Qué hacer si lo despiden de la emisora

Quedarse sin empleo en radio duele, sobre todo cuando uno siente que lo dio todo. Pero ese no es el fin del mundo. Aquí le cuento cómo afrontar esta situación.

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Todos le tenemos temor al momento en el que nos dan el "ácido", es decir, cuando nos dicen "Ha-sido un placer trabajar contigo. Pasa por tu liquidación".

Esta semana estaba revisando mi “Recuerdos” de Facebook y encontré este mensaje que publiqué hace 17 años, el 15 de octubre de 2008:

Así compartí con mis amigos de Facebook mi despido de Caracol.

Tres años antes de esa fecha, en 2005, yo me desempeñaba como Director Nacional de las Emisoras Musicales de Caracol Radio.

Gracias a la gestión de Caracol, ahora la empresa colombiana tenía presencia en varios mercados de América y Europa: Estados Unidos, Colombia, Chile, Panamá, Costa Rica, Francia y Portugal.

Lo confieso: luego de mi trabajo en la creación y lanzamiento de formatos musicales en la mayoría de esos países, tenía la esperanza de asumir la dirección internacional. Realmente era un sueño que acariciaba todos los días.

Estaba, probablemente, en el tope de mi carrera -o al menos pensaba eso-, pero la llegada del Grupo Prisa, que compró un altísimo porcentaje de esa cadena, tenía sus propios planes. Y llegó mi desilusión.

En el lenguaje taurino se dice que “cada torero trae su cuadrilla”, y este fue, como era de esperarse, el caso de Prisa: altos ejecutivos de ese conglomerado comenzaron a ocupar lugares de relevancia en esos países, y decidieron que Colombia sería su punta de lanza.

En medio de esas ‘importaciones’ llegó Jordi Finazzi, un brillante ejecutivo de Prisa que comenzó como disc-jockey y director de emisoras, y que luego fue nombrado gerente general, primero en París y luego en Panamá.

Los españoles querían tener a alguien de gran recorrido, talento y de su entera confianza y, seguramente, con gran experiencia en gestión, algo de lo que yo carecía.

Entonces Finazzi fue nombrado Director Internacional de Emisoras Musicales de Prisa Radio, y no tenía sentido tener dos altos ejecutivos ejerciendo prácticamente las mismas funciones.

En vista de que yo ya había hecho dentro de la empresa toda una carrera como talento, pasando de locutor a director de Radioactiva y ahora director nacional de todas las emisoras musicales, ya era difícil crecer más, a no ser que me hubiera destacado en otra área como, por ejemplo, la radio hablada, donde nunca quise incursionar. Grave error.

Sin embargo, las directivas tenían pensado algo para mí: probablemente, pensando en esa carencia de liderazgo en el campo gerencial, administrativo o de gestión, se presentó una coincidencia que se convirtió en una especie de salvavidas para mí.

La operación de Costa Rica tenía dos socios, cada uno con un 50%: Caracol (ahora Prisa) y el Grupo Nación, dueños del periódico La Nación.

En vista de que las emisoras habían tenido momentos buenos y regulares, se decidió que la parte de gestión y de ventas la manejaría el socio local, y la gerencia general y todo el tema de producción, programación y mercadeo lo asumiría Prisa.

Y así fue como asumí el flamante cargo de Gerente General en esa empresa que se llamaba Grupo Latino de Radiodifusión, identificado por sus iniciales GLR.

Más allá de que pudiera quedarme sin trabajo, consideré que esta sería una excelente oportunidad para aprender todo lo relacionado con ventas, finanzas y administración en general. Al fin y al cabo, se trataba solo de 3 emisoras musicales, con presencia nacional, eso sí, pero tendría tiempo para aprender de manera inmersiva esas nuevas habilidades.

Según los estatutos de la sociedad, el gerente general debería ser cambiado cada 3 años, pero a mí no me importó. Era una clara oportunidad de crecimiento y un buen cargo para añadir a mi hoja de vida.

Pero el tiempo pasó muy rápido: transcurridos esos 3 años, mi jefe me citó a una reunión en Cartagena para comunicarme que ya no continuaría en ese cargo, que sería reemplazado por…, si: adivinaron: por un español.

Mi jefe me dijo que había dos posibles opciones para continuar en Prisa: por un lado, en ese momento se estaban negociando unas emisoras en Perú, así que podrían enviarme allí. Por otro lado, también se estaban negociando unas emisoras en Venezuela.

La idea era instalar en Caracas Los 40 Principales y un reto importante: lanzar un canal de videos estilo MTV con la marca de Los 40.

Finalmente, lo de Perú no se dio y lo de Venezuela se malogró completamente por la situación política de ese país, incluyendo todo el problema de expropiación de medios y el cierre de empresas extranjeras.

