Cuando la televisión hizo su aparición a inicios del siglo pasado, muchos la vieron como el avance lógico de la radio. De hecho, muchos decían que era radio con imágenes. Y como era de esperarse, muchos de los presentadores y actores de televisión venían de la radio.
Y la historia parece repetirse con la llegada de las nuevas tecnologías.
Solo que ahora es la misma radio la que quiere mostrar sus talentos, sus instalaciones y todo lo que pasa en ellas.
¿Vale la pena? ¿Es algo bueno?
Ya en un artículo anterior llamado “Hablemos de la radio visual”, en el que expuse sus diferencias con las emisoras que transmiten por webcam, hablé de las ventajas y debilidades de hacer radio con video así como las necesidades para que funcione bien.
La sensación que me queda, un par de años después de haber escrito ese artículo, es que la radio visual no es la solución para atraer grandes audiencias y mucho menos es la evolución lógica de la radio.
Yo sé que muchos de quienes trabajan en radio quisieran ser reconocidos, que la gente los salude cuando van por la calle, que les pidan autógrafos y que conquisten a las mujeres más hermosas. De hecho, muchas veces usan para ello sus redes sociales.
Sin embargo, y como lo he repetido varias veces, no hay nada más aburrido que ver a un locutor sentado en cabina mientras suena la música o pasan los comerciales. No pasa nada interesante, a no ser que a un oyente le guste ver a una persona sentada mirando su celular, rascándose las… orejas o comiéndose una empanada.
El único momento interesante –si acaso- es cuando abre el micrófono y habla.
Por esta razón, una transmisión de webcam, de Facebook Live o similares obtiene valor cuando se trata de algo especial: una entrevista con una celebridad, un evento, un concierto o un montaje especial. De pronto hasta un programa, tipo Morning show. Pero no más.
Hoy en día existen muchas opciones para transmitir imágenes en vivo desde una emisora. Programas y equipos especializados que permiten que, por ejemplo, la cámara se active de manera automática cuando un locutor habla.
De hecho, sé de emisoras estadounidenses que han desarrollado su propio software que hace que si dos personas hablan al tiempo se abran dos cámaras de manera simultánea, o si todos en el estudio se ríen, se muestra una panorámica que los enfoca a todos.
Pero recordemos que la gente sintoniza las emisoras musicales para escuchar sus canciones favoritas, y que la locución es un adorno más, otro elemento de producción que acompaña a la música, así que no existe un gran interés por seguirle los pasos al locutor de turno.
Y si quiere verlo lo hace durante pocos minutos pero no a lo largo de la transmisión.
Muchos locutores se alegran de ver 20 personas conectadas en línea, y si hay 300 o 400 se creen los reyes del rating, pero no nos digamos mentiras: esa audiencia la consiguen más fácil parándose en la esquina a gritar con un megáfono.
¿Lo anterior significa que la radio visual no funciona?
A pesar de haber participado en un gran proyecto de radio visual, tengo mis serias dudas. Lo que pasa es que para tener éxito se necesita hacerla bien, con todos los juguetes. Si no, es una pérdida de tiempo y de dinero. Y aun así, lograr audiencias y facturación todavía sigue siendo un reto por cumplir.
Y para ilustrar mis afirmaciones me basaré en lo que ha pasado con la emisora La Kalle de Bogotá.
El caso de La Kalle
En 2016, en Caracol Televisión ya nos veníamos preparando para abrir un nuevo formato musical, luego del éxito de Blu Radio. La idea era abrir una emisora de corte Popular que compitiera contra Olímpica, Radio Uno y Candela en la capital colombiana.
Los presupuestos iniciales se basaban en la contratación de excelentes talentos y de una buena campaña de lanzamiento, apoyados por una gran campaña de mercadeo. Sin embargo, lo anterior no garantizaría el éxito de la emisora, que tenía que competir contra grandes monstruos de la radio.
Ni siquiera la idea de ofrecer una variación del formato, al basar la programación en los éxitos de la Música Regional Mexicana, que no había sido explotada en forma en el país.
