Nota publicada originalmente el 21 de abril de 2017
Acompaña cada día a Don Cheto.
Siendo estudiante, se ganó la oportunidad de participar en la estación de radio AM de su Universidad, privilegio del que gozan los alumnos más destacados dentro de la carrera de producción de radio y televisión.
La simpática tapatía nos comenta que su primera oportunidad se le dio en W Radio, con Samuel Jacobo, quien tenía un programa de deportes. Yo lo acompañaba todos los miércoles, nos dice Gisselle, eso fue hace aproximadamente 4 o 5 años, pero la puerta importante en este medio se abrió al presentarse la oportunidad de incorporarme al Show de Don Cheto en la Que Buena 105.5 FM y 94.3 FM de Los Angeles CA.
Tengo año y medio en el programa, estoy en un continuo proceso de aprendizaje. Todos los días hay algo nuevo. Aprendo de mis compañeros, de mis errores, en fin, de lo que sucede día a día en cabina.
La mayoría de mis colegas locutores son varones, pero las mujeres comenzamos a nivelar la balanza, superándonos y demostrando que somos capaces de aportar ideas positivas a la industria de la radio. Si nos manejamos con inteligencia, de manera competente, poco a poco iremos dejando huella.
Mi mentor en la carrera de radio sin lugar a duda es mi compañero de programa, Don Cheto, a quien siempre he admirado.
Con la diaria convivencia profesional, me doy cuenta de su gran capacidad. Él es una persona dispuesta a compartir su conocimiento y siempre encuentra la mejor manera de corregirme, cuando es necesario y de elogiarme cuando hago bien las cosas. También es muy importante para mí la guia del productor del programa, Said García, quien también tiene parte de ese papel de mentor en mi carrera de radio.
Soy feliz en el programa y la empresa en la que laboro actualmente, que es donde siempre quise estar.
Quiero seguir creciendo en mi carrera de radio y también en televisión, afortunadamente mi empresa, Liberman, maneja ambos medios.
A las nuevas generaciones de comunicadores, Gisselle Bravo les aconseja tener voluntad de sacrificio para entregarse a una carrera que requiere grandes esfuerzos, por la que muchas veces se deja de lado a la familia y amigos.
Hay que tenerle amor a esta carrera y ser persistente. Con perseverancia y pasión, los sueños son posibles de realizar.