La llegada de las nuevas tecnologías de transmisión de radio a veces nos hacen olvidar de dónde venimos y a quiénes debemos el éxito de la radio actual, que a pesar de ser atacada por diferentes flancos, se mantiene firme como el medio de comunicación de mayor alcance.
Hoy le quiero rendir un pequeño homenaje al creador de la tecnología que nos permite escuchar la radio en FM a través de un artículo escrito originalmente por Greg Bjerg en el portal Damn Interesting y que he querido traducir para ustedes.
Es una historia realmente dura, como David peleando contra Goliat y que tiene un final realmente trágico. Me parece que es una lectura obligada para todos aquellos quienes trabajamos en radio.
Y así empieza esta historia…
En 1934, gran parte del mundo estaba en las garras de la Gran Depresión. El desempleo era una epidemia y muchas empresas luchaban desesperadamente por sobrevivir. Una excepción notable a estos problemas económicos, sin embargo, fue la industria de la radio.
Las emisoras en los Estados Unidos ganaban en esa época más de dos mil millones de dólares al año, y debían gran parte de su éxito a las innovaciones de un hombre brillante llamado Edwin Armstrong.
La inventiva de Armstrong
Veinte años antes, Armstrong había mejorado significativamente la sensibilidad y la calidad de los receptores de radio con el Circuito Regenerativo que inventó cuando cursaba su tercer año de universidad, y los siguió mejorando con su Circuito Súper Regenerativo y su receptor Súper Heterodino.
Estos circuitos sentaron las bases para el éxito de la radiodifusión. De hecho, casi cualquier aparato de radio que usted compre hoy todavía incorporará estas innovaciones.
Pero en 1933, Armstrong provocó un cambio aún más revolucionario en el negocio de la radiodifusión: la radio en FM.
Y llegan los problemas
A pesar de estos brillantes logros técnicos, Armstrong vio pocos beneficios financieros de sus inventos. Muchas de sus ideas fueron pirateadas por personas inescrupulosas, una tendencia que finalmente llevó a su trágica y prematura muerte.
El primero de los problemas tecnológicos de Armstrong comenzó en 1922 cuando perdió un pleito de patente por los derechos sobre el circuito regenerativo que había inventado.
Un hombre llamado Lee De Forest había patentado la misma invención en 1916, dos años después de que se le había otorgado la patente a Armstrong, y le vendió los derechos a AT&T. Luego vino una disputa legal larga y amarga, que llegó hasta la Corte Suprema de los EE. UU.
Absolutamente incapaz de comprender los hechos técnicos en cuestión, el Tribunal Supremo falló a favor de De Forest y despojó a Armstrong de su patente.
A pesar de la certeza de la comunidad científica de que Armstrong había sido el inventor del circuito regenerativo, Armstrong perdió la batalla de patentes que abarcó veintiún años, trece sentencias judiciales y treinta jueces.
Armstrong no da su brazo a torcer
Mientras tanto, en medio de sus apariciones en la corte y reuniones legales, Armstrong continuó innovando. Empezó a trabajar en el «problema de estática» que plagó las primeras radios, a pesar de que algunos colegas aseguraban que la estática nunca podría ser eliminada.
En ese momento la radio se transmitía a través de la Modulación de la Amplitud (AM), que variaba la amplitud de las ondas de radio. Esto dio a la señal de radio una cobertura mucho más amplia, pero dio como resultado un sonido de baja calidad.
Armstrong buscó mejorar la calidad de la señal variando la frecuencia de las ondas de radio, a lo que llamó Modulación de la Frecuencia (FM).
Gracias a este trabajo ganó una patente para radio FM en 1933 y al año siguiente hizo su primera prueba de campo al transmitir un concierto de órgano, de manera simultánea, por señales de AM y FM desde la parte superior del Empire State Building.
La transmisión de AM estaba llena de estática y la emisión de FM era limpia y rica. Los oyentes quedaron sorprendieron por la diferencia. Más tarde, luego de un experimento tras otro, demostró las diferencias de la calidad del sonido al aire.
Justo antes de la Segunda Guerra Mundial, Armstrong presionó exitosamente a la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones, ente regulador de los medios de comunicación de los Estados Unidos) para crear un espectro de transmisión de FM en la banda entre los 42 y los 50 MHz.
Para ello construyó una estación experimental y una torre de 125 metros de altura que le costaron nada menos que 300.000 dólares de esa época, en Alpine, Nueva Jersey.
Así creó una pequeña red de emisoras de FM de alta potencia en Nueva Inglaterra llamada Yankee Network, y comenzó a fabricar receptores para captar las transmisiones, ya que no existían aún las radios en FM.
Para todos quienes escucharon la nueva red, su calidad era asombrosa. Las transmisiones podrían ofrecer toda la gama de la audición humana -entre los 50 y los 15,000 ciclos- mientras que el AM entregaba solo 5,000 ciclos.
Un club para entusiastas de radio en FM se formó en Nueva York antes de la guerra y lanzó su propia revista llamada FM. Armstrong estaba haciendo todo lo posible por demostrar la superioridad de las emisiones de FM… lo único que hacía falta era que la gente pudiera escuchar su sonido.
