Una de las quejas más frecuentes en el mundo de la radio es que se pagan muy bajos salarios.
Bueno, esto realmente sucede en cualquier oficio o profesión. Y así como hay gente que recibe muy poco dinero por su trabajo, hay otros que logran salarios altos, muy bien remunerados.
Y si no, pregúnteles a los conductores de los noticieros de las grandes cadenas, a los narradores deportivos más cotizados, a los directores de las emisoras musicales que ocupan los primeros lugares.
Le aseguro que una empresa está dispuesta a pagar un buen salario si usted realmente lo vale. Pero, ¿por qué algunos ganan mucho y otros no?
A ver. El valor de cualquier cosa lo fija lo que usted esté dispuesto a pagar por ella. Por ejemplo, hay gente que se toma un café en la tienda de la esquina y hay otros que prefieren pagar más en un Starbucks o un Juan Valdez.
Así mismo, por menos de 100 dólares usted puede comprar un reloj atómico que muestre la hora exacta, pero por unos 15 mil dólares puede comprar un Rolex que no es tan preciso.
¿Vale la pena pagar tanto dinero por un Rolex o por un café en Starbucks? Seguramente quien los compra piensa que sí.
Aquí hay otro ejemplo: ¿Vale la pena pagar el doble o el triple por una silla de Clase Ejecutiva en un vuelo comercial? Claro, la silla es más amplia, la comida es un poco mejor y usted puede entrar al avión en el momento que lo desee y salir de primero.
Sin embargo, su vuelo saldrá y llegará al mismo aeropuerto y se demorará lo mismo que el de los demás pasajeros.
De la misma forma, determinar el valor que puede tener una persona no siempre es fácil. En algunas profesiones, los salarios están bien definidos y no hay mucha flexibilidad. Los salarios de un contador, una secretaria, un oficinista, incluso de un vigilante no varían mucho entre una empresa y otra.
Pero en la radio, la cosa puede ser muy diferente.
¿Por qué?
El valor de cualquier cosa es una combinación de realidad y fantasía. Claro, un Rolex es un buen reloj que está bien hecho y es muy confiable. Pero también existe el prestigio de esa marca, la imagen que usted proyecta cuando lo usa.
Si uno pudiera encontrar el valor real de lo que cuesta fabricar un Rolex seguramente se daría cuenta de que no llega a los 15 mil dólares. Puedo asegurarle que es muchísimo menos. De hecho, el costo de fabricar un iPhone XS Max, que en los Estados Unidos cuesta 1.249 dólares, no pasa de los 450 dólares.
Pero es esa combinación de realidad y fantasía lo que hace que haya personas dispuestas a pagar esos valores.
De alguna manera, lo mismo sucede con el “valor” de un talento. Alguien que trabaje en radio (o en cualquier empresa) debe saber vender sus habilidades ante la persona que pagará su salario.
Hay gente que desempeña las mismas funciones que usted y, sin embargo, tiene un mejor sueldo. ¿Por qué? ¿Porque son amigos del dueño o del director de la emisora? ¿Porque tienen buena suerte? ¿Porque han movido sus influencias?
¿O será que han sabido vender su trabajo y sus habilidades?
¿Y cuáles son esas habilidades? ¿Qué le aportaría usted a esa emisora a la que está aplicando?
- ¿Usted estudió? ¿Tiene un título? ¿Hizo alguna carrera?
- ¿Cómo le ha ido en la emisora en cuanto a audiencia? ¿Cuántos oyentes tiene su franja? ¿Los clientes se pelean por pautar en su turno? ¿Quieren que sea usted quien lea sus cuñas en vivo?
- ¿Cuántos seguidores tiene en redes sociales? ¿Lo reconocen en la calle cuando sale a algún evento o promoción?
- ¿Qué lo hace diferente a otros locutores? ¿Ha inventado un programa exitoso? ¿Hay gente que está copiando su estilo?
- Cuando lo han cambiado de turno, ¿la gente llama insistentemente para saber en cuál franja está ahora?
- ¿Lo han llamado de otras emisoras? ¿Le han ofrecido trabajo en otros medios de comunicación? ¿En bares y discotecas? ¿Ha trabajado allí?
- ¿Lo llaman a animar fiestas en bares? ¿Lo invitan a animar eventos familiares?
- ¿Lo llaman a grabar cuñas? ¿Sabe hacer voces diferentes? ¿Sabe imitar?
- ¿Qué géneros musicales domina? ¿Qué tanto sabe de los artistas? ¿Qué tan enterado está de todo lo que sucede en el mundo?
- ¿Qué tanto lee, investiga y estudia acerca de la radio y los medios de comunicación en general?
- ¿Le gusta trabajar programas informáticos? ¿Qué herramientas de producción sabe manejar? ¿Sabe instalar equipos? ¿Es un experto en el manejo de consolas y softwares de emisión? ¿Ha sacado transmisiones remotas?
- ¿Le gusta salir a la calle, interactuar con los oyentes, mostrarse ante ellos?
- ¿Prepara sus turnos? ¿Trae material propio a sus programas? ¿Lee con anticipación los textos de las menciones comerciales? ¿Se preocupa por pronunciar bien los títulos y los artistas extranjeros?
- Cuando abre el micrófono, ¿se le ocurre algo más que invitar a pedir canciones, a mandar ‘saluditos’ y a mencionar las redes sociales?
- ¿Tiene buen sentido del humor? ¿Sabe cantar, bailar o recitar?
- ¿Ha pensado en montar su emisora por internet? ¿Ya hizo el intento? ¿Le gusta hacer transmisiones vía Facebook Live y similares?
- ¿Habla con sus jefes? ¿Les pide retroalimentación? ¿Cómo son sus relaciones con otras áreas de la empresa?
- ¿Qué tanto participa en las actividades de la compañía? ¿Cómo es su comportamiento en ellas? ¿Hace parte de algún comité?
- ¿Cómo es su presentación personal? ¿Se preocupa por verse bien? ¿Se mantiene bien arreglado?
- ¿Cuida su voz? ¿La entrena? ¿Ha tomado algún curso?
- ¿Llega a tiempo a su trabajo? Si se lo piden, ¿está dispuesto a trabajar más tiempo que el habitual? ¿Se ofrece a realizar actividades diferentes a las que fue contratado?
- ¿Cómo es su trato con sus compañeros de trabajo? ¿Está dispuesto a cubrirlos en caso de enfermedad o alguna emergencia? ¿Habla con ellos? ¿Se reúne con ellos fuera del trabajo? ¿Crea buen ambiente a su alrededor? ¿Le gusta trabajar en equipo?
La lista podría ser más larga. Lo importante acá es que entienda que a usted le pagarán lo que ellos creen que usted se merece y no lo que usted cree que vale. Por eso hay que demostrar con hechos lo valioso que usted es y todo lo bueno que puede aportar a la emisora.
No se queje si recibe un bajo salario. Más bien piense si está haciendo todo lo necesario por mejorar su trabajo, si está tratando de ser un verdadero profesional. No se quede diciendo que no gana bien porque no está en “la rosca” o porque no tiene “palancas”.
No solo hay que ser. También hay que parecer. Usted vale por lo que hace y por lo que proyecta. Véndase. Muestre su trabajo. Eso sí, no exagere. Al fin y al cabo, las acciones hablan más fuerte que las palabras.