El Club de Periodistas de México ha organizado desde hace sesenta y seis años la entrega del Premio Nacional de Periodismo. Celeste Sáenz de Miera ha trabajado en el reconocimiento de la labor periodística libre, sin compromisos con instituciones o intereses económicos o políticos. Este año ha sido particularmente emotivo, pues la primera mención se ha dedicado a Miroslava Breach, periodista asesinada en Chihuahua y con la que ya suman cinco los periodistas asesinados en lo que va de este año.
Es menester reconocer que el Certamen Nacional de Periodismo ha reconocido a varios medios internacionales y a periodistas de muy diversos ámbitos en cuya labor creativa no sólo se tocan los temas de periodismo de la ciencia, la guerra o los sucesos internacionales, también se ha reconocido la labor de contenidos de cultura, espectáculos e incluso a quienes han realizado trabajos informativos respecto al entretenimiento y el divertimento deportivo y social.
La lista de cuarenta y tres premiados nos llevó a conocer tareas periodísticas de Rusia; el reconocimiento de los cien años del periódico Excelsior, así como la creatividad de los universitarios que ya realizan gacetas universitarias de profundo contenido informativo.
Los premiados han ido desde expertos en información como Raymundo Rivapalacio, a la agencia Notimex con Alejando Ramos en la crónica y enlace de la Visita del Papa, o bien, el reconocimiento de Alberto Tinoco Guadarrama, quien desarrolló un trabajo de corte internacional: “Botswana, triunfo de lo salvaje”.
Se reconoció a Alfonso Suárez del Real con un reportaje de la revista Siempre!. TV Azteca recibió premio a nombre de Adriana Delgado por un reportaje acerca de la innovación tecnológica y la estructura periodística; no menos interesante que se haya entregado esta presea a Rusia Today, quien ha desarrollado un trabajo impecable que da cuenta del crecimiento exponencial de las redes y los medios convencionales.
Se ha reconocido así mismo a la radio y televisión pública entregando el Premio Nacional de Periodismo al Sistema Público de Radiodifusión Mexicano con la serie “Ciencias para Todos”. Temas tan urgentes de difusión como el trabajo “Indígenas de la ciudad de México” que también sustentó la agencia de información Notimex.
En prensa especializada se reconoció a Fernando Israel Álvarez Roque en gaceta política, a Ariel Noyola en análisis económicos, a Gustavo Adolfo Infante por entrevista televisiva de semblanza, donde presentó la vida de Silvia Pinal. Y a David Faitelson, quien fue reconocido por su cobertura periodística y crónicas de las Olimpiadas de Río de Janeiro.
Me llamó gozosamente la atención que la gaceta Universo 9, de la Escuela Nacional número 9 de la UNAM, fue elegida por su labor juvenil. Polémica, pero de justo reconocimiento fue la premiación a Esteban Arce por las notas editoriales y trabajo periodístico realizado en Matutino Express de Televisa. Y para la radio el reconocimiento a Formato 21, emisora noticiosa que llega a 24 años de trabajo ininterrumpido.
En periodismo gráfico fue reconocido Jorge Árciga por la fotografía artística más oportuna en las Olimpiadas de Río de Janeiro. En el periodismo foráneo se reconoció a Carlos Ramos Padilla en mejor entrevista de televisión regional para el Sistema Mexiquense de Radio y Televisión. Y reconozco aquí que se premió con justa razón a Roberto O´Farrill por “El Pulso de la Fe” en su cobertura a la visita al Papa Francisco.
Más allá de mencionar a todos los premiados, he de confesar que esta ceremonia nos ha permitido reconocer que el periodismo mexicano es una labor de empeño y de frutos muy grandes, aunque no siempre reconocidos como debiera de hacerse, pues si bien la Fundación Antonio Sáenz de Miera ha permanecido respetuosa al dar estos reconocimientos, aún son lamentables, como lo mencionó Celeste Sáenz de Miera, los muchos casos de violencia contra la labor periodística y la inequidad económica y bajas condiciones de seguridad y profesionalización en nuestro gremio.
Vaya para quienes han recibido el Premio Nacional de Periodismo un gran aplauso, y también vaya un reconocimiento emotivo a quienes aún no son enaltecidos, pero que seguro ejercemos el periodismo consciente y honesto.
¡Bueno eso, eso digo yo!
