En el mundo de la música, detrás de cada proyecto exitoso existe alguien que sabe cómo transformar talento en carrera: esa persona es nuestra invitada, manager y guía de artistas emergentes que ha dedicado su trayectoria a construir estrategias sólidas, auténticas y centradas en la identidad de cada intérprete. Desde sus inicios en clubes de fans hasta trabajar de manera integral con músicos, ha aprendido que el crecimiento de un artista no solo depende de su creatividad, sino de cómo se conecta con su audiencia y se posiciona en la industria.
En esta conversación, exploramos su visión sobre el desarrollo artístico, la importancia de la comunidad y la relación entre creatividad y estrategia en su trabajo. Además, hablamos sobre el papel de los medios tradicionales frente al auge de las redes sociales y cómo imagina el futuro del management musical, siempre enfocado en la autenticidad, la coherencia y en construir vínculos genuinos entre artistas y fans.
¡Te compartimos las claves de su estrategia para crecer en la música!
¿Cómo fue tu camino para llegar a convertirte en manager? ¿Qué te llevó a enfocarte en el desarrollo y la promoción de artistas?
Mi camino inició mucho antes de dedicarme profesionalmente a la representación artística. Comencé en clubes de fans, coordinando actividades y creando dinámicas que me permitieron entender cómo se genera una conexión genuina entre un público y un proyecto. Ahí descubrí el valor de las comunidades y cómo una buena organización puede fortalecer la identidad de un artista.
Con el tiempo me acerqué a talentos emergentes a los que podía aportarles algo, incluso desde tareas muy básicas. Esa etapa fue una escuela: aprendí a leer necesidades, a resolver imprevistos y a acompañar procesos creativos desde la cercanía. Sin darme cuenta, ya estaba participando en estrategias completas, construyendo narrativas y guiando decisiones que influían en la dirección del proyecto.
Fue entonces cuando entendí que mi vocación estaba en impulsar talento. Me motiva tomar la esencia de un artista y convertirla en un camino sólido, con intención y una estructura que permita crecer. Lo que más disfruto es ver cómo alguien encuentra su voz, se afirma en su identidad y logra conectar con una comunidad que lo entiende y lo acompaña.
Cada artista tiene una historia distinta. ¿Qué elementos consideras clave al momento de construir la estrategia de crecimiento de un talento?
Para mí, una estrategia empieza por comprender quién es el artista en su esencia, sin disfraces ni expectativas ajenas. También es crucial identificar qué quiere comunicar, qué emociones o ideas sostienen su propuesta y hacia dónde pretende dirigirla. A partir de ahí se puede construir un plan que sea coherente, constante y adaptable.
Nada funciona si se parte de una versión falsa del artista. Cuando la identidad, la música, la imagen y la comunicación están alineadas, el crecimiento fluye de forma natural. Además, siempre observo el entorno: el momento de la industria, las audiencias activas y la manera en que el artista se relaciona con ellas, porque una buena estrategia se nutre tanto de lo interno como de lo que ocurre fuera.
¿Cómo logras conectar con los artistas de manera personal y profesional para que confíen plenamente en tu dirección?
La confianza nace del tiempo que dedico a escuchar. Me interesa conocer a la persona más allá del proyecto: sus motivaciones, sus límites, sus miedos y aquello que los impulsa. Esa comprensión me permite acompañarlos de forma honesta y sensible.
Trabajo con mucha claridad. No prometo cosas imposibles, no impongo ideas y siempre explico por qué tomamos cada decisión. Creo en una relación horizontal, donde ambos aportamos y construimos. Mi papel es organizar y proteger la visión del artista, no reemplazarla. Cuando sienten que su esencia está respetada y que trabajamos desde la transparencia, la confianza se da por sí sola.
En un entorno dominado por las redes sociales, ¿Qué papel crees que sigue jugando la radio y otros medios tradicionales en la promoción de los artistas?
Las redes son la plataforma inmediata, pero la radio y los medios tradicionales siguen siendo espacios de respaldo. Ofrecen un tipo de legitimidad que las plataformas digitales no siempre dan, además de llegar a públicos que no necesariamente consumen contenido en redes.
Aunque ya no son el centro de las estrategias, sí funcionan como un soporte importante que amplía el alcance del artista, refuerza su credibilidad y ayuda a consolidar su presencia en la industria.
¿Qué importancia le das a la relación entre artista y audiencia, y cómo trabajas para fortalecerla desde la gestión?
La relación con la audiencia es el cimiento de cualquier carrera. Sin una comunidad involucrada, ningún proyecto puede sostenerse a largo plazo. La gente que conecta con un artista no solo consume su trabajo, también forma parte de su universo emocional.
Por eso trabajo para que el artista se acerque a su público desde un lugar honesto: compartiendo su proceso, lo que lo inspira y aquello que lo define. No busco comunidades superficiales ni interacciones vacías; me interesa construir vínculos reales que sobrevivan a los cambios del algoritmo o a los periodos sin lanzamientos. Una comunidad sólida es la columna vertebral de cualquier trayectoria.
¿Cómo defines el equilibrio entre el lado creativo y el estratégico dentro de tu trabajo como manager?
Mi labor está justo entre ambos mundos. La parte creativa le da identidad al proyecto; la estrategia lo convierte en algo realizable. Tomo las ideas, emociones y visiones del artista y las traduzco en objetivos claros, tiempos, prioridades y acciones concretas.
Trabajo desde dos perspectivas: la que imagina posibilidades y la que las aterriza. Cuando esas dos piezas se sincronizan, el avance se vuelve ordenado, coherente y mucho más sólido.
Mirando hacia el futuro, ¿Qué cambios crees que transformarán la manera en que los managers impulsan la carrera de los artistas?
Creo que el papel del manager evolucionará hacia un modelo más integral, donde la relación con la audiencia será central. Los fans dejarán de ser espectadores para convertirse en parte activa: participarán en experiencias, narrativas y dinámicas que formarán parte del proyecto.
También será necesario un perfil cada vez más multidisciplinario. Hoy un manager debe entender de branding, datos, storytelling, estrategias digitales, marketing, tecnología y construcción de comunidad. No basta con lo administrativo; es un rol que conecta todos los elementos de un proyecto.
Y lo que definirá a los artistas del futuro seguirá siendo lo mismo: autenticidad, coherencia y una relación humana con su audiencia. Eso será lo que realmente marque diferencia en un entorno tan cambiante.
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Esta nota fue realizada por Alpha González, Lic. en Periodismo por la EPCS, con experiencia en la cobertura de la industria de la radio y los medios de comunicación.
