Pero…¿es una exageración aseverar esta defunción del famoso Mp3? ¿Afecta a la radio o a la industria?
A continuación, cinco razones de por qué no:
- Lo que se dio a conocer fue la muerte de los derechos de autor: Esto significa que ya a nadie le interesa registrar como propio al formato, ya que su uso está prácticamente fuera de control.
- Hay otros formatos similares que han tomado su lugar, como el ACC, una extensión ya muy común que sí requiere el pago de licencias y que es más socorrido en los reproductores portátiles ya que tiene mayor calidad y su peso no difiere mucho del ligero Mp3.
- El factor streaming: A casi nadie le interesa tener un disco duro retacado de datos cuando puede hacer streaming a través de sistemas como Spotify. En la radio cada vez son más los programadores que aprovechan la tecnología de banda ancha y basan su programación en streaming sin recurrir a ningún formato descargable.
- Hace muchos años, la radio se valía de descomunales archivos físicos de discos de vinilo y cintas. Luego, llegó el CD y desde que el Mp3 irrumpiera en los años 90, su uso se popularizó en las estaciones de radio. Pero…¿y esas cantidades industriales de discos duros llenos de música que no se consigue en las plataformas digitales? Pues son archivos igual de históricos que los materiales físicos de décadas pasadas, ya que la naturaleza efímera de la red hace que muchas canciones extrañas o rarezas simplemente dejen de estar disponibles de un día para otro. Por eso, siempre será imortante guardar esa música en ese amable formato de almacenamiento.
- Se trata de una muerte simbólica. Y esto es porque a diferencia de los formatos físicos, el uso del Mp3 no está controlado ni cuantificado como debería de ser. El hecho de que desde el pasado 23 de abril se dejen de conceder licencias de este formato, implica que el Mp3 es ahora libre, de uso popular y es poco probable que los fabricantes de reproductores comiencen a dejar de tener compatibilidad con el formato. La radio y la industria deben estar tranquilos; después de todo, el éxito de vender discos de los artistas en una USB especial repleta de Mp3 nunca tuvo futuro.