El trabajo de un director o un gerente de radio es parecido al de un entrenador deportivo.
El éxito de una emisora no se da únicamente por el trabajo del director o del gerente. El trabajo en radio necesita de talentos, de gente que entrega su alma al aire para atrapar a la audiencia.
Es el trabajo en equipo el que lleva al triunfo.
Sin embargo, hay directores y gerentes que no lo entienden, y descuidan su labor como líderes, como entrenadores, como guías, como ejemplos a seguir.
A continuación presento algunos errores que los directores y gerentes deben evitar, basado en los consejos que entregan los autores Tracy Johnson y Alan Burns en su libro “Morning Radio: A Guide To Developing On-Air Superstars”:
- Dar críticas negativas:
La mayor parte de los talentos son muy críticos de su propio trabajo. Por eso no necesitan que sus errores les sean estregados en la cara.
La mejor forma de trabajar con un talento es promover un mejor desempeño haciendo énfasis en sus aspectos positivos. Impúlselos a que repitan esas acciones. El talento es mucho más crítico de su propio desempeño que cualquiera otra persona.
- Ofrecer retroalimentación subjetiva:
Si usted no puede entregar razones sólidas y objetivas que apoyen sus críticas, mantenga cerrada su boca. No diga simplemente “esa salida al aire estuvo demasiado larga”. Tenga razones de cómo y por qué considera que fue muy larga.
Si el jefe le dice a un trabajador que no le gusta la forma como se desempeña en su trabajo, pero no explica por qué se siente así, el supervisor pierde su credibilidad.
Algunos talentos tienen poco respeto por los Directores de Emisora porque es obvio que no se envuelven en el proceso de construir un programa de la mañana.
- Ofrecer retroalimentación generalizada:
Aun cuando sean positivas, las alabanzas levantan más preguntas que generar confianza. El talento se preguntará qué fue lo que realmente usted quiso decirle. También puede considerarse como que usted solo quería quedar bien con él
Trate de decirle a un niño, “Hey, te portaste bien hoy” y verá que eso no funciona. Usted tiene que ser específico.
Dígale exactamente lo que hizo bien y cómo, lo que hizo, lo hace feliz a usted. Deje que el talento sepa cómo está contribuyendo a ganar, y de esta forma usted obtendrá un desempeño positivo siempre.
- Dar retroalimentación que haga más énfasis sobre la forma que sobre el fondo.
Hacer énfasis en seguir un reloj, en dar la hora o en el número de canciones que deben sonar en la franja envía un mensaje de que esos detalles son más importantes que los contenidos que puedan entregar. Podrían sentir que usted menosprecia su talento.
Si es su talento el que va a marcar la diferencia en su emisora, esto será a través de lo que hagan y digan, no simplemente de seguir un formato establecido.
Imagínese al entrenador de un equipo profesional de fútbol diciéndole a un jugador que debe preocuparse por regular su respiración cuando el equipo rival está a punto de meter un gol. Sería algo ridículo…
- Ofrecer muy poca retroalimentación.
Los talentos quieren saber qué está pasando. Quieren saber dónde están parados, y el director de la emisora se los tiene que decir. El entrenador tiene que hablar con sus defensas.
- Sugerir que pueden mejorar oyendo a otras personalidades.
A usted le gusta su programa por el talento que ellos demuestran, no por su habilidad de copiar a otros programas. Sin embargo, escuchar otros programas puede ser valioso si se hace de manera apropiada.
Aprenda de otros programas, pero nunca sugiera que se comporten como otros talentos. ¿Qué pasaría si Maradona hubiera tratado de parecerse a Pelé?
- Dar órdenes directas o sugerencias fuertes en temas basados en sus intereses personales.
Los talentos funcionan mejor cuando se sienten apasionados por sus propias cosas. Usted no puede forzarlos a que sigan sus ideas o estándares. Será algo irrelevante y sin emoción. Anímelos a desarrollar sus propias ideas.
- Jugar con ellos.
No actúe como el típico jefe ni les haga preguntas prefabricadas que los lleven a hacer lo que usted quiere que hagan. Sea directo, dé la cara y sea honesto. Hágales saber cuánto los necesita.
Como un boxeador con su entrenador, usted tiene que nivelarse con su pupilo. Si usted quiere que le hagan un favor, pídales un favor. No trate de engañarlos.
- Asumir que cada queja es válida o negativa.
La mayoría de las quejas y las críticas no son merecidas. Manéjelas. Usted es el escudo protector, así como el entrenador de un equipo se llevará el regaño por haber perdido un partido en el que reconoce que lo planeó mal.
- Discutir un programa o un segmento sin tener una imagen clara del show.
Si no ha establecido claramente el campo de juego es imposible hacer seguimiento al progreso que se haga o establecer un estándar. ¿Qué roles desempeña cada uno? ¿Qué se puede esperar del trabajo de cada uno?
Usted no puede criticar a un delantero por no anotar goles si él piensa que su papel en el campo de juego es marcar a un contrario.
- Discutir el programa sin entender los elementos de desempeño específicos necesarios para que funcione.
¿Qué hace de un tema algo interesante para la audiencia? ¿Quiénes son sus oyentes? ¿Se ha tomado el tiempo de sentarse con ellos y hablarles de sus expectativas?
Un entrenador no le habla al capitán del equipo acerca del próximo juego sin haber estudiado al contendor para explotar sus debilidades.
- Ofrecer sugerencias para mejorar basado en lo que se asume son las metas del talento.
Cuando una salida al aire no funcionó, primero trate de analizar cuál era la intención. Luego, discuta en qué falló.
Llene la brecha entre lo que se quería y lo que se consiguió. No trate de cambiar la idea. Estamos tratando de sacar los síntomas. Su trabajo consiste en ayudar a resolver el problema y subsanar las causas.
Conclusión
Si usted tiene la fortuna de manejar talentos; si se desempeña como director o gerente de emisora, le sugiero tener en cuenta las recomendaciones de los dos consultores estadounidense mencionados arriba.