En abril de ese año, el vicepresidente de radio de Caracol Televisión, Carlos Arturo Gallego, viajó como es su costumbre a la feria que realiza anualmente la Asociación Nacional de Difusores de Medios (National Association of Broadcasters, conocida por sus siglas en inglés N.A.B.) en Las Vegas.
Allí vio toda la oferta existente para la radio visual, y en conversación con Cristián Wagner, un radiodifusor chileno, surgió la inquietud de utilizar esta tecnología para marcar una diferencia real.
A su llegada, todos los planes preconcebidos anteriormente cambiaron y comenzó un gran trabajo con el fin de saber cómo íbamos a sacar esa idea adelante pero de una manera profesional, teniendo una gran ventaja: hacer parte y estar dentro de las instalaciones del canal de televisión más poderoso de Colombia.
El proyecto consistía en crear una emisora de radio que retransmitiera en imágenes todo lo que pasaba en ella cuando estaba al aire, es decir, los locutores y las canciones.
Esto quiere decir que sólo se vería a los locutores cuando hablaban, y luego se verían los videos musicales de las canciones que sonaban en la radio. Y desde un principio se decidió que lo más importante, el énfasis, estaba en la radio y no en la parte visual.
Lograr lo anterior implicaba varios retos, y los describo a continuación:
1. Tecnología de producción
Si bien existen varios softwares de transmisión de imágenes para radio, desde el principio hablamos de no usar equipos automatizados sino contar con personal especializado en televisión para manejar los switchers, las cámaras, los micrófonos y demás elementos de producción de un canal.
Para ello se adecuó una cabina similar a un estudio de televisión: cámaras, parrillas de iluminación, decoración especial, mobiliario, paredes pintadas de verde para sobreimponer imágenes mediante chroma-key, microfonía alámbrica e inalámbrica, switcher de cámaras, consolas de audio y softwares de emisión de audio y televisión.
Se colocaron dos másteres de emisión: uno a disposición del video-jockey de turno, con switcher y consola de audio, y otro en una cabina especial donde estarían los operadores. De esta forma, el locutor podría manejar los equipos si lo quisiera, siempre contando con el respaldo de los operadores en cabina.
Pensando en transmisiones remotas, y sabiendo que había que mostrar a los locutores, se cambiaron los tradicionales equipos tipo Comrex por sistemas Live-U, que al igual que los de audio, permitían transmitir en vivo desde la calle por internet.
2. Talentos
Cuando apenas estaba comenzando el proyecto y antes de hacerlo visual, el concepto original era el de conseguir muy buenos locutores y un director y programador que tuviera mucho conocimiento de música y especialmente de tácticas de radio.
Al convertirse en un proyecto de radio visual, el concepto cambió radicalmente. Tanto el señor Gallego como yo teníamos grandes conocimientos y experiencia en radio, pero no sabíamos cómo funcionaba la televisión.
Por esta razón, en lugar de contratar a un veterano director de radio se escogió a una persona que viniera de la televisión. Por eso se escogió a Catherine Calixto, quien venía de trabajar en ese medio desde hacía años y tenía la experiencia para sacar el proyecto adelante, y aunque no sabía de radio, sabía que contaría con nuestro apoyo.
Y en vista de que el personal que iba a trabajar en la emisora tenía que salir en video todo el tiempo durante su turno, la selección de talentos se hizo ante las cámaras con el apoyo de la gente de Caracol Televisión, para asegurarnos de que no sólo fueran buenos locutores sino que también registraran bien en video.
Estos presentadores o video-jockeys deberían salir muy bien vestidos, maquillados y cumpliendo con todos los requisitos necesarios para presentarse ante las cámaras. De hecho, el departamento de vestuario de Caracol Televisión quedó a su disposición incluso para usar disfraces, en caso de ser necesario.
Recuerdo que esto generó algunas críticas por parte del gremio de locutores, que no entendían por qué era importante contar con una buena apariencia para ser seleccionados.
Además de seleccionar a los talentos al aire, hubo que solicitar hojas de vida de operadores de consolas de televisión y capacitarlos además en el manejo de consolas de radio y, en particular, en el uso del software de emisión musical, en este caso, Dalet Plus.
