A pesar de que en México existe mucho público en las plataformas de la radio y televisión, las empresas de otros países no se animan a invertir.
No es falta de capacidad o que no existan reglas que les permitan obtener algo a cambio, el problema reside en que el escenario no es favorable para ellos, aparte de que la inversión podría ser un tanto arriesgada.
La Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión permite hasta un 49% de inversión extranjera en radio y televisión. No es un número menor, pero no está en un plano de paridad. Por eso no hay empresas interesadas en licitaciones.
Para que el panorama sea mucho más claro, cuando una empresa extranjera decide invertir en México, la ley le exige aceptar al mismo tiempo 49% de inversión mexicana en su país de origen.
Otro punto es el de la producción, en la cual existe un riesgo mayor. En la televisión abierta nada más se consumen telenovelas y noticieros. Sale demasiado caro invertir en una producción que compita con estos contenidos, en especial con los de Televisa.
Por si eso fuera poco, hay que señalar que un sector importante de consumidores ahora utiliza otras plataformas que cada día ganan más terreno sobre todo en TV.
Entre gastos de producción, falta de acuerdos y un escenario muy duopolizado, la inversión extranjera significa una labor titánica a la que no cualquiera se comprometería.