El teléfono sonó en las primeras horas de la mañana en la cabina de Al Fuentes, el muchacho de Miami que acababa de conseguir su primer trabajo nocturno en la WHQT.
—¿Pero quién te dijo a ti que sabes leer noticias? —ladró el director de la estación—. ¡Casi tengo un accidente anoche, cuando te escuché al aire!
Eran los inicios de la década de los 80 y el paisaje musical estaba cambiando rápidamente, mientras Fuentes se movía de trabajo en trabajo —en una ferretería, lavando platos—, pero con muchas ganas de trabajar en la radio. “Me dieron el turno de los novatos, el de las doce de la noche a las seis de la mañana, y cada hora tenía que hacer un resumen de las noticias”, recuerda divertido el Africano, como se le conoce en la radio. “Acababa de hacer el crossover a una estación anglosajona. Obviamente con el tiempo uno mejora, pero nada supera la emoción de aquellos primeros recuerdos”.
You can call me Al
Albert —“Nadie va a saber de quién hablas; todo el mundo me conoce como Al”, interrumpe— nació en Cuba, pero su familia salió de la isla debido a la revolución. Su padre pertenecía al régimen de Batista “y no era una buena idea quedarse”, señala. “Decidió sacarnos cuando yo tenía cuatro años, así que no recuerdo Cuba. Primero fuimos a México en un vuelo de PanAmerican. En ese país fue donde recibí la residencia para Estados Unidos; ya entrando a México era otro asunto. Ahí estuve tres meses y nunca se me olvida porque tuve un accidente; me escurrió un aceite tratando de robarme una manzana o un plátano y yo estaba gritando para que alguien viniera a ayudarme. De México fuimos a Miami, fuimos de las primeras personas cubanas que llegaron a Estados Unidos (por causa de la revolución). Mi padre había sido banquero, que hace 50 años era un trabajo de mucho prestigio; hoy en día es diferente. Peor en Estados Unidos tuvo que hacer otras cosas, trabajar en una fábrica de zapatos. Eran los años 60. Mi padre, que en paz descanse, nunca quiso regresar a Cuba a darle dinero a Fidel Castro. Murió; nunca regresó”.
“Siempre quise ser locutor en la radio”, confiesa Al, quien desde niño encontró la forma de conquistar a su audiencia con el invento de Marconi . “Hubo un momento, cuando yo tenía como doce o trece años, en que le hablaba a las muchachas por teléfono y conectaba el radio al teléfono para ponerles música de fondo, pero lo conectaba de donde sale la señal telefónica y algún problema le causé a la compañía, que un día vinieron a mi casa diciendo que habían detectado que en casa teníamos mil teléfonos, que cómo era posible. Hubo hasta una investigación, y parece que con los radios y mis conexiones yo estaba creando una situación fea para la empresa. Tuve muchos trabajos en aquellos primeros años. Primero yo quería ser DJ de discoteca. Alrededor de 1978 fui y me entrevisté con una compañía que se llama Big Daddy´s. Ellos colocaban DJs corporativamente. Era algo que yo nunca había hecho antes, pero fui y dije: ‘Sí sí, yo tengo experiencia’. Era mentira, nunca había hecho nada de eso, pero cuando uno es joven tiene que hacer lo que sea para llegar”.
El primer trabajo formal en la radio llegó en 1981 en una estación de música bailable de Top 40 llamada Susquehanna, la WQBA de Miami, donde comenzó su trabajo frente al micrófono y como programador. “Me contactó un Enrique Méndez, que era el director de una compañía grande llamada Super Q, en donde pasaban una canción en español y una en inglés. A mí me pusieron como director musical de la música americana por mis trabajos anteriores y porque yo sabía cómo se movía”. Tres años después se trasladó a la WHQT, también en Miami, donde se hizo cargo del programa de las siete de la tarde a la media noche, se hizo cargo de todas las producciones y mezclas al aire y empezó a cobrar notoriedad con su show titulado Afterdark. Ahí permaneció dos años y sobrevivió a un recambio total de la empresa. En diciembre de 1984 Bill Tanner firmó un convenio con EZ Communications en donde se contemplaba, entre otras cosas, mudar a la emisora al formato urban contemporary y cambiarle el nombre a HOT 105. “La opción más obvia de arranque de una nueva estación (en el área)”, comentaba Tanner en aquella ocasión al Sun Sentinel, “era música urbana contemporánea, una mezcla de rock bailable y R&B (…) para gente que disfruta la música de ritmo marcado y festiva”. El personal de la estación fue renovado totalmente, pero, de manera notable, Tanner decidió retener a Al Fuentes.
Entre 1992 y 1994, Fuentes vivió una de sus primeras etapas de súper celebridad en la WXDJ de Miami —perteneciente a SBS—, donde alcanzó el número uno con el programa matutino estelerizado por Pío Ferro (el Vampiro) y él mismo (el Africano). Además, como director de programación y talento al aire, Al transmitía cinco noches a la semana desde Hialeah´s, un club de música latina. En ese momento los clubs de baile estaban renovando la escena musical de Miami y proveyendo nueva música a las estaciones. 2 “La gente que asiste a los clubs es una parte muy importante de nuestro público”, explicó Al en 1995 a la revista Billboard. “Si un DJ me dice que algo está pegando, lo voy a poner por la noche al aire”. “El programa tuvo éxito”, recuerda hoy el Africano; “nos encantaba la salsa y el merengue, nos divertíamos. Un día el dueño de la emisora nos preguntó que por qué no tocábamos baladas de vez en cuando. Entonces Pío le dijo: ‘Ah, ¿tú quieres Maná?’. Nos encerramos en la cabina y tocamos No sé tú (de Luis Miguel) por tres horas y veinte minutos. La gente no sabía qué estaba pasando. Y nosotros la presentábamos una y otra vez”.