RADIO NOTAS.-Daniel Díaz Alejo formó parte del elenco de presentadores del programa el Show del Mediodía, desde el 1981 hasta el 1990. Sin dudas, la que fuera la época dorada de ese espacio de televisión, al que el sobrenombre de “La Costumbre”, ciertamente le hacía honor.Uno de los mayores atractivos de ese espacio, que reunía a la familia dominicana todos los días, al mediodía, lo representaba su staff de conductores.
Su manera impecable de transmitir el contenido de cada entrega, era motivo de orgullo y un referente de calidad, preparación y de un elevado respeto a los televidentes. Algo que hoy en día brilla por su ausencia en la televisión dominicana.
Daniel, junto a Yaqui Núñez del Risco, Julie Carlo, Zoila Luna y más tarde Tania Báez, elevaron a los más altos niveles el arte de la palabra en la televisión dominicana.
Es por eso, que a pesar de que hace más de 26 años que dejó de pertenecer al programa, la gente aún lo recuerda, lo reconoce, le manifiesta cariño y respeto.
En esta conversación, Daniel recuerda cómo se fue enamorando de los medios de comunicación, expone su trayectoria, la cual inició en la radio, revela su deseo de regresar a la pantalla chica, haciendo algo diferente al trabajo con el cual hizo nombre y creó fama, lamenta la partida física de sus compañeros de labores y afirma que aún le faltan muchas cosas por hacer en el campo profesional.
1. Puertoplateño de corazón
Nací el 20 de diciembre de 1945, es una historia un poco original. Yo nací originalmente en Caracas, Venezuela. Mi padre, que era español, se había exiliado allá. Llegamos a Puerto Plata en el año 1947 y nos establecimos ahí. Me crié en Puerto Plata, y para mí ese es mi pueblo, por eso digo que soy puertoplateño. Legalmente soy dominicano, pero nací en Venezuela. De mis hermanas, Pilar, es abogada; Benita es maestra, sigue en Puerto Plata; Estela, que también fue maestra, se fue a España y luego a Estados Unidos. La única que siguió mis pasos es Esther, la mayor, que fue un tiempo locutora en Puerto Plata.
2. Por un pelotazo
Mi padre, Daniel Díaz Alejo, fue maestro por 30 años. Era español, exiliado de la Era de Franco. Llegó al país en el grupo de Jesús de Galíndez. Eran compañeros. Tuvieron que atravesar desde España hasta Francia, y en el año 1939, Trujillo hizo un tratado con Francia para permitir la llegada al país de refugiados españoles, entre ellos estaba mi padre. Mi madre, Isabel Reyes de Díaz Alejo, doña Isabelita, como le llamaban, era maestra en Puerto Plata, fue maestra por 45 años. Se conocieron porque mi padre, en un partido de fútbol, le dio una patada a la pelota y le dio a mi madre, y él fue a socorrerla. Se conocieron ahí, y dos años después estaban casado.
3. Daniel el travieso
Era un niño muy travieso. Me daban muchas pelas y mi padre me castigaba. Mi madre nunca me levantó la mano. Una de las cosas que me enseñó mucho, fue que yo tuve la coincidencia de que en sexto curso mi padre fue maestro mío, y tú sabes cómo son los muchachos. Recuerdo que un día hice una de las mías y mi padre me llamó delante de todos los muchachos, y me dijo: “Danielito venga a acá” y me dio una bofetada delante de todo el mundo. Después él me dijo: “Eso me dolió más a mí que a ti, pero te lo hice porque tú tienes que respetar. Tú eres mi hijo en la casa, pero en la escuela eres un estudiante, y yo como maestro tengo que imponer el respeto”. Eso me enseñó mucho. Mi padre me enseñó mucho de la vida. Cuando me hice adulto recuerdo las cosas que me enseñó, que muchas veces no eran las que yo quería, no me gustaban, pero se lo agradezco.
