Desde pequeña, la música, el arte y la creatividad han sido parte esencial en la vida de esta talentosa artista. Hija de un músico y criada entre estudios de grabación y conciertos, encontró en el arte su manera más auténtica de expresarse. Su carrera combina canto, composición y actuación, disciplinas que se entrelazan para darle una identidad única dentro del medio artístico. A través de su voz y sus interpretaciones, logra conectar con el público desde la emoción y la verdad.
En esta conversación, Orkidea comparte cómo ha logrado equilibrar las distintas facetas de su carrera sin perder su esencia, la importancia de la disciplina y la resiliencia, así como los retos de ser una artista independiente en la era digital. Además, reflexiona sobre el poder de la emoción en la creación artística, el valor de mantenerse fiel a uno mismo y el papel que juegan las plataformas digitales en el crecimiento de los nuevos talentos.
¡Descubre todo lo que nos compartió sobre su proceso creativo y su visión como artista!

Tu carrera abarca distintas facetas: canto, composición, actuación y música. ¿Cómo logras equilibrar todas estas disciplinas sin perder tu esencia en ninguna de ellas?
Creo que las tres disciplinas se complementan. Considero que todo artista es un conjunto de muchas partes, y en mi caso, la composición, la música y la actuación van completamente de la mano. Todo eso forma parte del arte y me ayuda a expresarme mejor. La música y la composición me permiten exteriorizar emociones, mientras que la actuación me da las herramientas para conectar con esas emociones y transmitirlas de manera más profunda.
Siento que cada disciplina fortalece a la otra. Por ejemplo, cuando actúo, mi experiencia como compositora y cantante me ayuda a entender el ritmo emocional de los personajes. Y cuando compongo o canto, la actuación me permite interpretar cada palabra con mayor intensidad. Todo está conectado; esa fusión es la base de lo que soy como artista y de lo que plasmo tanto en mi música como en mis interpretaciones.
¿Recuerdas el momento en que descubriste que lo tuyo era el arte? ¿Hubo alguna experiencia o persona que te inspiró a seguir este camino tan lleno de retos y emociones?
Vengo de una familia de músicos, así que desde niña estuve rodeada de este ambiente. Mi papá es cantante y músico, y desde pequeña lo acompañaba a conciertos y estudios de grabación. Crecí viendo cómo se vivía la música desde dentro, y poco a poco me fue llamando la atención hasta que se volvió parte natural de mi vida.
Cuando decidí tomarlo en serio, hablé con mi papá. Él siempre me dijo que el arte no era un juego ni una moda, sino un estilo de vida que requería disciplina, esfuerzo y sacrificio. Me enseñó que habría momentos en los que tendría que dejar a un lado reuniones o salidas con amigos para concentrarme en mi preparación. Y así fue. Comencé a tomar clases de canto, teoría musical, piano, guitarra, batería, danza (jazz y ballet), y más tarde actuación.
A los diez años grabé mi primera música en estudio y desde entonces no he dejado de trabajar de manera profesional. Todo ese proceso fue guiado por mi familia, especialmente por mi papá, quien ha sido mi mayor inspiración. Él siempre ha sido un ejemplo de constancia, un verdadero guerrero que nunca se rinde. Verlo luchar por sus sueños me ha enseñado a no darme por vencida, a seguir adelante y a mantenerme firme incluso en los momentos difíciles. Mi familia ha sido mi motor y mi mayor apoyo en este camino.

