5 divertidas anécdotas radiales de Larry King

Una de las más grandes figuras del periodismo también cometió algunas embarradas cuando apenas comenzaba su carrera. Aquí, algunas de ellas.

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Comenzó su carrera como muchos de nosotros: sin experiencia, cometiendo errores pero con muchas ganas.

El pasado 23 de enero falleció Larry King a sus 87 años de edad. King, cuyo verdadero nombre era Lawrence Harvey Zeiger, fue un presentador de radio y televisión estadounidense, y durante sus 63 años de carrera logró entrevistar a candidatos presidenciales, celebridades, atletas, estrellas de cine y gente común.

Esas entrevistas le valieron varios premios, entre ellos dos George Foster Peabody a la excelencia en radiodifusión, un Emmy, diez premios Cable ACE y el premio Allen H. Neuharth a la excelencia en periodismo. Además, fue incluido en cinco de los principales salones de la fama de la radiodifusión estadounidense.

Realizó más de 50.000 entrevistas a lo largo de su medio siglo en la radiodifusión, incluidas entrevistas exclusivas con todos los presidentes de Estados Unidos desde Gerald Ford y también es autor de varios libros, incluida su autobiografía, “My Remarkable Journey”.

Larry King entrevista al presidente estadounidense Jimmy Carter (Cortesía: facebook)

King fue entrevistador de radio de la WMBM en el área de Miami en las décadas de 1950 y 1960, y ganó prominencia a partir de 1978 como presentador de “The Larry King Show”, un programa de radio con llamadas a nivel nacional que se escucha en el Mutual Broadcasting System.

De 1985 a 2010 condujo el programa de televisión de entrevistas nocturnas “Larry King Live” en CNN. De 2012 a 2020, presentó “Larry King Now”, que se transmitió en Hulu, Ora TV y RT America.

Luego continuó presentando “Politicking with Larry King”, un programa político semanal de entrevistas que se transmitió en los mismos canales entre 2013 y 2020.

La revista TV Guide llamó a Larry King como «El presentador de programas de entrevistas más notable en la televisión» y la revista Time lo llamó «El Maestro del micrófono«. Otros lo han llamado “el Muhammad Ali de la entrevista televisada”.

¿Y qué es lo que hacía a Larry King tan especial?

En un podcast con Cal Fussman realizado en mayo de 2018, King contó varias anécdotas de sus inicios en la radio. Fussman es uno de los autores más vendedores del New York Times y escribe además para la revista Esquire.

Y en esas anécdotas podemos darnos cuenta de que nadie nace grande, nadie nace aprendido, que todos cometemos los mismos errores y así es como vamos forjando nuestras carreras.

Las anécdotas son muy divertidas, cosas que uno nunca imaginaría de un presentador de tantos quilates como él. Situaciones que pudieron habernos ocurrido a nosotros.

Sí, porque al igual que todos nosotros, y a pesar de ser uno de los más grandes entrevistadores de la historia, cometió errores de los cuales aprendió y pudo salir adelante.

1. El origen de su nombre:

Muchos de quienes trabajamos al aire escondemos nuestro verdadero nombre y buscamos algo más fácil de recordar. En mi caso, mi nombre es Óscar Jaime, pero desde muy pequeño, en mi casa, me decían ‘Tito’, por ser el más chiquito de la familia, el ‘tito‘, antes de que llegara otro hermano más.

También recuerdo que Alejandro Villalobos, un experto radiodifusor colombiano, era experto en ponerles nombres artísticos a sus disc-jockeys. Por ejemplo, en la Superestación de Bogotá había un locutor que trabajaba en la madrugada. Su nombre era Adalberto, pero Villalobos le dijo que cambiara su nombre por “Addie”, que sonaba más ‘cool’.

Lo mismo pasó con otro disc-jockey, Wilson Bernal. A Villalobos no le gustaba ese nombre, así que le pidió que lo cambiara por algo más llamativo. Usando solo la inicial de su nombre, Wilson pasó a llamarse “Dobleú” Bernal.

Y algo parecido pasó con Larry King.

King era de los que se iba a las emisoras a ver cómo trabajaban los locutores, pero sabía que en Nueva York era muy difícil encontrar trabajo para un novato como él. Un locutor que conoció allí le recomendó irse para Miami, por ser un mercado grande, con muchas emisoras, sin sindicatos y con locutores viejos que ya estaban de salida.

Es que en algunas ciudades de ese país hay que pertenecer a un sindicato para poder trabajar en radio.

