Fue gracias a un concierto de la banda Marillion que obtuvo la oportunidad de quedarse ante un micrófono a solas por vez primera en la emisora Radio 13, ya que la conductora estelar tuvo que salir a cubrir el concierto, dejándolo a él en cabina.
Aquella noche de sábado de 1999 sería la punta de lanza de una carrera en ascenso gracias al programa Estación Arte… hasta la fecha. Él es Eduardo Limón, comunicador con experiencia en locución, cápsulas y podcasts culturales cuyo máximo reto ha sido desenvolverse en el periodismo radiofónico matutino por la radiodifusora W de Televisa.
Hago televisión también en el Canal 22, pero me encanta la radio porque te da una especie de aura de clandestinidad que no tiene la televisión, que es muy controlada, da la sensación que estás haciéndolo todo subterráneamente.
Bueno, toma en cuenta que ya hay más transmisiones simultáneas vía webcam.
Eso tiene que ver con los nuevos medios. Yo tengo algo parecido a un programa de radio: “Un libro para el fin”, estoy transmitiendo una radio por internet llamada “Puentes”, con sede en la colonia la Condesa; estamos en Soundcloud y YouTube.
¿Cuáles son las mayores dificultades haciendo un noticiero matutino?
El horario es bestial. Trabajé en el noticiero de Carlos Puig de lunes a viernes desde las 6:00 de la mañana. Eso fue de 2008 a 2012. La gran bronca es que en esa época yo a todos lados me iba durmiendo, lo recuerdo todo entre sueños. Admiro a los que trabajan diario en las madrugadas, yo salí curado de espanto. No hay que olvidar que los noticieros radiofónicos matutinos son los que plantan la agenda. La tele no lo hace porque reina en la noche, cuando todas las noticias ya pasaron, es sólo el reflejo del día. Quien diga que no, miente, que me diga qué nota importante apareció en televisión matutina. No tienen el poder de crear agenda.
¿Cómo fue que se dio ese segmento llamado “El dato inútil” en aquel programa “La noche W” que conducía Fernando Rivera Calderón?
Fue una idea de él; y yo la tuve un tiempo. Estuvo en “El Weso” como dos años. Yo en W he tenido que cambiar de secciones, hice de todo con Carlos Puig, Salvador Camarena, León Krauze, trabajé muy contento. La dificultad fue el horario, repito.
¿Buscabas información por doquier, cosas espontaneas?
Sí, como el número de aguacates que existen, si la horchata era mexicana; fue enloquecedor, comenzó siendo divertido y acabó siendo un compromiso intenso. Para darle buena redacción, hacer un buen trabajo, tenía que dedicarle muchas horas.
El problema con esos segmentos es que parecen rápidos y sencillos y no necesariamente lo son.
Claro, el público suele creer que es así. Cuesta una lana también si quieres ser original, por supuesto. Si quieres sólo usar Wikipedia y emplear tres lugares comunes, ya tienes tu revista o sección de radio de inmediato. Muchísima gente lo hace.
¿Cómo ha sido colaborar ahora con Fernanda Tapia y cómo te sienta este cambio?
Con ella colaboro esporádicamente desde 2013. Ha sido aleccionador, no es lo mismo estar en un horario que otro, cada conductor tiene sus características y consideraciones. Ella es la decano de la radio de mi generación en el país, la admiro y la considero un ser humano congruente. Hay mucha gente que actúa desde los medios, lo que quieren es ser famosos y cuando salen del aire van a lo suyo; ella sí tiene vocación social.
¿Cómo es trabajar con nuevas generaciones y como difieren contigo?
Donde grabo “Puentes” hay una consideración muy especial. La inmensa mayoría de la gente con la que trabajo ahí son millenials, me entusiasma ver lo que hacen, me prende su creatividad, me avasalla como manejan cosas que yo no, como las plataformas. Yo creo que percibir a los jóvenes por su natural experiencia como inútiles es una tontería. Claro que son inexpertos porque son más jóvenes, pero hay gente muy talentosa de la que se puede aprender. No tiene que ver con que lo joven siempre va a estar bien. No es la edad sino el talento.
¿Qué crees que le falta a la radio o que le sobra?
Como periodista lo voy a sintetizar: falta más valentía y menos banalización. Hay una buena parte de la radio mexicana, anteriormente más articulada, que se nos volvió un reventón fresa en que “todo está bonito”. Algunos periodistas odian que se diga esto, pero parece increíble que Carmen Aristegui haya planteado notas de verdadero escándalo y que solo un medio haya tenido un consenso de opinión pública. Que me digan qué nota ha marcado agenda salida de sus noticieros. O no la saben encontrar o no les interesa.
Por Miriam Canales
