Todos los sonidos los percibimos a través de nuestros canales auditivos y son procesados por el cerebro. Aunque esta anotación parezca un poco obvia, es clave para explicar por qué nos escuchamos tan diferentes cuando hablamos y cuando nuestra voz es grabada.
Nuestra voz se origina desde el interior de nuestro cuerpo, por lo que el oído no sólo es estimulado por el sonido que sale de la boca, sino por la vibración de las cuerdas vocales, un proceso interno que produce un sonido final mucho más grave.
Conocer este detalle es vital si estamos empezando nuestra carrera como locutores o actores de doblaje, pues si no aprendemos a reconocernos y tener conciencia de estos detalles vamos a tener más problemas al momento de modular o crear inflexiones en la voz para darle cierta característica a un personaje o transmitir un sentimiento a un radioescucha.
Un ejercicio muy sencillo que puedes hacer para ir conociendo las características del sonido de tu voz es hacer constantes grabaciones, escucharlas posteriormente y analizar si realmente logras transmitir el efecto que buscabas.
Con la práctica y el avance de tu carrera irás dominando el volumen y cada vez tendrás grabaciones más logradas, lo que sin duda hará crecer tu carrera profesional.