Con este artículo me gustaría jugar un poco con tu imaginario, con el tiempo; es decir, remontarte hasta la época de los años 50’s, en donde las personas no tenían acceso a televisión en gran parte de los casos, en donde la radio fungía como el medio de comunicación menos elitista de la época. Casi un 70% (sólo por mencionar algún número) de la población tenían acceso a un aparato radiotransmisor, gracias a este sólido medio de comunicación, las familias más grandes podían tener entretenimiento al alcance de sus manos.
En muchas colonias del entonces Distrito Federal mexicano aún no se contaba con instalación eléctrica, por lo que la vida de las personas tomaba un rumbo más relajado, un rumbo en el que los hombres de familia salían a trabajar y su numerosa descendencia asistía a la escuela la cual por la tarde hacía tarea, mientras escuchaba la radio; la voz de ese locutor que tal vez nunca conocerían en persona, pero que les evocaba imágenes muy bellas.
Se acercaba las 8 de la noche, la hora en la que regularmente se transmitían por algunas frecuencias las famosísimas radionovelas y toda la familia se reunía a usar la imaginación con estas apasionantes historias, logradas con muy poca producción, pero que a la vez incitaban a los radioescuchas a seguir el hilo conductor de la narración. Estas novelas habladas, lograban conmover a miles de familias mexicanas; en ese entonces no había necesidad de tabletas electrónicas, ni de pantallas full HD, en ese entonces lo único que importaba era tener unas pilas, o un contacto eléctrico, para seguir imaginando junto con la radio.
Ahora se entiende por qué las generaciones que crecieron entre las décadas de los 50’s, 60’s y 70’s tienen por lo regular un apego mucho mayor hacia este medio de comunicación. Porque les evoca momentos en familia, momentos en donde nada más importaba, más que sólo reunirse a disfrutar o de las noticias o de las historias que en la radio se contaban.
En la época actual, afortunadamente contamos con tecnología, como la que se mencionaba en párrafos anteriores, como pantallas Full HD, tabletas electrónicas, Smartphones, entre otros aparatos que nos sumergen en diferentes realidades tal vez cercanas, tal vez lejanas. Es importante realizar un análisis a profundidad sobre qué haremos para captar nuevas audiencias; esos nuevos públicos que desean algo más que bonitas historias, a través de formatos novedosos y no sólo la comedia en ocasiones mal lograda.
La radio ofrece un beneficio que no da ningún otro medio, el poder de imaginar y crear; si se está hablando de una casa en medio de las montañas, muy difícilmente la casa que imagine un radioescucha, va a ser igual a la que imagine otro. Este aspecto sería importante retomarlo y explotarlo al máximo. La televisión por el contrario, ofrece ya todo el contenido prácticamente digerido, pues te da las imágenes tal y como ellos quieren que las percibas, la radio por el contrario, busca ser un medio más flexible.
Gran trabajo tenemos por realizar, todos aquello que a la radiodifusión nos dedicamos.