Se fue en bus a Miami con los 12 dólares que tenía en el bolsillo y luego de hacer un demo se quedó como practicante en una pequeña emisora de AM en Miami Beach llamada WAHR. Al mes de estar allí renunció uno de los locutores y le dieron su primera oportunidad.

El gerente le dijo que estaría al aire de 9 de la mañana a 12 del mediodía y se encargaría de las noticias y los deportes por las tardes. Su primer salario sería de 55 dólares a la semana. Eso fue un viernes, así que tuvo todo el fin de semana para prepararse para su debut.

Y dice Larry King que ese viernes, antes de hacer su primer programa, se volvió loco. Regresó a su casa y al día siguiente se fue la emisora para elegir la música que iba a tocar el lunes.

Practicó todo el domingo. Estaba muy emocionado. Luego llegó el lunes por la mañana. Era el 1º de mayo de 1957. Llegó cerca de las 6:00 a.m. y debía trabajar hasta las 9. Su tío, que lo albergó en su apartamento de Miami, lo abrazó y le deseó lo mejor.

King recuerda que era una mañana cálida, húmeda y soleada en Miami Beach, en el 840 de First Street, justo enfrente de la estación de policía. Luego, faltando 15 minutos para el inicio de su primera salida al aire, Marshal Simmons, el gerente, lo llama a su oficina.

Entró, y el gerente le dijo: “Bueno, este es tu primer día al aire. Te deseo mucha suerte. ¿Qué nombre vas a usar?«.

El señor Simmons le dijo que Larry Zeiger no era un nombre adecuado para estar al aire. Sentía que era difícil de pronunciar y temía que los oyentes ni siquiera fueran capaces de escribirlo.

King, preocupado y muy nervioso, le advierte a su jefe que solo faltaban 12 minutos para salir al aire.

Encima del escritorio estaba abierto el Miami Herald justo donde había un aviso de una tienda de licores de Washington Avenue llamada King’s Wholesale Liquors.

Entonces Simmons vio el aviso y le dijo: «¿Qué tal Larry King?». Y desde ese mismo momento, el famoso entrevistador comenzó a usar ese nombre hasta sus últimos días.

2. Su primer día al aire

Todos hemos cometido errores en nuestra primera salida al aire. En mi caso, fui a poner el brazo de la tornamesa encima del disco que iba a tocar, pero era tan liviano que se elevó y cayó encima del disco, rebotando por encima de las canciones del long-play. El canal de la consola estaba abierto.

Bueno, pues Larry King también la embarró en su primer día. Esto es lo que cuenta:

“A las 9:00 pongo el disco. Le bajo volumen, abro el micrófono y no me salen las palabras. Vuelvo a subir el volumen del disco, lo bajo, lo vuelvo a subir, lo bajo y entro en pánico. Estoy sudando. Miro el reloj. Literalmente me dije a mí mismo que no puedo hacerlo.

Puedo hacer muchas cosas, pero estoy nervioso y pienso que hasta aquí llegó mi carrera. Entonces llega el gerente, que Dios le bendiga, abre la puerta de la sala de control de una patada y dice: «Este es un negocio de comunicaciones, maldita sea. ¡Comunícate!».

Cierra la puerta. Le bajo el volumen al disco, abro el micrófono y digo: “Buenos días. Mi nombre es Larry King”. Y esa fue la primera vez que dije eso porque me acaban de dar este nombre.

King recuerda que desde que tenía 5 años había soñado con ese momento, y así se lo dio a conocer a su audiencia.

“Dije: Mi padre murió, tengo que trabajar y estoy nervioso, así que por favor tengan paciencia conmigo”. Pero tan pronto escuché el disco nunca volví a estar nervioso”.

Esa historia se las contó a personajes importantes del espectáculo en los Estados Unidos como el locutor Arthur Godfrey, voz oficial de los cigarrillos Chesterfield; al actor y comediante Jackie Gleason y muchos otros. Y ellos le dijeron: «Bueno, aprendiste el secreto de este negocio, que no es ningún secreto: solo hay que ser uno mismo.«

Por eso, una de sus mejores recomendaciones fue: Sea usted mismo. No tenga miedo de hacer una pregunta. No tenga miedo de parecer estúpido.

3. La transmisión de un huracán

Estar trabajando en una emisora de radio hablada o de noticias se presta para presentar diferentes acontecimientos de la vida diaria, entre ellos catástrofes y noticias trágicas.

