Las mejoras en la calidad del sonido y la capacidad de aumentar la cobertura de las frecuencias, así como la reducción de gastos de operación, fueron los principales incentivos para que las emisoras se decidieran por las nuevas plataformas tecnológicas.
Para ello, el Instituto Federal de Telecomunicaciones ha llevado a cabo diversos esfuerzos en cada una de sus legislaciones. Lo primero fue hacerse cargo de la transición de frecuencias AM a FM para que tuvieran la posibilidad de trabajar con nueva tecnología, especialmente parámetros de transmisión digital.
Pero este año el esfuerzo por la digitalización también contemplará a la Amplitud Modulada. En la licitación de ambas frecuencias se anunciaron beneficios a los concesionarios que se comprometieran a realizar transmisiones híbridas, incluso se introdujeron obligaciones de ese tipo para los nuevos competidores, pues de esta manera se insta al mercado a renovar sus métodos de transmisión.
Los resultados parecen favorables si tomamos en cuenta que el 37% de los concesionarios que participaron activamente en la licitación se comprometieron a trabajar con transmisiones híbridas y el 65% de los nuevos competidores tienen la obligación de incluir el canal digital. Con ello podemos esperar que casi en su totalidad la nueva radio mexicana estará digitalizada.
Ahora, lo que se debe buscar es llegar a un mayor número de radioescuchas, pues sólo el 33% obtiene señales digitales, el resto sigue escuchando la radio a través de medios convencionales que no pueden captar estas transmisiones. ¿Será necesario realizar una acción de digitalización como la que se llevó a cabo con la televisión?
Aún no se sabe a ciencia cierta el siguiente paso a dar, pues la industria va a sufrir un reacomodo después de la pasada licitación que no sólo trajo subastas millonarias, sino nuevos competidores que cambiaron las posiciones de privilegio en la concesión radiofónica.