Armstrong también llegó a demostrar que las transmisiones por FM podían hacerse por dos canales, lo que permitió el sonido estéreo, algo que las transmisiones en AM no habían logrado.
Gracias a esta opción, también podría utilizarse para enviar dos programas monofónicos por separado –uno por cada canal- o un mensaje de fax y otro de telégrafo de manera simultánea en un proceso llamado multiplexación.
Sus experimentos llegaron a tal punto que logró rebotar con éxito una señal de FM contra la luna y recibirla de nuevo en la tierra, algo que no es posible con las señales de AM.
El General Sarnoff atraviesa su camino con la televisión
Por supuesto la radio AM era un gran negocio en los días previos a la televisión, y había personas poderosas que querían que las cosas se quedaran como estaban. La innovación solo significaba menores ganancias para ellos.
En ese momento no había un hombre más influyente en los medios de radio que el fundador de RCA, David Sarnoff. Conocido como «El General», Sarnoff controlaba todos los aspectos técnicos de la radio; además fue el creador de las cadenas de televisión NBC y ABC.
También fue uno de los primeros en apoyar la naciente televisión y desarrolló el estándar actual NTSC que se ha utilizado durante más de 60 años en los Estados Unidos y otros países del mundo.
Para acabar con la radio FM antes de que pudiera amenazar sus ganancias, la compañía de Sarnoff presionó exitosamente a la FCC para que cambiara el espectro de FM de las frecuencias de Armstrong a la banda que usamos hoy: de 88 a 108 MHz.
Ese movimiento, que ocurrió el 27 de junio de 1945, inmediatamente dejó obsoleta la Red Yankee de Armstrong, junto con todos los equipos y receptores de radio FM que se habían producido. El costo de volver a equipar las estaciones para las nuevas frecuencias sería enorme.
El fallo de la FCC dijo que la banda de 40 MHz se utilizaría para las nuevas emisiones de televisión, en las que RCA tenía una gran participación.
RCA también tenía un gran aliado en AT&T, que apoyaba activamente el uso de esta banda para la televisión, porque al perder la posibilidad de enlazar sus emisoras por FM, obligaba a la red Yankee a comprar enlaces por cable de AT&T.
De esta forma, todo estaba confabulado contra el éxito de la tecnología del FM.
Y llega la tragedia
El asunto empeoró cuando Armstrong se enredó en una nueva demanda de patentes con RCA y NBC, que usaban tecnología FM sin pagar regalías. El costo de la nueva batalla legal agravó la carga financiera que los problemas con la red Yankee habían causado.
Su salud y temperamento se deterioraron cuando la demanda de FM dominó su vida. Su esposa de 31 años, incapaz de lidiar con los cambios de personalidad de Armstrong y la tensión financiera, lo abandonó en noviembre de 1953.
Los mayores recursos financieros de RCA aplastaron las defensas legales de Armstrong, quien finalmente se quedó sin un centavo, solo y angustiado.
El 1 de febrero de 1954, el cuerpo de Armstrong fue descubierto en el techo de una sección de tres pisos de su edificio de apartamentos. Desesperado, se había tirado por la ventana de su apartamento del piso 13 en la ciudad de Nueva York en algún momento de la noche.
Armstrong murió creyendo que era un fracaso y que la radio FM nunca sería aceptada. A través de los años, su viuda ganaría veintiuna demandas por violación de patentes contra muchas compañías, incluida RCA.
Finalmente, la señora de Armstrong ganó un poco más de 10 millones de dólares por daños y perjuicios, pero se necesitaría que pasaran más décadas antes de que la radio FM alcanzara todo su potencial.
El legado de Armstrong
Después de la muerte de Armstrong, la popularidad emergente de la televisión terminó con los años dorados de la radio en AM. Lentamente, los oyentes aprendieron que la radio FM era claramente mejor para la alta fidelidad musical que las transmisiones AM.
Las radios comenzaron a tener una banda de FM a fines de la década de 1950 y en la de 1960. En la década de 1970, el tamaño de la audiencia de FM superó al de AM, y la brecha ha estado creciendo desde entonces.
En la actualidad, las señales de FM se utilizan, además de la radio tradicional, para enlaces de retransmisión de microondas y comunicaciones espaciales.
Las innovaciones de Edwin Armstrong cambiaron claramente el mundo; si él no se hubiera quitado la vida, es probable que hubiera vivido lo suficiente para ver fructificar su sueño.
Conclusión
Ahora existen la radio satelital, la radio por streaming de internet, las plataformas de música, los podcasts y la radio HD o de alta definición, pero la radio en FM sigue siendo la primera fuente de entretenimiento y música alrededor del planeta.
Y su gran éxito se lo debemos a ese gran pionero de la radio, Edwin Armstrong, que por mucho tiempo se identificó con su apellido, que en español significa ‘brazo fuerte’, pero que al final, y agobiado por sus problemas económicos, personales y de salud mental, lo llevaron a dar su brazo a torcer…