Platicamos con el originario de Cerro Azul, Veracruz, cuyo bagaje incluye locución, actuación, televisión (Univision y Telemundo) y la dirección de varias cadenas de radio en USA como La Ranchera 850 de Houston, La Ley 100.5 de Laredo, L.A. y más ciudades norteamericanas.
Afortunadamente ya estás bien…
Me quedan algunos efectos secundarios, pero nada que no se pueda vivir con ello. Puedo correr, manejar, estamos bien, y eso es lo más importante. En Laredo, Texas, por muchos años logramos juntar dinero para el hospital de cáncer con “Ángel de Esperanza”. Espero retomar ese trabajo una vez que vuelva a estar en la radio.
Luego de estos dos años que estuviste fuera por tu padecimiento, ¿ves una radio diferente?
La radio evoluciona continuamente, en estos dos años que he escuchado radio en Los Ángeles noto que la lucha por los ratings continúa. En esta zona son 4 “libros” o zonas para conseguir a los anunciantes grandes, ellos compran números, no programas. Las compañías de audiencia miden eso y eso afecta a los locutores porque si sus números salen mal, van para afuera. Acá se mide el tiempo que pasa cada oyente en tu programa.
¿Los locutores de antaño se están rezagando?
No, siempre son importantes las bases que uno tiene. Siempre hay áreas de la radio donde se toman en cuenta los años.
¿En qué estación estabas cuando te enfermaste?
Yo tenía dos meses en estar en Radio Amigo, una cadena de cobertura no muy grande, pero que tiene presencia en Georgia, en Laredo, en California…en más de 20 lugares. Yo estaba con ellos en Modesto, California, cuando me enfermé. Ahora mismo no puedo tener una presión fuerte, tengo que irlo graduando.
¿La radio tiene un nivel de presión más fuerte que antes?
Sí, ahora la gente exige más, ya sea la publicidad o los artistas, y el locutor tiene más presión. Yo soy de la vieja guardia y estoy en desacuerdo que en aras de los ratings haya un lenguaje vulgar. Es preocupante que si alguien tiene un programa desastroso, esté al aire porque los ratings son altos. Las agencias te compran números, pero los ratings no son la realidad, como la gente usa dispositivos móviles complicados de medir, no se refleja la realidad.
¿Qué escuchas actualmente?
Estaba escuchando la radio en Las Vegas, Radio Campesina, herencia de César Chávez. Yo cortaba manzanas en Washington, y una persona me metió a la radio comunitaria, donde ayudábamos a la gente con ayuda legal, orientación al migrante…ahí comencé, en una radio no comercial, pero de ahí me fui a L.A a la escuela de locución Columbia. Ahí estudié y aprendí mucho de la radio.
Mucha gente emigra a trabajar en la radio en USA. ¿Es un gran mercado para los comunicadores latinos?
La radio aquí es muy inestable, porque hay mucha gente que adquiere una radio y no sabe cómo manejarla. Se sufre cuando trabajas en radio acá en USA porque no tienes sindicato, acá hay cambios y de un día para otro te despiden. Uno tiene que aprender a ajustarse y trabajar en diferentes áreas. Antes la música regional no se tocaba en la FM en USA. Había pocos programas. Todo fue subiendo.
¿Cómo evoluciona un locutor a otras áreas?
Pues antes tenías que tener la creatividad, no había ni operador, tenías que tener la capacidad de tener tema de conversación. La radio igual me llevó a televisión, al programa “A toda Máquina” de Galavision.
Como actor igual has hecho cosas, ¿cierto?
He hecho como 4 películas. En una de ellas salgo con Sergio Goyri. Hay otras que ya ni encuentro, como Secuestro en Houston, donde salgo de jefe de un cártel.
Tu trayectoria es impresionante. ¿ De todo ese éxito en los medios hay algo que quieras destacar?
Mi logro más grande fue como manager y gerente de varias estaciones de radio en Laredo. Porque hacía publicidad, locución… ahí en Laredo me dicen “Maestro Cobos”, ahí en Laredo logré hacer una radio diferente.
