablar a los demás sino, más bien, que aprovechara el momento para mostrarse al aire.

En un programa de radio, nadie debería dominar la conversación. Nadie se debería quedar callado. Todos deberían están presentes y contribuyendo con sus conocimientos y fortalezas.

3. Intervención estratégica.

Algunas veces la conversación se queda dando vueltas sobre lo mismo; no avanza; se extiende más de lo planeado. Y si todos están participando en la conversación, es posible que nadie se dé cuenta.

Aquí es donde alguno de los integrantes debería interrumpir la charla mediante alguna broma, un comentario divertido y amable, pero que permita interrumpir el segmento y hacer que todos caigan en cuenta que se les estaba yendo la mano.

4. Igualdad de oportunidades.

Algunos estudios indican que, en la vida real, los hombres interrumpen a las mujeres un 33% más que a otros hombres. Sí, puede ser un asunto de machismo y de querer mostrarse superiores.

Un conductor de radio inteligente es consciente de esa tendencia y evita que esto ocurra. De hecho, incentiva a que las mujeres participen más con sus puntos de vista y anécdotas.

Recordemos que las mujeres tienen más facilidad de palabra que los hombres. Son más detallistas al hablar. Sus historias vienen con pelos y señales, y tienen la capacidad natural de crear suspenso e interés en lo que hablan.

5. Verificación de nombre.

Reserve la palabra «usted» para hablar con los oyentes, pero refiérase a sus compañeros de mesa por sus nombres.

Esto no sólo debe hacerse por simple cortesía sino que ayuda a reforzar la personalidad, la recordación y el papel que cada uno de los integrantes ocupa dentro del programa.

De la misma forma, procure guardar cierta distancia con los invitados, aunque sean sus amigos.

Si es una celebridad, obviamente la llamará por su nombre artístico, pero si es un especialista en algún tema y no es famoso, debería tratar a esa persona por su nombre completo o por su apellido, anteponiendo el apelativo “Señor” o “Señora”.

Hay oyentes que se molestan cuando los locutores se pasan de ‘confianzudos’ con los invitados.

6. Zig-zags limitados.

Existe un meme que circula en las redes sociales en el que se compara la forma como alguien normal cuenta una anécdota y la forma como “yo lo hago”.

Obviamente, en radio, debemos evitar el zigzagueo.

Particularmente en la radio, una historia siempre debe viajar en línea recta desde el punto A al punto B y luego al punto C.

Aquí es importante entender que un oyente habitualmente está haciendo otras tareas mientras escucha radio, así que las historias y la comunicación en general deben ser lo más lineales y fáciles de seguir posible.

Por esto hay que preparar lo que se va a decir. Saber exactamente dónde empieza la nota y cómo la van a cerrar. Y aquí es donde se vuelve clave el manejo del conductor del programa.

Trate de evitar la improvisación. Es muy fácil descarrilarse, salirse del tema y pasar a otro, dejando el primero “en punta”. Esto hace que, muchas veces, los temas no se cierren y que terminen dando vueltas sobre otros asuntos.

7. Ensayo y planificación.

Cuando yo estudiaba publicidad en Medellín, la universidad nos llevó a Bogotá a conocer los estudios de la Televisora Nacional. Esta visita incluyó una invitación a un programa concurso.

Allí nos dimos cuenta de que los productores hacían trampa, a espaldas de los delegados de rifas, juegos y espectáculos, para que todos los concursantes ganaran algún premio, salieran felices del programa y los televidentes se sintieran satisfechos.

Sí: todo estaba fríamente calculado.

Bueno, y seguramente usted ya sabía que los participantes de los realities de futuras estrellas de la música o de imitadores, siempre hacen una práctica antes de subir al escenario en vivo.

Así es: los jurados muestran sorpresa, pero todo está fríamente calculado. Y aunque los jurados no lo supieran, los productores del programa sí se han asegurado de que lo que va a salir al aire es entretenido y va a captar la atención del público.

Un programa de radio no tiene por qué ser diferente. Un buen director o el conductor del espacio debe fijar claramente los lineamientos de la conversación, quiénes van a participar, cuáles serán los temas a tratar, cuánto tiempo va a durar el segmento y cómo van a cerrarlo.

Recuerde: cuando el portero del equipo de fútbol hace el saque de meta procura que un mediocampista tome el balón y lo pase a un delantero para que marque un gol. No lo hace para que se queden jugando con la bola en la mitad de la cancha…

8. Evite las frases trilladas y las muletillas.

Ya lo he mencionado en varios artículos anteriores. Sé que no es fácil darse cuenta, y por eso uno debe escuchar las grabaciones del programa. Lo ideal es hacer ‘Airchecks’ permanentes, que permitan revelar estos errores.

Pero también sé que, aunque sepa cuáles son sus debilidades, es difícil superarlas, y para esto sólo hay una forma de lograrlo: su empeño, disciplina y fuerza de voluntad.

Elimine las palabras de relleno como «jem», «ah», «básicamente», «en mi opinión», «en realidad», etc., y procure enriquecer su vocabulario mediante la lectura. Lea todo lo que pase por sus manos: folletos publicitarios, revistas, libros, blogs…

9. Claridad.

Este punto también podría llamarse ‘contextualización’.

Aunque usted piense que es diferente, es importante que sepa que los oyentes no escuchan su programa todos los días. Y cuando lo hacen, no escuchan el programa completo sino unos pocos minutos. Y lo que es peor: no necesariamente lo escuchan todos los días a la misma hora.

Por esta razón es clave que usted les explique claramente a los oyentes, estén o no familiarizados con su programa, quiénes son los integrantes del elenco, cuáles son las secciones habituales del programa, cuáles son los temas que tratan, cuál es la actitud.

Y algo más importante aún: recuerde que en cada minuto están llegando oyentes nuevos. Es posible que algunos de ellos no hayan escuchado el segmento que pasó hace 5 o 10 minutos, así que su función es contextualizar.

Diga, al comenzar cada segmento, de qué están hablando, por qué están hablando de eso, quién es el invitado y por qué lo llevaron al programa.

10. Pausas.

Gracias a los editores de audio digitales, se ha vuelto común que se les quiten los momentos de respiración natural a los locutores. Por eso, muchos de ellos suenan como robots.

En una conversación normal, quien habla hace pausas mientras piensa, o cuando quiere crear alguna reacción, o cuando quiere darle suspenso a su conversación.

En la radio debe ser igual. No tiene que hablar a toda velocidad. Así no conversa el común de la gente. Hable de manera natural. Tenga momentos intencionales de silencio y espere medio segundo antes de responder cualquier pregunta.

Conclusión

Todos conocemos a un amigo que uno invita a las reuniones porque es muy bueno contando historias. Termina convirtiéndose en el alma de la fiesta.

En la radio de hoy no solo gana la emisora que tenga más oyentes sino la que sea capaz de retenerlos por más tiempo.

Aplique estos consejos y verá cómo mejorará su comunicación.

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