La sobrecarga de trabajo en la industria musical

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Incansables individuos que trabajan por amor.

La industria de la música, los medios de comunicación y muchas otras nobles profesiones relacionadas con el entretenimiento sacan lo mejor de las personas gracias a la pasión con la que ejercen la carrera o ejecutan un trabajo, sin embargo cuando la carga es demasiada, el estado mental y físico de las personas comienza a romperse.

Verás, trabajar la industria de la música, cine, televisión, radio…vaya, el entretenimiento en general, es divertido, pero también cansado. La gente detrás de un artista también sufre, a pesar de todas las facilidades que puede encontrar para desarrollar mejor su trabajo.

Los promotores deben buscar lugares, conseguir buenas calificaciones con los artistas, soportar agencias de relaciones públicas que cobran barato y hacen el trabajo a medias (y pagan una bicoca a sus empleados). De tanto trabajo, ya nadie sabe qué es la vida personal y la que está relacionada con el empleo. ¿Se vive para trabajar o se trabaja para vivir?

Debido a que el ambiente es muy competitivo, es fácil caer en el absurdo de querer hacer más y así alcanzar la meta antes, cuando no debería ser así. A eso debemos añadir que el ser humano nunca madura en realidad, se deja llevar por chismes y abusos, todo para no quedar mal en el trabajo y tener una entrada económica segura.

Esta clase de cuestiones generan un estrés que incluso puede llegar a provocar un colapso nervioso. La frustración no se hace esperar y volvemos a exigirnos obtener el mismo resultado a como dé lugar. Así son los juegos de poder y el hambre de éxito en el competitivo mundo del entretenimiento.

¿La solución podría ser tomar un leve descanso? No siempre. A veces puede llevar a la depresión y castigar la autoestima de las personas que buscan el éxito. ¿Por qué detenerse? Mientras uno descansa, alguien más está haciendo el trabajo que tú deberías. Es ahí cuando la gente se quiebra, pero sigue adelante.

¿En qué momento nos convirtió en máquinas el empleo que tanto soñamos? O más bien, ¿no lo veías venir?

Lo bueno es cuando los que comparten la profesión entienden tu situación y muestran empatía y dan ánimos. Ellos también sufren.

Por otro lado, la presión digital-social también pesa, y mucho. La gente gusta presumir sus logros y eso genera agruras en el estómago en aquellos cuya misión es alcanzar la misma meta. Por donde lo veas, alguien más está generando mejores resultados y tiene un pie adelante del tuyo. La comparación quema constantemente el cerebro de las personas.

Pongamos el ejemplo claro de la industria de la música. No hay nada más importante que una red de contactos: agentes, programadores de radio, gerentes, periodistas y músicos. Conocer a las personas correctas es lo más importante. A eso añade ir a festivales, fiestas y hacer labores de relaciones públicas. Los artistas aman que estés presente en los momentos más estúpidos y donde se pierde más el tiempo. Debemos añadir a la fórmula la esclavitud de los teléfonos, porque con todo y enfermedad, no debe ser complicado contestar un mensaje desde un celular, ¿verdad?

Es complicado decir que no, más cuando quieres demostrar compromiso frente a las personas importantes… Las que firman los cheques. Ahora, ¿hay gratitud? Cuando un médico cirujano salva la vida del paciente, la familia entera se vuelca a felicitarlo. Si salvas la carrera de un artista, era tu deber, ¿por qué recibir una compensación?

La pasión es un motor que motiva, impulsa y ayuda a alcanzar metas, pero ciega y disfraza malestares mentales que no reciben la atención adecuada. Por eso, la gente en ocasiones se rompe y colapsa, muy a pesar de tener un trabajo que desde fuera parece un sueño y a final cuentas, con la carga excesiva de trabajo, se transforma en una especie de pesadilla.

Con información de Vice.

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