Un día, estando al aire en la emisora WIOD de Miami, los azotó un huracán. Y en lugar de salir corriendo a protegerse, Larry King aprovechó la situación para conectarse mejor con su audiencia.

Dijo que a pesar del susto inicial, vio la oportunidad de sincerarse con su público, de mostrar que era humano como sus oyentes y que también tenía miedo, y eso lo quería mostrar en ese momento como una forma de empatía.

“Levántate y diles que tienes miedo. Lo entenderán porque también estarán asustados. Tráelos a tu situación”, recomendaba King.

Larry King en la emisora WIOD de Miami (Cortesía: Facebook)

En este caso en particular, el periodista recordó que estaba al aire cuando llegó un huracán a Miami. En ese momento, él estaba solo en la cabina de radio, acompañado únicamente por el operador de la consola.

En la cabina tenían, igual a como sucede hoy en muchas cabinas de radio, un televisor encendido en CNN para estar al tanto de todas las noticias, y de repente ve que las lámparas del estudio de CNN, los escritorios y las mismas cámaras empiezan a moverse de un lado a otro.

Entonces vio la oportunidad de transmitir a su audiencia lo que estaba pasando y lo primero que hizo fue fijarse si aún estaban al aire. Afortunadamente, en su emisora de entonces, la WIOD de Miami, tenían una planta eléctrica, así que no tuvieron problemas con el suministro de energía.

El mayor problema es que él y su compañero estaban allí encerrados durante horas. King fumaba mucho en esa época y se le habían acabado los cigarrillos. Además tenían hambre y no había forma de salir a comprar nada, y mucho menos había servicios a domicilio.

Afortunadamente había una máquina dispensadora de cigarrillos, dulces y bebidas, pero el problema es que no tenían monedas. Entonces decidió romper la máquina con una silla.

Pero antes de hacerlo, sacó el micrófono de la cabina y se lo llevó hasta la máquina dispensadora. Les contó a los oyentes su situación y, sin mayores consideraciones, tomó la silla y rompió el vidrio para sacar cigarrillos y algo para calmar el hambre y la sed.

Todo se escuchó al aire para que la gente se diera cuenta de la situación terrible por la que estaban pasando en el estudio. De esta forma también quiso que sus oyentes vieran que él estaba pasando por los mismos problemas de quienes estaban encerrados en sus casas.

Y no contento con eso, luego dijo: «¿Quieren escuchar cómo suena un huracán?».

En ese momento, la WIOD era la única emisora al aire, puesto que las demás estaciones de radio no disponían de generadores eléctricos y estaban todas fuera del aire. Entonces salió, sacó el micrófono por la ventana y dijo: «Así es como suena».

De esta forma, Larry King transmitió en vivo el paso de un huracán.

En la entrevista, King recuerda que desde pequeño era reconocido por sus amigos por contar historias, por su poder descriptivo. Dice que cuando iba a un partido de béisbol regresaba a contarles a todos lo que había visto, en charlas que duraban hasta dos horas.

En otras palabras, era descriptivo. Siempre tuvo esa habilidad. Incluso llegó a contemplar la posibilidad de ser un locutor de béisbol. Ese era su objetivo: ser un locutor deportivo, porque sabía que podía describir bien las cosas que veía frente a él.

4. Una oyente lo seduce

Todos quienes hemos trabajado en radio hemos recibido llamadas de oyentes que quieren hablar con nosotros, ser nuestros amigos e incluso ir más allá. Alguna vez conté cómo una supuesta oyente llamó a la emisora a seducirme y yo la rechacé.

Justo cuando le iba a cortar la llamada resultó ser un disc-jockey de la emisora que me estaba fingiendo su voz para gastarme una broma. Ese disc-jockey era Jorge Marín, quien se hizo pasar por una oyente llamada “Carlota”. De esa broma telefónica surgió el personaje que él mismo interpretaría en “El Zoológico de la Mañana” en Bogotá.

Pero la historia de Larry King fue con una oyente real… y él sí quiso aprovechar la oportunidad para acostarse con ella. Y lo contó sin el menor rubor.

King recordó que acababa de empezar en la radio. Llevaba dos meses al aire y trabajaba de 9:00 a 12:00 del mediodía. Además trabajaba en las tardes y disfrutaba cada segundo. No podía esperar a llegar a la emisora, como seguramente nos ha pasado a todos.

