– Cariño, tomando las curvas en la carretera tan rápido, me da miedo.
– Haz como yo, cierra los ojos.
– Mi amor, si yo me muero, ¿tu llorarías por mí?
– Claro mi amor, si tú sabes que yo lloro por cualquier cosa.
– Alumnos, si introduzco este reloj en esta sustancia, ¿creen ustedes que se disolvería?
– No, profesor.
– ¡Muy bien! ¿Por qué?
– Porque si se disolviera, usted no lo metería.
– ¡Soldado, ice la bandera!
– ¡Lo felicito mi general, le quedó muy bonita!
¿Por qué a los políticos no les gusta jugar a las escondidas?… Porque nadie los quiere encontrar.