Iba caminando una chava en la carretera, en eso pasa un convertible.
– ¡Súbete!
– Pues, ábreme la puerta.
– No idiota, a la baqueta, si no quieres que te atropelle.
– Doctor, me he caído y me duelen mucho las piernas.
– No se preocupe, no es nada, dentro de unos días ya estará usted trabajando.
– ¡Caramba doctor, qué maravilla!, además de curarme, ¿me dará trabajo?
– Oye, ¿sabías tú que tu novio antes fue mi novio?
– Bueno, él me dijo que había cometido algunas estupideces, pero no me dijo cuáles.
– ¡No hijos!, no pueden ponerle Batman al niño.
– Bueno padrecito, entonces Superman.
– Tampoco ¡caramba!, deben ponerle un nombre de pila.
– ¡Ya está!, entonces se llamará Duracel.
– ¿Sabes nadar?
– ¡Sí!
– ¿Dónde has aprendido?
– En el agua.