4. Locutor
Me convertí en locutor por coincidencia. Mi hermana mayor, que en ese momento no era locutora, tenía un hermano que era locutor y yo siempre iba a la cabina. Hasta que un día él me dice: “Daniel quédate un poquito aquí, tengo que salir afuera”. En ese entonces se usaban los discos grandes, los llamados Long Play. Yo no hablé, simplemente puse un par de discos y me gustó. Fui un buen estudiante, yo no me gané el mérito estudiantil por dos puntos, el que lo ganó obtuvo un 99 y yo un 97, pero sin embargo, me gané una beca para ir a Brasil a estudiar agronomía, pero después de haber estado en la cabina me había enamorado de la radio y le dije a mi papá que me iba a meter a locutor, comencé y me enamoré de la radio. Me examiné de locutor, conseguí el carnet y comencé una carrera que me ha dado muchas satisfacciones, más de lo que yo esperaba. No me arrepiento de haberla elegido.
5. Para Nueva York
Cuando estalló la Revolución, un grupo de amigos y yo en Puerto Plata, comenzamos a hacer conspiraciones, programas de radio, viajes a Santiago. En ese tiempo me metí en política. Recuerdo que el mayor Puente, que era el jefe de guardia del pueblo, le dijo a mi papá: “Oye Daniel, o tú aconsejas a Danielito o lo vas a perder. Dile que se esté quieto”. Me acuerdo de Olegario Grullón, que era el que llevaba los LP, que eran unos discos grandes que se ponían en los programas de la emisora, La Voz de los Estados Unidos, y le dije a él que necesitaba irme del país, porque si no me iba, podría tener problemas. Entonces, Olegario me consiguió una cita con el cónsul de Santiago. Conseguí mi visa y me fui a Nueva York en el año 1969. No había vuelos directos, me fui primero a Puerto Rico y de ahí a Nueva York. Al llegar a Nueva York, me senté en la ventana y me rajé a dar gritos, y me pregunté ¿y qué es lo que yo he hecho. Pero ya había dado el paso y tenía que seguir.
6. Buena formación
Antes, un locutor era un comunicador, era confiable, creíble y veraz; pero hoy en día, lamentablemente, todo se ha perdido. Porque ya no hay locutores, ahora hay DJs en la radio. Date cuenta de que ya no se escucha el radio-noticiario. El progreso se lleva mucho. Hoy en día podemos lograr cosas increíbles, cosas que tú ni soñabas años atrás, como poder comunicarte a través de un celular donde quiera que estés, pero hay que pagar un precio, y en este caso el precio es la calidad. Esa es una de las pérdidas que hay que atribuírselas al progreso y a la comunicación moderna.
7. El Show del Mediodía
Un día, jugando softbol en la Liga de la Farándula con Augusto Guerero, me dice él: “Daniel, ¿te gustaría trabajar con nosotros en el Show del Mediodía ?. Voy a tratar de concertar un encuentro contigo y con Yaqui”. En ese momento me gano un premio, El Dorado, como locutor comercial y presentador de noticias en televisión. Yaqui se me acerca y me dice que le gusta mi trabajo, y “quiero hablar contigo”. Me llevaron donde José Augusto Thomén y ahí comienza mi historia en el Show del Mediodía. Todos tenemos una experiencia grande en la vida. Para mí esa fue mi escuela, mi mejor experiencia, mi enseñanza. Ahí aprendí a compartir con una verdadera familia, el sentirme querido, no solo por la gente del programa, sino también por el público. El Show del Mediodía para mí fue mi universidad. Ahí estuve desde 1981 hasta el 1990.
8. Las de antes y las de ahora
¿La diferencia entre las presentadoras de antes y las de ahora? Si tú ves, Julie Carlo, Zoila Luna y Tania Báez, en ese momento eran jóvenes muy hermosas, pero no vendían eso, vendían su talento. Cada vez que Zoila Luna aparecía en la pantalla, tú decías: “¡caramba, qué mujer tan hermosa!”, pero cuando ella comenzaba a hablar, toda esa belleza quedaba a un lado, ahora no. Antes, el talento, la capacidad y la preparación opacaban la belleza, ahora da pena escuchar a algunas, pero eso sí, lucen espectaculares.
