Suena descabellado, pero a veces las radios de las universidades, las que no llevan otra agenda más que la educativa, son el mejor lugar para aprender y crecer en el ámbito de la radiodifusión.
En esos lugares, durante un corto tiempo, te desarrollas con otros individuos que también adoran la radio y que lo hacen por pura pasión. No lo ven como un empleo porque no haga paga, pero sí como un lugar para ganar mucho aprendizaje.
Ahora bien, ¿de qué se trata ese aprendizaje? La realidad es que llega a través de esos errores al programar música, agendar shows y estar al tanto de la comunidad. Es fácil pensar que el ojo crítico de los estudiantes es voluble, sin embargo son los primeros en criticar todo.
Por otro lado, la radio universitaria es el lugar más romántico para conocer esas bandas que tal vez no salgan del garage de la casa o eventualmente se conviertan en unos rockstars.
A eso hay que añadir que las universidades son el lugar perfecto para que nazcan grandes locutores. En Estados Unidos es muy común que personalidades de la radio den sus primeros pasos hacia la fama mientras estudian la carrera o que sea ahí donde encuentran su vocación real.
A final de cuentas, la radio universitaria es un excelente lugar, libre de pretensiones, con cierto grado de independencia, donde es posible conocer música, nuevas personalidades y, por supuesto, desarrollarse de cerca en el ambiente que tal vez nos espera cuando queramos entrar en el mundo de la radiodifusión.