Un día, el gerente general, Marshal Simmons, lo llamó y le dijo que Al Fox, el tipo de la madrugada, estaba enfermo esa noche y que si podía trasnochar haciendo el programa, lo cual, y sin pensarlo dos veces, King aceptó de inmediato.

La emisora era muy pequeña y no tenían un operador de consola por la noche. Entonces la recomendación del jefe fue que simplemente cuidara las lecturas de los medidores de volumen, pusiera música y hablara con los oyentes.

Eso sí, le tocaría trabajar desde la medianoche hasta las 6 de la mañana pero también debería hacer su turno habitual de 9 a.m. a 12 m.

Entonces fue y se quedó solo en la emisora. Empezó a poner música y a hablar con la gente. Daba la hora y el clima y hablaba de lo que estaba pasando en el mundo, disfrutando cada minuto de lo que hacía. Estaba en su salsa.

Entonces suena el teléfono, lo descuelga y le habla una mujer. Era una voz muy sexy que lo primero que le dice es «Te quiero«. King, por esos días, tenía solo 22 años.

Con sus hormonas alborotadas y sin haber tenido una oportunidad como esa en su corta vida, se le aparece una mujer, a esas horas de la noche y con una voz sexy diciéndole que lo quiere. Así descubrió que su oficio traía algunos otros beneficios en los que no había pensado…

Entonces le dice a la chica que en qué le podía servir, y ella le dice que se vaya para su casa que quedaba a menos de 10 cuadras de la emisora, que está sola y esperándolo.

King le dice que no puede porque tiene turno hasta las 6 y que si podía pasar tan pronto quedara libre, pero ella le dijo que no porque, precisamente, entraba a trabajar a esa hora, así que era “ahora o nunca”.

Entonces le surge a King este dilema moral de escoger entre su carrera o la mujer que le había dicho “te quiero”.

Sin pensarlo mucho, abrió el micrófono y les dijo a sus oyentes que les tenía una gran sorpresa. Que sabía que les gustaba mucho la música de Harry Belafonte, así que les dejaría escuchar un concierto.

De esta forma, sacó un disco en vivo de ese cantante, un álbum grabado en el Carnegie Hall de Nueva York, y lo puso al aire. Cabe anotar que la emisora no disponía de grabadoras, así que no podía poner cintas ni programas pregrabados.

Tenía 23 minutos, justo el tiempo que necesitaba para su faena amorosa. Se tiró en plancha al carro y manejó veloz hasta la casa de su oyente. Afuera, en la entrada del garaje, estaba el carro que ella le había descrito como señal de referencia.

Llegó a la casa. La luz estaba encendida. Se acercó a la puerta y entró. Había una habitación pequeña y oscura y, sentada en el sofá, vestida con una bata blanca, encuentra a su oyente, ansiosa, esperando por él.

“Ella abre los brazos”, dice King. “La agarro y la traigo hacia mí. Estamos mejilla con mejilla. Y tiene la radio encendida. Y escucho a Harry Belafonte cantando “Jamaica Farewell”.

Y canta, «Por el camino donde las noches-donde las noches-donde las noches-donde las noches…», el disco se quedó pegado. Entonces vuelvo a llevar a la chica al sofá y salgo corriendo a mi carro”.

Montado en su auto enciende el radio y sigue escuchando el disco rayado todo el camino hasta la emisora. “Cuando las noches-cuando las noches-cuando las noches-cuando las noches…”.

Entra a la emisora y mira el teléfono. Todas las líneas estaban encendidas. No paraba de repicar. La gente llamaba y King se moría de la vergüenza. Responde el teléfono y empieza a disculparse con sus oyentes.

Una de las llamadas es de un viejito. Trata de saludarlo cordialmente pero el señor, muy molesto, le dice: “Cuando las noches, cuando las noches, cuando las noches. ¡Me estoy volviendo loco con ‘donde las noches’!«.

Entonces King, muy apenado con el anciano, se disculpa y le pregunta que por qué no había cambiado de emisora o apagado el radio, y el señor le respondió: «Soy inválido y estoy en la cama. Una enfermera me cuida pero se va de noche. Ella me deja su emisora prendida, pero el radio está en mi escritorio y no puedo alcanzarlo».

A pesar de la embarrada, al parecer el jefe no se dio cuenta y su error pasó inadvertido para la administración de la emisora.

5. El día que lo rescataron los bomberos… al aire

No sé si usted alguna vez se haya quedado dormido durante su turno al aire. Si así fue, tranquilo: a muchos les ha pasado. Y a Larry King, también. Solo que nadie se esperaba este final.

