Cinco mitos de radio que matan el éxito

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Cuando estaba empezando mi carrera en radio de forma totalmente empírica, no olvido algunos de los comentarios que escuchaba entre los radiodifusores de esa época. Uno de ellos era: “Nunca pongas 2 cantantes femeninas seguidas”.

La verdad, nada puede garantizar tal afirmación. No hay bases sólidas que respalden ese consejo. Seguramente a algún programador misógino le parecía exagerado poner 2 canciones seguidas interpretadas por mujeres, y como su emisora tenía buena audiencia, probablemente muchos quisieron copiarlo.

Lo mismo sucede con el Reggaetón. Sé de muchos programadores que odian esa música o les da vergüenza programarla. Se creen superiores a los demás porque la consideran de mala calidad y mal gusto.

Eso me pasó, por ejemplo, esta semana, cuando participé en una videoconferencia en la que participaban programadores de diferentes países. Ni en España ni en México querían programar música Urbana. Le di una mirada a Spotify para saber qué música estaba sonando allí, y el Top 10 de ambos países son canciones de ese género.

Es decir, prefieren seguir sus gustos personales antes de complacer a su audiencia.

Este tipo de prejuicios y paradigmas, aunque no lo crean, abundan todavía en la radio. Para desmitificar algunos de esos prejuicios quise escribir este artículo. Aquí van esos 5 falsos mitos de la radio:

  1. El programa debe ser en vivo.

La verdad: Muchos programas exitosos de radio locales y nacionales incluyen algunos, si no todos, preproducción. Recordemos que los oyentes cada vez escuchan radio por  menos tiempo, así que cuando lo hacen quieren que los locutores y presentadores vayan directo al punto.

Su tiempo es muy valioso y lo reparten en muchas otras opciones, no solo en plataformas musicales sino en lecturas, trabajo, estudio y varias opciones de diversión. Evitemos el relleno. Una buena preproducción entrega contenidos cortos, precisos y ricos en contenido.

Y, por si no lo han notado: Cada vez crece más el consumo de Podcasts en todo el mundo, y ninguno de ellos se hace en vivo.

  1. Los obsequios atraen audiencia.

La verdad: A menos que sea un premio que el dinero no pueda comprar, como la oportunidad de conocer a Ed Sheeran en París, la mayoría de los oyentes no dejan de lado sus tareas y ocupaciones habituales por participar en un sorteo.

Si prestan atención y hacen seguimiento, se darán cuenta de que la mayoría de quienes participan son los mismos que ganan premios en otras emisora, incluyendo las que ni siquiera compiten con la suya. Más información al respecto en este artículo: “¿Los Concursos atraen audiencia?

  1. Los elementos de servicio son fundamentales.

La verdad: Hoy en día existen muchas aplicaciones que hacen que un oyente no tenga que estar pendiente del tráfico o del estado del tiempo.

Claro, la gente quiere saber con qué se va a encontrar cuando salga a la calle, pero seguramente hay otros contenidos más valiosos que estos, que puede consultar en cualquier momento en su teléfono móvil.

  1. Más música, o más charla.

La verdad: No hay una respuesta correcta. El desempeño del programa, su panorama competitivo y otros factores pueden influir en el número de canciones que tiene que presentar.

Eso sí: un programa muy exitoso puede opacar el resto de la emisora. Si esto sucede, será difícil que la gente prefiera a la emisora por su música, aunque sea muy buena. En esta situación, podría ser preferible hacer más programas con contenidos hablados.

  1. Reciclar contenidos es símbolo de pereza.

La verdad: Probablemente a usted le ha pasado que, cuando va para el trabajo por la mañana, solo alcanza a escuchar un segmento de su programa favorito. Y eso mismo le pasa al grueso de su audiencia.

La mayoría de los oyentes escuchan un programa de radio por unos pocos minutos al día. Son muy pocos los que lo escuchan de principio a fin. Por esta razón, algún contenido muy bueno al inicio de su programa debería reciclarse al final o en un horario diferente.

No tenga miedo de hacerlo. Y no crea que hacerlo es sinónimo de pereza.

Conclusión

Cuando mi hija entró a estudiar arquitectura, una carrera que requiere de mucha creatividad, una de sus clases se llamaba “Desaprender”. De esta forma, una serie de conductas adquiridas a lo largo de su vida fueron cuestionadas, y aprendió a reformular esas teorías de forma novedosa.

Desaprenda. Trate de romper esos viejos paradigmas. Use un poco de sentido común y entenderá muchas cosas. Pero, sobre todo, atrévase a arriesgar. Procure no quedarse con acciones que hacen otros y que usted ha copiado sin saber por qué ellos lo hacían.

 

 

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