Hoy la música se consume a través de varios medios, la radio, servicios de streaming, descargas digitales y la compra de CDs o vinilos (para los gustos más hipsters y finos).
Es fácil saber quién usa Spotify o compra música en iTunes, pero, ¿qué grupo demográfico es el que sigue consumiendo el formato físico? La respuesta, para que no suene tan dolorosa, se resume a las personas que no pueden dejar atrás todas las cajas con discos acumulados durante la década de los 90 y principios del nuevo milenio (si hacen cuentas ya sabrán a quién nos referimos).
Ese selecto grupo de personas que ya no sabe qué hacer con esas cajas, sigue adquiriendo CDs porque:
- a) les gustan mucho
- b) entienden el valor residual del producto
- c) su coleccionismo no tiene fin.
Ese grupo demográfico mantiene a flote un negocio que bien o mal sigue generando ganancias para la industria discográfica; ya no representa ni el 40% el mercado, pero ahí están.
Ahora, esas personas que a su edad siguen comprando discos de sus músicos favoritos, están en una edad de consumo porque ya tienen una casa y son estables en términos económicos (tal vez ni están comprometidas).
Por otro lado, en Estados Unidos, hay gente que ya no sabe qué hacer con todos esos CDs. Hay tiendas que los reciben y compran, siempre y cuando tengan un valor mínimo, por ejemplo, que pertenezcan a una banda popular o sea un material muy exclusivo. Eso sí, no creas que van a dar 4 o 5 dólares por cada pieza, todo lo contrario, tal vez 1 dólar o un 25 centavos. Así de triste funciona el capitalismo. En Japón es igual, la gente lleva a las tiendas especializadas de artículos usados los CDs que ya no quiere, lo único es que en el País del Sol Naciente sí les dejan un precio accesible en vez inflarlo como suelen hacer en este lado del continente. Ahora bien, el individuo que compra ese material usado es de la misma edad que el vendedor. ¿Así o más claro el circulo vicioso?
Por qué le damos… (ejem) ¿Por qué las personas en esta edad dan tanta importancia a un objeto como un CD cuando todo está en línea? Tal vez es por la sencilla razón de la propiedad. El streaming no te hace dueño de ninguna canción si dejas de pagar una renta. ¿Y si cierran iTunes? ¿De dónde vas a bajar de nuevo la canción que compraste en dólar y medio?
Tal vez sea la nostalgia o el sentimiento intenso cuando abres un disco nuevo el que provoca que los ahora treintones (¡ups!), sigamos comprando y acumulando CDs. Son parte de nuestra identidad.