Con las ganancias recuperadas de la industria de la música, es fácil decir que la piratería ya no afecta al negocio. Esa es la mentira más grande de todas, sobre todo porque no sólo castiga, en cierta medida, al artista consumado, sino también al emergente.
Hollywood tiene modos de rastrear la piratería y saber cuánto pierde, sin embargo, hay medios mucho más pequeños que no saben exactamente cuánto dejan de ganar.
De acuerdo a Keith Kupferschmid, CEO de la Copyright Alliance, la piratería castiga a los artistas independientes que están cerca de poder hacerla en grande. Por esa razón, los nuevos creadores de contenido no pueden ganarse la vida con lo que tanto aman.
Este tema va incluso más allá de la venta directa, hablamos de que la informática se adelanta a todo. Un disco recién lanzado tiene más descargas ilegales que ventas en una hora. Como extra, es imposible perseguir a los piratas porque se cobijan en países donde la justicia de algún modo los ampara.
No se diga un artista, una compañía establecida puede hacer los trámites necesarios para que retirar un sitio que difunde contenido de modo ilegal, pero un artista independiente no puede darse esos lujos jurídicos.
Los jefes de las compañías de música más importantes son muy claros en el mensaje: si los fans aman el producto, que lo compren y así ayuden a su artista favorito. Sin embargo, si no tienen el dinero para pagar, hay otros medios que son “gratuitos” y que a final de cuentas otorgan una regalía al cantante o grupo en cuestión.
Esto no solo preocupa a las disqueras, también a medios como la radio, porque saben que si no hay artistas para crear contenido, entonces no existirá una audiencia y así se perderían anunciantes y ganancias importantes que van a los salarios de las personas que viven de este negocio.
A final de cuentas, la música también es un negocio del cual vive un sinnúmero de personas y es peligroso ver cómo la piratería castiga así a todos, no sólo a unos cuantos.
Con información de Forbes.