Así mismo, se consiguió una persona encargada de la programación musical con conocimientos del software de programación Music Master, quien se convertiría en la mano derecha de la directora.
De la misma forma, se armó un equipo de mercadeo para salir a la calle y mostrar la marca frente al público.
Y es importante mencionar que se instruyó a los talentos de forma que siempre tuvieran presente que lo más importante era cómo sonaban al aire. Sabemos que en televisión se pueden producir silencios, apoyados en imágenes, pero en la radio no los puede haber.
De la misma forma, y aunque se mostraran en cámara, debían tener en cuenta que la gran mayoría del público no los vería sino que se enteraría de lo que hacían solo por la radio, así que había que mantener un lenguaje descriptivo de todo lo que sucedía en el estudio.
3. Música
Esta parte del proyecto presentó gran dificultad. Y no me refiero a seleccionar las canciones o definir un formato. Para ello ya se tenía una idea preconcebida y se apoyó de varias investigacionesn de mercados que ayudaron a perfeccionar la fórmula.
El problema real era que cada canción debería tener un video. Digamos que con las canciones nuevas o de los últimos años no hay mucho problema, pero la mayoría de canciones de catálogo no cuentan con videos o si los tienen no son de buena calidad, ni en imagen ni en sonido.
Recordemos que aunque las imágenes ayudan a esconder deficiencias de sonido en televisión o Youtube, para sonar en radio habría que cuidar al máximo la calidad de lo que iba a sonar.
Luego de configurar el listado de canciones que iban a formar parte de la programación, el siguiente reto fue comenzar a buscar los videos, y especialmente asegurarse de que tuvieran una calidad excelente.
Pero luego llegó otro problema: muchas veces, el audio de los videos no coincide con el de la canción original. Puede ser que el video comience con imágenes sin música, o que se interrumpa en el medio para meter algunos efectos.
Para evitar esto, se tomó la decisión de darles prioridad a las canciones originales y tratar de adaptarles las imágenes de los videos hasta donde fuera posible.
En último caso a los videos se les dejaba el sonido original aunque no sonara de manera simultánea con lo que estaba en el radio, cuidando, eso sí, que ambas canciones, en audio y en video, tuvieran exactamente la misma duración.
Esto hizo que tuvieran que configurarse los equipos de emisión para que en el momento de ‘disparar’ una canción, se activaran de manera simultánea, pero por dos canales diferentes, el video y el audio original.
Finalmente, y no menos importante, había que solucionar el tema de las canciones sin video o con imágenes o sonidos defectuosos. Para ello se recurriría a ‘lyric videos’, es decir, videos con fotos y la letra de la canción, o se contratarían bailarines para hacer videos con coreografías.
4. Derechos
Esta es la parte más complicada de todo el proyecto. Realmente nadie estaba preparado para una idea como esta. Y mucho menos las casas disqueras.
Como se sabe, las ventas de música en formatos físicos (cedés, vinilos, casetes) representan hoy en día una parte mínima de los ingresos de las disqueras. Incluso las descargas se han reducido al máximo.
Por esta razón, su énfasis ahora se concentra en la recaudación de derechos, no solo de autor sino de reproducción, de sincronización y muchos otros derechos conexos y complementarios, y la legislación se ha ido quedando atrás, no solo en Colombia sino en todo el mundo.
Al momento de entrar a negociar con las disqueras los derechos de emisión de los videos, nadie sabía cómo hacerlo y hubo que esperar el concepto de sus abogados para poder entrar a negociarlos. Esa sigue siendo un área gris de la que todos estamos aprendiendo.
Pero, por otro lado, y pensando en transmitir por internet, está también el tema de derechos por geolocalización.
Si bien es complicado conseguirlos solo para el territorio colombiano, es mucho más complicado y costoso conseguirlos para transmisiones internacionales como las que ofrecen Youtube, Instagram, Twitter o Facebook Live.
Por esta razón, la señal de video de La Kalle no puede verse en países fuera de Colombia. La señal queda bloqueada de manera automática. De hecho yo, que vivo fuera del país desde inicios de 2017, no he podido ver la emisora que ayudé a crear.
