RADIO NOTAS.-La radio en República Dominicana trae consigo importantes episodios envueltos en varias décadas. Podemos citar el año 1926 como un inicio lógico, si tomamos en cuenta el nacimiento de la primera radiodifusora formal, una pequeña estación creada por el ingeniero Frank Happton, la cual tuvo la denominación HIRC.
Este es un punto de partida que tuvo su prehistoria en las prácticas de radiodifusión a partir de la primera intervención militar norteamericana en este país (1916). En este periodo entran en juego figuras como Manuel Emilio Nanita, Andrés Pupo Cordero y el mismo Happton. A partir de entonces, la radio ejerce su función social y política en diferentes momentos de la historia reciente de los dominicanos.
No es curioso para mí ver que en los diferentes registros no se consigne una sistematización de la radio salsera en Santo Domingo, siendo la música un eje neurálgico en la evolución de este medio. Por lo menos, en el tiempo que llevamos investigando acerca de esto, apenas vemos hallazgos aislados. Estos, apoyado en ciertas vivencias y testimonios de algunos protagonistas, sustenta esta tinta, posiblemente el primer escrito dedicado al tema. Es un acercamiento que alberga más aspiraciones y que pretende motivar a algunos que tiene algo que contar.
Es normal no haber encontrado datos precisos que se refieran a la radio y la salsa, porque desde que se pudo oler su presencia en el escenario dominicano, esta expresión ha sido víctima de la discriminación, que va desde lo social en general, hasta particularidades como el veto mediático.
En momentos en que se escriben estas reflexiones la salsa “Made in Dominicana” vive un boom de popularidad, difícil de creer, incluso por los verdaderos y fieles amantes de esta música (salseros de la mata, salseros duros o salseros bravos… esos que la moda no les cambia el gusto). Es un fenómeno que surge en medio de la falta de relevos, en un merengue que se advierte moribundo, tras la repetición de sus figuras más populares, las mismas que protagonizaron la escena de los decenios de los 70 y 80; y ante una bachata, que si bien es cierto que está iniciando un sólido viaje hacia la internacionalización, sus ídolos más jóvenes ya llevan un poco más de una década en la faena.
En medio de este panorama, emerge un universo: el universo de la salsa dominicana. Este, que siempre ha girado en su órbita, empieza a descollar entre las mayoría, con figuras nuevas que provienen de los barrios populares de la capital dominicana (aunque en estos momentos todo el que quiere ser popular está optando por grabar salsa). Otras expresiones como el reggaeton (con un color muy dominicano, y llamado dembow) también salen a flote.
En relación a los barrios de Santo Domingo, en su mayoría ubicados en la parte norte de esta ciudad, y en las periferias Este y Oeste del Distrito Nacional, podemos decir que constituyen el gran foco salsero de República Dominicana. Allí nacieron, o vivieron muchos de los emigrantes que conforman la comunidad dominicana de la ciudad de Nueva York, que desde los 80 se convirtió en la mayoría hispana de la llamada Gran Manzana, pero que empieza a formarse desde los 50. Y allí siempre han retornado, una o dos veces al año, manteniendo un nexo “de aquí para allá y de allá para acá”.
Estamos hablando de una vinculación de esos barrios con la época dorada de la salsa. Tal involucramiento, se mantuvo y fue creciendo gracias a dos ejes impulsores: Primero, esos viajes de los llamados dominicanyork, que en sus vueltas a la patria, nunca dejaban de traer los LPs de Eddie Palmieri, de la Fania All Stars y sus líderes por separado (Pacheco, Harlow, Barretto, Colón, Feliciano, Lavoe, Miranda, entre otros), además de algunos que eran considerados rarezas (la orquesta de Tony Pabón, la de Frankie Dante, Grupo Folklórico y Experimental Nuevayorquino, Conjunto Libre, entre otros). De esta conexión se desprende el otro eje: los programas radiales inspirados en ese primer contacto con el movimiento de la salsa y beneficiados por la llegada de aquellos álbumes. Esos programas fueron la columna que mantuvo el mencionado universo. Los mismos han sido producidos y conducidos (hasta el día de hoy) por gente de esos barrios, DJs y/o locutores que se han constituido en grandes ídolos de sus conglomerados, y que desde la marginalidad han abierto una ventana hacia el progreso, propio y de figuras musicales.