Cada disciplina tiene su propio lenguaje. ¿De qué forma sientes que la música, la actuación y la composición se complementan dentro de ti como artista?
La música, la actuación y la composición se complementan completamente en mí. Para mí, ser artista es un todo: cada disciplina aporta algo distinto, pero todas se unen para formar una sola identidad. Me gusta tener control creativo sobre lo que hago, porque cuando tienes la idea en la cabeza, nadie puede interpretarla igual que tú. Por eso suelo componer mis propias canciones, producir mis ideas y cuidar los detalles; así logro que el resultado final refleje exactamente lo que quiero transmitir.
Además, la actuación juega un papel muy importante dentro de la música. No se trata solo de cantar, sino de interpretar, de sentir realmente lo que estás diciendo. Cada canción tiene una historia, y el artista debe convertirse en ese personaje que la vive y la expresa. En mis videoclips, por ejemplo, siempre incorporo elementos actorales porque siento que le dan una fuerza especial al mensaje. Todo se une: la voz, la interpretación, la emoción y la historia.
El medio artístico ha cambiado radicalmente con la llegada de las plataformas digitales. ¿Cómo percibes la industria actualmente y qué papel crees que tiene el artista independiente dentro de este nuevo panorama?
Las plataformas digitales revolucionaron por completo la industria. Cuando grabé mis primeros discos, el proceso era mucho más complicado: había que buscar un estudio, maquilar los CDs, venderlos físicamente y depender de espacios en medios o presentaciones en vivo. Ahora, gracias a lo digital, cualquier artista puede lanzar su música al mundo con solo un clic.
Aunque económicamente quizá no sea lo mismo que antes, la ventaja es enorme porque ahora puedes llegar a cualquier rincón del planeta. Una canción tuya puede ser escuchada por alguien al otro lado del mundo, y eso es invaluable. Como artista independiente, estas plataformas nos dan la oportunidad de darnos a conocer sin depender de grandes disqueras.
Claro que también hay más competencia, pero eso te motiva a mejorar, a cuidar tu contenido y a conectar de forma auténtica con la gente. Creo que lo más importante es usar las redes y las plataformas como aliadas para crecer y compartir tu arte con más personas.

Al crear, muchas veces se mezclan emociones, vivencias y observaciones del entorno. ¿Qué te inspira a componer o a interpretar una historia a través de tu voz o de un personaje?
Soy una persona que siente mucho. Me gusta experimentar las emociones intensamente, ya sea tristeza, felicidad o enojo, porque todo eso me ayuda a crear. En la actuación, por ejemplo, necesito entender lo que se siente estar realmente enojada o profundamente triste para poder transmitirlo con verdad.
Cuando compongo, muchas veces me inspiro en mis propias vivencias, pero también en cosas que imagino o que me gustaría experimentar. La composición para mí es una terapia, una forma de canalizar emociones. Creo que lo mejor que puedes hacer con lo que te duele o te marca es transformarlo en arte.
Cuando conviertes algo doloroso en una canción, no solo te sanas tú, también sanas a otros que se identifican con tus letras. Esa conexión entre lo que sientes, lo que escribes y lo que otros perciben es lo que más me motiva a seguir creando.
En un ambiente tan competitivo, ¿cómo mantienes la motivación y la autenticidad sin dejarte influir por las tendencias o la presión del éxito inmediato?
Hoy en día la competencia es enorme. Hay muchísimo talento y las plataformas abren oportunidades para todos, lo que hace que sobresalir sea un reto. Pero creo que la clave está en ser tú mismo y en hacer lo que realmente te apasiona. Puedes seguir tendencias, claro, pero sin perder tu esencia.
Yo soy una persona muy versátil y me gusta explorar distintos géneros, pero siempre cuidando que lo que haga tenga mi sello personal. No canto reggaetón, por ejemplo, pero puedo colaborar con artistas de ese género si siento que hay una conexión musical real. El punto es encontrar un equilibrio entre lo que está de moda y lo que te representa.
Respecto al éxito inmediato, creo que es algo muy volátil. La gente se cansa rápido, y lo que hoy es tendencia mañana puede desaparecer. Por eso prefiero construir una carrera sólida, paso a paso, formando un público que se quede por lo que soy, no por un solo hit.
El arte requiere tiempo, paciencia y procesos. No somos máquinas que pueden crear sin pausa; necesitamos vivir, sentir y transformar esas experiencias en música. Prefiero avanzar con constancia que correr detrás de un éxito fugaz.

Si pudieras definir tu propósito artístico en una frase, ¿cuál sería y por qué?
Mi frase sería “resiliencia”. Porque creo que es la palabra que define lo que significa ser artista. Este camino no es fácil: hay competencia, dudas, momentos buenos y otros muy difíciles. Pero la resiliencia te permite recordar por qué empezaste, mantenerte firme en tus sueños y seguir adelante sin importar los obstáculos.
Ser resiliente es entender que cada caída te enseña algo y que cada paso, por pequeño que sea, te acerca a tu meta. Esa es la mentalidad que me ha mantenido en este camino y la que me impulsa a seguir creando y creyendo en mi arte.
Conoce más de Orkidea con estas 5 cualidades con las que ella se identifica:
- Constante
- Comprometida
- Tenaz
- Creativa
- Madura
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Esta nota fue realizada por Alpha González, Lic. en Periodismo por la EPCS, con experiencia en la cobertura de la industria de la radio y los medios de comunicación.















