El humor es clave en la Radio, pero hacer reír a la gente es más difícil de lo que se cree.
No se trata de salir a contar el primer chiste que se le viene a la cabeza. Se trata de una verdadera interpretación.
Si usted decide crear humor en su programa o durante su turno, o maneja un equipo que quiere sacarles sonrisas a sus oyentes, es importante que conozca los siguientes consejos y los comparta con su equipo:
- Encuentre su propio estilo. Esto no se logra de la noche a la mañana, pero lo ideal es que su humor sea diferente al de los demás. Escuche a otros humoristas. Estudie por qué son reconocidos. Pero no los copie. La gente se dará cuenta inmediatamente.
- El hecho de que usted sea divertido no significa que todo lo que va a decir es chistoso. Todas las artes se perfeccionan con la práctica. Pensar en algo divertido y contarlo rápidamente necesita práctica.
- Al igual que en un escenario, usted no puede ser rígido. No puede simplemente abrir el micrófono y contar un chiste. Tiene que actuarlo. Sí, haciendo caras y moviendo sus brazos, manos y el resto del cuerpo.
- No le dé vergüenza. Es cierto, es posible que haga el ridículo, pero de eso se trata. No le dé miedo mostrar que usted está dispuesto a que se rían de usted o de las situaciones que le ha tocado vivir.
- Muéstrese confiado y feliz. No puede dudar ni un segundo de que lo que va a contar es divertido. Si tiene dudas, no lo cuente. Y aunque no sea tan divertido, usted puede hacer reír a la gente si cuenta su historia con solidez, tal como lo hace cuando le dice una mentira a sus amigos.
- Module la voz. Exagere. Métase en la piel de los personajes del chiste o del cuento. Si habla una mujer, imítela. Si es un niño, haga su voz. Si es un extranjero, imite su acento. No importa que no lo haga bien. Nada peor en el humor que una voz monótona.
- Aplique la “Regla de 3”. Esto consiste en tener tres elementos en un chiste, en el cual los dos primeros generan respuestas y reacciones normales, pero el tercero, sin embargo, es en el que sale algo completamente inesperado.
- Use historias personales para crear humor. De esta forma garantiza que sea original y que usted lo pueda contar de manera más fácil, recurriendo solo a su memoria.
- Identifique la parte chistosa y llegue allí rápido. No haga demasiadas descripciones. No pierda el enfoque. Trate de contar su cuento con el menor número posible de palabras y suelte el chispazo.
- No confunda risas con diversión. Haga que la gente se divierta primero y luego cierre con algo que los haga reír.
- Busque y utilice palabras chistosas. Hágalas parte de su rutina. A la gente le encanta oír palabras divertidas, repetitivas o cacofónicas.
- Deje la palabra chistosa para el final. No mate el chiste mencionándola antes. Por ejemplo, si el chiste habla de un gato, no diga que el gato estaba en una caja: diga más bien que en una caja estaba el gato.
- No confíe en la compasión. Es cierto: la gente se ríe de las desgracias de los demás, pero una desgracia, de por sí, no es chistosa. Asegúrese de que lo que va a contar sea realmente divertido.
- Conozca a su público y actúe acorde. A los adultos no les gustan los chistes de pipí, caca, pedos y diarrea. A los jóvenes les gusta el humor malvado. Sólo la gente que sabe quién era Descartes se reirá con un chiste acerca de Descartes.
- Reírse de manera histérica luego de contar un chiste no garantiza que el público se vaya a reír.
- Si usted se considera chistoso, la posibilidad de que la gente crea que usted lo es, aumenta. Nuevamente, confíe en lo que hace y dice.
- Antes de hacer el remate de su chiste, haga una pequeña pausa en su hablar, un pequeño momento de suspenso. Esa tensión creada le dará más fuerza a su chiste.
- Si la gente no se ríe, no se ponga nervioso no se descontrole. La desesperación no es chistosa. Más bien, siga adelante como si nada hubiera pasado.
Conclusión
Hay gente que nace chistosa. Hay otra que tiene que aprender a manejar el humor. De cualquier forma, es importante practicar y preparar lo que vaya a hacer.
No le deje todo al repentismo. Eso puede funcionar ocasionalmente, pero también lo puede llevar a situaciones realmente ridículas y sin gracia. Prepare, estudie, escriba. Hable frente a un espejo y perfeccione su estilo.