Y el tema de derechos es tan complicado que, por ejemplo, en el caso de los ‘lyric videos’ hay que pagar los derechos de las fotos e imágenes que se usen de fondo. Son detalles en los que nadie había pensado hasta que se llegó el momento de usarlas.
5. Tecnología de transmisión
Pero si todo lo anterior les ha parecido complicado, la idea original es que La Kalle fuera una emisora multi-plataforma. Es decir, que no sólo saliera por radio y televisión sino también por las plataformas de las redes sociales.
Conseguir una frecuencia de radio en FM, hoy en día, es casi imposible. No hay licitaciones nuevas, los diales están llenos de emisoras, así que la única forma de adquirir una es arrendar, asociarse o comprar una existente.
El caso es que la gran mayoría pertenecen a las grandes cadenas: RCN, Caracol y Olímpica. Y esto se hace más complicado aún en Bogotá. Afortunadamente se llegó a una negociación con los dueños de la empresa que tenía la frecuencia 89.9 FM y que tuvo un costo monumental.
Luego venía sacar adelante la transmisión por televisión. Caracol Televisión dispone de canales en Televisión Digital Terrestre (TDT), que se pueden sintonizar fácilmente y de manera gratuita con una simple antena conectada al televisor y sin necesidad de pagar por un servicio de cable.
El problema es que mucha gente ni siquiera sabe que cuenta con esa opción o simplemente no le interesa, porque cuenta con servicios de cable o antenas parabólicas. Sin embargo, Caracol Televisión impulsó y le sacó provecho de esta forma a uno de esos canales que estaba prácticamente desaprovechado.
Luego vino la negociación con las empresas de cable, que disponen generalmente entre su portafolio de productos varios canales musicales, pero no han mostrado un interés particular por este producto, así que actualmente no es posible sintonizar la emisora en ellas.
Y la idea original era poder transmitir permanentemente por internet a través de plataformas como Youtube, Instagram y Facebook Live, pero nuevamente se atraviesa el tema de los derechos, por lo que actualmente La Kalle solo hace transmisiones de algunos segmentos en los que no haya música.
Conclusión
Si usted ha leído con atención el artículo seguramente llegará a la misma conclusión que yo: a pesar de ser una idea novedosa, y de que la gente está más interesada en el video que nunca antes, la radio visual no es la solución.
Es demasiado complicada y costosa de realizar, un lujo que solo se pueden dar los grandes consorcios como Caracol o RCN Televisión, sin que se vean grandes resultados de audiencia y mucho menos desde el punto de vista comercial.
Es cierto: La Kalle ha sido una emisora exitosa en Bogotá. Actualmente ocupa el puesto número 4 en esa ciudad y cuenta con más de medio millón de oyentes diarios.
¿Hubiera tenido el mismo éxito sin hacer radio visual? La emisora tiene un formato diferente y ha hecho una gran inversión en talentos de primer orden pero que fueron contratados para llenar las expectativas de televisión. Afortunadamente para La Kalle han funcionado muy bien en radio.
Pero sus audiencias en video no serán masivas mientras no consiga mostrarse en las grandes empresas de cable o en las plataformas de video, y sin audiencias será muy difícil comercializar sus contenidos de televisión, quedándose además con los grandes costos de operación.
Mi recomendación: preocúpese más por hacer buena radio. Concéntrese en sus audiencias. Busque la forma de complementar sus contenidos con las plataformas y redes sociales. Mejore sus contenidos y eduque a sus talentos.
No permita que se distraigan de su trabajo por el afán de salir en video, ya que sus audiencias son muy pequeñas. La radio es ‘broadcasting’, es decir, masiva. El video por internet es ‘narrowcasting’, o sea para segmentos especializados o nichos pequeños.
Solo si tiene un gran presupuesto y la capacidad de sostener los gastos que implica mantener un canal de televisión, hágalo, procurando superar todos los obstáculos presentados arriba y que se convirtieron en un tortuoso camino para La Kalle.
De todos modos, si usted insiste en hacer sus transmisiones por Facebook o Instagram Live, le dejo algunas recomendaciones en estos 2 artículos:
Cómo hare una transmisión por Facebook Live
10 consejos para hacer una transmisión exitosa de Facebook Live