Radio salsera Santo Domingo. Sintonizando programas y figuras
Desde sus inicios, el contendido de la radio musical dominicana ponderó las propuestas novedosas de la música, fruto de la influencia de emisoras de diferentes partes del continente que entraban con naturalidad al territorio dominicano. De esa manera se dan a conocer diferentes propuestas, entre los que se destacan las diferentes vertientes cubanas y del jazz. De igual manera, otras figuras que pueden considerarse antecedentes cercanos del movimiento de la salsa, además de haber visitado el país, tuvieron mucha resonancia a través de emisoras locales. Podemos mencionar, entre otros, a Cortijo y su Combo, Daniel Santos y La Sonora Matancera. De estos dos últimos, cabe mencionar, el programa titulado Daniel Santos con la Sonora Matancera, cuyo contenido se basaba en programar las grabaciones del popular cantante puertorriqueño acompañado del legendario conjunto de Matanzas. El espacio se emitía por la emisora La Voz del Trópico, bajo la producción y conducción de Héctor Méndez, un locutor que durante su carrera produjo varios programas de música del Caribe, dándose a conocer como un gran difusor del son.
Al final de los años 60, surgieron locutores que empezaron hacerse populares por su conexión con esa juventud de los barrios de la capital dominicana. El repertorio estaba centrado en la música estadounidense, y la tropical que llegaba de diferentes países y de la ciudad de Nueva York, así como las grabaciones de las orquestas bailables dominicanas (boogaloo, merengue, mambo y guaracha).
De todos esos jóvenes, uno fue marcando la diferencia a medida que se fue adentrando en el creciente movimiento de la salsa. Este fue Hugo Adames, proveniente de Villa Consuelo, un barrio de Santo Domingo conocido por su tradición sonera. Luego de pasar por un proceso de formación e iniciación en una cabina, para 1968 inició el programa musical La Hora Brava, por Radio HIG (950 AM). Este espacio difundía los éxitos de los músicos que poco tiempo después fueron llamados salseros.
Aunque surgieron otros locutores que programaban de manera parcial o total estos discos, Hugo Adames fue el que más sobresalió, al punto de ser etiquetado como la gran figura de la radio salsera, tanto que era llamado El Bravo de la Salsa, y tiempo después El Monseñor de la Salsa, calificativo que él mismo se puso y por el cual es reconocido dentro y fuera del país. El 1 de septiembre de 1970 entró a formar parte de Onda Musical, una de las emisoras radiales de mayor audiencia e incidencia de aquella época. Allí mantuvo su espacio por 14 años. También laboró en la radio HIN.
La figura de Hugo Adames se mantuvo por mucho tiempo, al punto que hoy en día no existe un locutor y/o dj de salsa en República Dominicana que no reconozca el camino allanado por este. Siempre ha sido resaltado por los amantes de la salsa y por otros que necesariamente no siguen esta música. No hay coloquios, ni cualquier tipo de encuentro donde no salgan a flotes comentarios en torno a su figura, como el que da cuenta de su creación del llamado “diccionario salsológico”, cuyos términos la audiencia iba conociendo durante sus participaciones al aire; o la atribución de bautizar a El Gran Combo de Puerto Rico como La Universidad de la Salsa (esto sucedió en 1981, cuando llamó de esta manera a los también llamados Mulatos del Sabor, en una presentación junto a las orquestas de Johnny Ventura y Fernandito Villalona).
Otras figuras abonaron pasión salsera a la juventud de los 70. Entre ellos cabe destacar a Alci de la Rosa, hoy destacado periodista dominicano, quien fue precursor de la fiebre de los programas salseros. Trabajó en HIG en el espacio La Hora Brava, junto a Hugo Adames y en el programa La Cuna de la Salsa de la emisora HIZ, producido por Tito Campuzano.
En cuanto a Tito Campuzano, vale decir que del grupo de los pioneros ha mostrado la mayor consistencia en la difusión de la salsa. Su espacio La Cuna de la Salsa, luego pasó a Radio Popular, emisora que lo consolidó como figura.
Otro de los grandes de la radio salsera es el versátil animador Jesús Sánchez, conocido como El Loco Loco, quien después de Hugo Adames fue la figura de mayor arrastre entre los salsómanos, gracias a su producción radial El Matiné de la Salsa. Pero un alejamiento de la ciudad de Santo Domingo lo saca de este espectro.