9. Dos matrimonios y dos hijos
Me he casado dos veces, el primero fue con la madre de mis hijos, estuvimos casados por 26 años. Al final, por aquello de que lo que quieres a los 15 no es lo mismo que quieres a los 20 o a los 30. Ya nuestros hijos estaban grandes, y por las buenas decidimos poner término a nuestro matrimonio. Tras cuatro o cinco años, me casé de nuevo, y luego de ocho años nos separamos. Ahora estoy tranquilo. Con mis hijos habló más que cuando yo vivía allá con ellos. Tenemos una comunicación más que de padre e hijos, de amigos.
10. Ventas por TV
También tuve experiencia en un canal de ventas por televisión, Home Chopping Network, hicieron el proyecto en español y ahí fui a parar. Duré seis años ahí. Al cabo de esos seis años decidí regresar al país y quedarme aquí. Ya llevo casi seis años que regresé. Pensé que ya mis hijos habían crecido. Mi hijo mayor ya tiene 45 años y el menor 41. Soy divorciado hace un tiempo largo y pensé retornar a Santo Domingo. Ahora, junto con Fabio Ureña, tenemos el programa “Pronóstico Final” por el canal 19, los domingos. Hago reportes para una emisora de noticias de Miami.
Forman parte de la vida de Daniel
“Siempre que ves partir a alguien es muy doloroso, sobre todo aquellos amigos que se fueron a destiempo, porque todos se fueron a destiempo. Yaqui, Freddy, el mismo Luisito, Milton, todos murieron jóvenes. Yaqui, un hombre todavía con todo su potencial, lo mismo que Freddy, pero ese es el transcurso de la vida, es lo único real y hay que estar preparado. La vida misma te da la entereza para seguir adelante. La muerte de mi padre no me la esperaba. Yo estaba trabajando en el hotel El Embajador. Allí, César Suárez y Luis Medrano hacían siempre la fiesta de fin de año. Estaba ahí y recibí una llamada diciéndome que mi padre se había puesto mal. Eso fue muy duro y me cambió la vida. La muerte de mi madre fue un duro golpe y no lo olvido. Otra situación muy difícil, ocurrió un día estando en Miami, me empecé a sentir ronco, fui al médico, me hicieron exámenes y me dijeron que tenía callos en la garganta y tenía que operarme. Cuando hicieron la biopsia, salió positivo. Pero no me hicieron el tratamiento que tenían que hacerme, y a los tres años me repitió. Me puse en tratamiento. Ese fue un trayecto muy doloroso y triste, porque fueron tres meses muy fuertes, perdí la voz y tuve que pasar por unas 36 sesiones de radiación para combatirme el cáncer que tenía en las cuerdas vocales. Ahí se dio mi encuentro con Dios. Me dije: “estoy aquí para algo. Recibí una oportunidad de él para algo”. Siempre he tenido una buena relación con Dios, pero soy un poco rebelde. Yo era clérigo. A los 14 años estaba pensando ir a un seminario para ser cura, pero me gusta analizar y pensaba que Dios no estaba solo en la iglesia, veía en la misa gente que era mala recibiendo la comunión y no seguí ese camino”.
Ejemplo
Mis padres tuvieron una unión ejemplar. Mi padre murió en el 1990 y ese mismo año cumplían sus bodas de oro. Mi madre murió en el 2002”.
Regresar
Aún no termino. Me falta mucho. Me gustaría volver a la televisión. No en el sentido aquel de ponerme frente a una orquesta, ni a hacer noticias”.
Querido
Me siento orgulloso. No sabía que en mi país gozaba del cariño que gozo, aun después de tantos años de haber salido de la televisión”.
Por Evelyn Irizarri