En la misma entrevista de la que estoy hablando en mi artículo, Larry King contó otra historia por la que casi es despedido.

Dice: “Tenía que ganarme la vida. Yo ganaba como 60 dólares a la semana en la emisora de radio. Y cuando empecé en televisión me ganaba unos 100 dólares a la semana.

Larry King joven (Cortesía: facebook)

Pero también fui el locutor de carreras de perros en la pista Miami Beach Dog Track. El caso es que estaba haciendo tres trabajos. Y esta historia ocurrió la víspera de Año Nuevo. Ese día grabé el programa de televisión, hice mi programa de radio e hice transmisión desde la pista de carreras de perros”.

A la mañana siguiente, el 1º de enero, King salió al aire. Estaba muy cansado y no había nadie en WKAT, una emisora de noticias.

Había grandes puertas con ventanas desde las que uno podía ver a los locutores haciendo su turno. Larry King solo tocaba música y hablaba.

A las 9:00 de la mañana llegaba “Don McNeil and the Breakfast Club”, un programa de la cadena ABC que se emitía desde Chicago. Era un programa sindicado de una hora que pasaba todos los días. Un ‘morning show’ de noticias, actualidad y conversación con los oyentes.

Llegaron las 9 y media de la mañana y Don McNeil dijo, como de costumbre, que haría una pausa de 30 segundos y regresaría en instantes.

Lo único que King tenía que hacer era cortar la señal, encender su micrófono, decir “esta es WKAT, el ‘Gran Gato’ (Big Kat) de Miami Beach”, volver a abrir el canal de la señal que llegaba desde Chicago y apagar su micrófono. Realmente, nada complicado.

El problema es que estaba tan cansado que no se dio cuenta de que, luego de decir la frase, se le olvidó cerrar el micrófono y no abrió el canal de Chicago, así que la emisora quedó en silencio con su micrófono abierto.

Y para acabar de agravar las cosas, King se quedó dormido y no había nadie más en la emisora. Pero lo peor es que, en medio de su cansancio, empezó a roncar, y muy fuerte. Lo único que la gente escuchaba eran sus ronquidos. Y los oyentes comenzaron a entrar en pánico.

Alguien llamó al Departamento de Policía de Miami Beach y en instantes llegó el Departamento de Bomberos. Miraron por la ventana y vieron a un tipo desplomado junto al micrófono. Pensaron que Larry King estaba muerto en su lugar de trabajo.

Entonces tomaron hachas y se abrieron camino por la ventana. Cuando rompieron todo con sus hachas, King se despierta, y ahora los oyentes lo que empiezan a escuchar en la radio es a los bomberos preguntándole a King que si estaba bien, que si estaba vivo y que si había algún problema.

King no entendía lo que pasaba. En realidad, se había quedado profundamente dormido. En medio de la conmoción levanta la mirada, son como las 9:45 de la mañana, y lo único que se le ocurre decir es: «Y ahora regresamos al ‘Breakfast Club con Don McNeil«.

Entonces el gerente general de la estación, Frank Catzentine, lo llamó. Lo único que le dijo fue: «Sé que eres descuidado, pero también sé que eres bueno. Nos gusta tu trabajo. Pero dame alguna razón por la que no debería despedirte. Cualquier motivo, si está dentro de lo razonable, lo aceptaré porque me gustas, pero debería despedirte. De acuerdo con todas las reglas de la radio y la ética, tendría que despedirte«.

Y King le respondió: “Calma. Esto es lo que estaba haciendo: estaba intentando comprobar la reacción del Departamento de Bomberos de Miami Beach para ver qué tan rápido podrían llegar ante una emergencia. Y llegaron bastante rápido. Podríamos hacer un buen informe sobre esto. Haré algo especial».

A lo que su jefe le respondió: “Hijo de puta. ¡Sal de aquí!«.

Afortunadamente su jefe lo apreciaba mucho y entendió que el cansancio lo había vencido. El caso es que, de todos modos y como castigo, King tuvo que pagar por los vidrios rotos. Cada semana su jefe le retenía 10 dólares hasta que logró pagar todo el arreglo.

Conclusión

Al principio, todos somos iguales. Llegamos con nuestros sueños y deseos, queremos salir adelante, muchas veces sin importar los sacrificios. Pero también somos humanos y cometemos errores.

Y de ellos no se salva nadie. Ni siquiera el gran Larry King.

Paz en su tumba.

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