Dentro del universo de la salsa, existe un submundo de mucha fortaleza, basado en un amplio repertorio de boleros grabados por los salseros. Ese fue contenido de un espacio radial titulado La Gente de la Salsa Cantan Boleros, producido y conducido por Ricardo Luna en 1974 a través de Radio ABC. Luna fue un locutor que venía de un formato extraño para muchos, basado en música rock estadounidense y jazz, contenido de su espacio El Sonido de la Música. A pesar de que este no fue considerado un difusor de la salsa, muchos programas siguieron emulando su desempeño en la radio salsera, produciendo secciones donde sólo se colocan los boleros de los salseros.
Radio salsera en los 80
Podemos calificar la salsa como la banda sonora del fin de semana de cualquier calle o esquina de un barrio de Santo Domingo de los 80, muy en especial los domingos. Este sonido era la compañía de grupos que disfrutaban sentado en las aceras de programas que sonaban temas ya considerados clásicos, y otros que eran la novedad. En este entorno nacen los llamados “colmadones”, una denominación especial de los colmados o tiendas de abastecimientos de los barrios, donde la gente iba a tomar cerveza y bailar la salsa que difundían algunos programas.
“Este tipo de denominación nace en el barrio Mejoramiento Social, en la esquina formada por las calles Josefa Brea y Eusebio Manzueta. Allí estaba -y aún permanece- el colmado Mi Propio Esfuerzo en el que se acostumbraba a llevar instrumentos de percusión para tocar encima de la música. Este colmado patrocinaba el programa radial de salsa de un locutor llamado Pedro Acevedo, a quien le llamaban La Fórmula y quien anunciaba el establecimiento como “Colmado Mi Propio Esfuerzo… el Colmadón”. Lo de Colmadón le venía por la espaciosa terraza que tenía, donde se aglomeraban decenas de salseros.
Con el tiempo este colmado se hizo muy popular. A él llegábamos gente de todos los barrios de la capital. Finalmente la gente lo llamó El Colmadón y a todos los establecimientos que empezaron a emularlo, en características y tipo de servicio, también le empezaron a llamar de la misma manera. Es así como el término “Colmadón” se convierte en un genérico.
Hoy en día, los colmadones están ubicados en gran parte del país, y en ellos se ha relegado el interés de vender otra cosa que no sea bebidas alcohólicas y otros productos afines al consumo que genera la diversión. Y aunque en ellos se escucha todo tipo de música, la salsa y los salseros fuimos sus primeros habitantes” (Fragmento tomado del libro inédito Salsa desde mi balcón. Relatos y Alegatos de un Melómano del autor de este ensayo).
Otro rasgo a destacar de este decenio, fue la incursión de la salsa en la programación regular de las emisoras tropicales. Además de los programas de fin de semana, emisoras como La Brava y Radio Wao introducen temas salseros que alternaban con el merengue, que experimentaba un alto grado de popularidad. Un elemento a tomar en cuenta en este nuevo diseño de programación fue la incursión del tema romántico en la salsa, que tanto atrajo a las mujeres, quienes eran las que más escuchaban radio de lunes a viernes. En el caso de Radio Wao, esta se hizo famosa por tener una programación muy estática, en la que programaba dos merengues y una salsa, lo que animaba a la audiencia pues ya sabía lo que venía. Además, Wao no tenía locutores para animar. En su lugar sonaba bompers jocosos grabado por famosos humoristas. Una programación similar tenía La Brava, basada solamente en música.
Luego llegaron otras emisoras que integraron a una programación parecida a la de Radio Wao, pero involucrando a locutores que llegaron a tener mucha fama.
En cuanto a producciones radiales y figuras de la radio salsera, esta década también arrojó ídolos. Son los casos de Carlos José Rosario, que aunque no se inició en el mundo de la salsa, hoy en día es considerado uno de los mejores animadores de la radio salsera actual. También está Felito Brens, locutor de radio y televisión que se hizo famoso, entre otras funciones, por su espacio dominical El Kilométrico de Felito, el cual se transmitía en Radio Wao, pasando luego a las emisoras Fiesta FM y Dominicana FM, respectivamente.
Una figura que causó gran impacto fue Santiago De Jesús, quien se dio a conocer como locutor y programador de música estadounidense, al tiempo que producía un espacio salsero denominado La Clave Afroantillana. Este programa llegó con varias peculiaridades, entre las que se destacaba un tipo de animación que involucraba una parte de didáctica, donde este arrojaba datos de la historia de los salseros. Además, De Jesús quería llevar la salsa más allá del salsero tradicional, lo que pudo lograr atacando dos flancos: Primero a la gente del barrio que usualmente no escuchaba salsa (incluyendo amas de casa y amantes de otras músicas) a quienes le ofrecía remedios caseros y algunas curiosidades relacionadas con el entorno de estas personas. El otro objetivo los constituyeron los encarcelados, muchos de los cuales escuchaban radio y posiblemente eran salseros, pero nunca había escuchado un espacio dedicado a ellos. De Jesús se hizo famoso por sus consejos a estos, y hoy en día su programa (que aún está al aire) es altamente recordado por su grito de aliento hacia estos: “Carceleros… presidiarios”.
Otra figura emblemática de los 80s es José Martínez El Joe, perteneciente al exclusivo staff de animadores de Radio Universal, donde producía el programa Universalsa; y Domingo Bautista, con su espacio Domingo Latino, que desde entonce se trasmite por Hits 92. Cabe mencionar que Domingo sacó su espacio en momento de un pleno auge de popularidad en la televisión. Este inició -y así continúa- con un contenido basado en remembranzas de la salsa y el merengue.
Estos y otros fueron los propulsores del crecimiento de un verdadero público salsero, pues irónicamente, las mayorías de las presentaciones de agrupaciones que llegaban al país, estaban destinadas a un público que no se consideraba amante de esta música, sino que asistía a todo tipo de eventos. Mientras eso sucedía, los verdaderos salseros, que muchas veces no podían pagar el precio de las boletas, mantenían su fervor gracias a la radio.
Audiencia total. Los 90s y principio del siglo XXI
El primer lustro de los 90 fue una continuación del decenio anterior. Surgieron nuevos programas salseros, en medio de una euforia de nuevas propuestas de la salsa romántica y el auge de la salsa colombiana -especialmente del Grupo Niche-, que vino a darle cosas nuevas a los bailadores, quienes se recostaban de los temas de los 70. La salsa daba indicio de estar saliendo del ghetto, y la mayor muestra fue la proliferación de escuelas de baile llenas de personas de la clase media alta. Todo el mundo quería -y quiere- aprender a bailar salsa, danza que llegó a ser considerada un verdadero reto.
Aquellas ganas de bailar sumaron nuevas audiencia en los programas, pues los nuevos bailadores se interesaron en conocer más de este mundo. Ya empezaban a surgir programas fuera de Santo Domingo, aunque Santiago de los Caballeros (segunda ciudad más importante de República Dominicana) ya tenía su corta historia de radio salsera, además de tener sus figuras, tales como El Cafre, un locutor que aún es considerado la máxima figura salsera de allí y que adquiere notoriedad en los 80. El trabajo de El Cafre también tuvo resonancia en Santo Domingo.
A partir del segundo lustro, la cosa cambia con el nacimiento de la primera emisora salsera de República Dominicana, La Superpotente, ubicada en los 104.5 FM del dial, y que adoptó este formato luego de ser propiedad del ingeniero William Pérez.
La llegada de La Superpotente, también llamada La Catedral de la Salsa, surge en un momento de auge de la industria del disco compacto, años en que muchas producciones perdidas en el soporte de acetato, fueron rescatadas. Fue momento aprovechado por esta emisora que presentó a las nuevas generaciones los legendarios catálogos de la salsa. Muchos jóvenes, incluso DJs que se iniciaban en los centros de diversión y cabinas de radio, llegaron a creer que temas como El Swing de El Combo del Ayer, La voy a matar de Tony Pabón y La Protesta, o El panteón de La Orquesta Zodiac, eran temas nuevos, pues gracias a la difusión de La Súperpotente estos se convirtieron en hits, probablemente en una mayor dimensión que en la época en que salieron al mercado.
Además, esta emisora formó un staff de locutores que llegó a ser más popular que muchos músicos de la salsa, y que a la fecha se mantienen realizando presentaciones en diferentes centros de entretenimientos tanto en el país, como para la diáspora dominicana, donde quiera que esta se encuentre. Dicho elenco estaba conformado por figuras diversas, algunos locutores experimentados como Pedro Acevedo La Fórmula y otros que venían de las discotecas.
Cabe destacar la participación de dos figuras que ayudaron al posicionamiento de la emisora, Eugenio Pérez y Chino Méndez, quienes se convirtieron en padrinos de los nuevos Djs de la emisora. Pérez y Méndez tenían vínculos con la promoción del mundo de la salsa, actividad que realizaban de manera paralelas con otras profesiones, las que realmente le dieron ascenso social. Pérez entró a La Súperpotente con su espacio Salsa Picante, con la producción más abarcadora que podría tener un programa salsero, la que daba inicio los sábados en la mañana con un repertorio basado en temas de jazz interpretado por salseros. Luego pasaba a la salsa durante el resto de la mañana, hasta llegar al mediodía con los boleros de los salseros y finalizar en las primeras horas de la tarde con salsa. Luego de una hora de programación regular entraba Chino Méndez con Salsa Son, que iniciaba con sones tradicionales, luego conjuntos cubanos y finalizaba con salsa. Ese recorrido musical inyectaba una audiencia de diferentes generaciones. Hoy, Eugenio y Chino continúan con sus respectivos programas, además de ser las figuras mejor valoradas de la radio salsera actual; pero ambos le han dado giros a sus producciones, basando sus contenidos en temas salseros y apoyando el creciente movimiento de orquestas de salsa del patio, impulsando sus grabaciones.
Otras figuras que se hicieron famosas en La Súperpotente fueron Cornelio Martínez El Piloto, Paul García y Rafael Merejo.
Una de las claves que ayudó al éxito de la mencionada emisora fueron las producciones especiales que en varias ocasiones realizaban, y en la que se involucraban todos sus locutores y a los Djs de las discotecas. Es muy recordado el especial realizado a finales de 1999 en el programa de Eugenio Pérez, donde este equipo seleccionó las 100 salsas del siglo XX, listado que continúa en el recuerdo de los salseros, ya sea para aprobarlo o vetarlo.
Moviéndose entre las primeras diez emisoras con mayor audiencia de Santo Domingo, era natural que La Superpotente encontrara quien le siga los pasos. Entonces surgió Caliente 104, en el 104.1 FM. Esta emisora, ubicada en el dial contiguo, llegó a ser su competencia. Esta inició bajo la dirección de Carlos José Rosario, quien a punta de experiencia enfrentó el auge de su contrario. Posteriormente llegó Fuego 90, en los 90.1, bajo la dirección de Santiago de Jesús.
Tanto Caliente 104 como Fuego 90 llegaron bajo la sombrilla de grupos mediáticos. El grupo propietario de Fuego 90 realizó una oferta al propietario de La Superpotente, la cual se antepuso a su amor por la salsa, admitido en más de una ocasión por él mismo. El propósito de compararla fue convertirla en una emisora de balada pop. Hoy, la 104.5 FM trasmite una programación deportiva, de la cadena multinacional ESPN. Por su lado Caliente 104 y Fuego 90 continúan en franca competencia entre ellas y con los programas salseros de los locutores que pertenecieron a La Superpotente.
Un caso especial es el de El Gato Peter, un locutor que lleva 30 años animando en cabinas y discotecas, y que adquiere notoriedad en los 90. Pero este siempre ha estado al margen de los círculos salseros, pues nunca ha gravitado entre los locutores de salsa; incluso su exitoso programa, 95 Grados de Salsa lleva varios años en la emisora Kiss 95, cuyo blanco de público obedece al resto de la programación de la emisora, basada en reggaeton, rap y expresiones que hoy son llamadas urbanas. A Gato Peter el público salsero no suele escucharlo, pues su contenido está basado en una salsa que ellos consideran light. No obstante, este ha permanecido vinculando a ese público a la salsa, y logrando fama en la radio y convirtiéndose en uno de los principales animadores de discotecas.
Dos párrafos a modo de conclusión
Por supuesto que faltan figuras y programas. Tal como apunta el título, apenas es una “aproximación”, y como resaltamos en el texto, intentamos construir la historia. Apenas es el inicio, y de seguro habrá continuidad, pues la motivación ha crecido durante el proceso de investigación.
Es un compromiso que debe continuar, ahora que Santo Domingo cuenta con dos emisoras cuya programación es 100% salsa, una popularidad que habla de orquestas e intérpretes del patio que son aclamados, la posibilidad de otras emisoras en otras ciudades y decenas de programas diseminados a en toda la geografía nacional. Es importante que no se pierda la memoria, sobretodo para que cada actor del universo salsero de Quisqueya asuma la defensa de esta expresión que es de todos los latinoamericanos, y que es amenazada por los bombardeos mediáticos y de todo tipo, que pretende devolver la salsa a la marginalidad, y que no admiten que en nuestra tierra está viva.
Alexis Méndez