Por esa razón, en uno de los hoteles más elegantes y costosos de Cartagena, el Santa Clara, el 15 de octubre de 2008 me dijeron que no me iban a renovar el contrato y que trabajaría solo hasta el mes de diciembre.

Cómo asumir la situación y qué hacer

No hay manera bonita de decirlo: quedarse sin empleo en radio duele. Y duele más cuando uno siente que lo dio todo, que las madrugadas, las ideas, los esfuerzos, el cariño de los oyentes y hasta las discusiones con el equipo fueron parte de algo que uno consideraba suyo.

Pero llega el día en que te llaman a la oficina (o a un lujoso hotel en Cartagena), y después de un silencio incómodo te dicen: “La empresa ha decidido hacer unos cambios”.

Sí, a pesar de una liquidación ‘jugosa’ por despido sin justa causa luego de 19 años con la empresa, y que siguieron pagando mi cotización a pensiones mientras estuve en Costa Rica, alcancé a asustarme un poco. Al fin y al cabo, ya tenía 53 años y tenía el temor que nos invade a quienes superamos la barrera de los 40 años: podemos ser considerados obsoletos frente a candidatos más jóvenes.

Debo aclarar que mi regreso a Colombia se dio en enero de 2009 y que un par de meses más tarde ya estaba ocupando mi cargo de Director Nacional de  Emisoras Musicales en RCN Radio.

Como sea, en el momento del despido (bueno, me hicieron ‘renunciar’), quedan en la cabeza muchas preguntas, y se siente un desasosiego difícil de superar.

Ahí es cuando llegan las preguntas típicas: ¿Qué hice mal? ¿Por qué yo? ¿Qué va a pasar ahora? Y algo más complicado: a mis 53 años, me faltaban menos de 7 años para jubilarme, y mi promedio de salarios y de semanas se podría ver afectado.

Y lo peor es que no fue la única vez que me pasó: tres años después, en 2012, también fui despedido de RCN (o no me renovaron el contrato, que es lo mismo).

Afortunadamente, un par de meses después ya estaba al frente de unos de los proyectos que más amé: la Dirección de Radio en Caracol Televisión, al frente de Blu Radio y La Kalle, donde logré mi jubilación.

Bueno, pues luego de esas agridulces situaciones, aquí presento unas recomendaciones que vienen, precisamente, de mi experiencia personal.

  1. Asumir el golpe sin perder la dignidad

Lo primero es entender que la radio, como cualquier otro medio, vive de ciclos. Cambian las direcciones, cambian los formatos, cambian las prioridades. A veces el problema no es uno: simplemente se terminó una etapa.

Por eso, aunque uno se sienta mal, se sienta desvalorado, lo más importante es mantener la compostura. No pelee, no publique mensajes impulsivos, no responda desde la rabia. En ese instante, su mejor aliado es el silencio. Respire. Deje que la noticia se asiente antes de decir o escribir algo.

Si el despido fue injusto, no lo niegue para usted mismo, pero tampoco lo convierta en bandera pública. La radio es un mundo pequeño: todos se conocen, todos se cruzan. Una mala reacción puede cerrar más puertas de las que imagina.

  1. Cómo despedirse de la empresa

El día de su salida, agradezca. Sí, incluso si está molesto. Agradezca a sus compañeros, a los técnicos, a quienes compartieron madrugadas, a quienes le enseñaron y también a los jefes. A veces los jefes son simplemente mensajeros de decisiones que se toman mucho más arriba.

Una despedida sencilla y sincera puede dejar una huella más fuerte que años de reclamos. No hace falta dramatizar. No es necesario crear largas pastorales poéticas. La situación no va a cambiar, Más bien, envié un correo corto o unas palabras de agradecimiento son suficientes. Algo así como:

Agradezco a esta casa radial por el tiempo compartido, las oportunidades, los aprendizajes y la confianza. Me voy con gratitud y con la certeza de haber dado lo mejor de mí. Deseo que sigan cosechando éxitos.”

Eso dice mucho más de usted que cualquier discurso.

  1. Cómo comunicarlo en redes sociales

Hoy, casi todos sentimos la necesidad de contar las cosas en redes. Está bien hacerlo, pero hágalo con clase.

No hace falta que publique en sus redes la tradicional frase de “Se vienen cositas” o “En este momento estoy trabajando en una propuesta (o proyecto) que muy pronto conocerán”.

Todo el mundo sabe que no hay nada.

Por otro lado, evite el tono de víctima. Evite frases como “no valoraron mi trabajo” o “me voy porque los tiempos cambian y no todos están preparados para la verdad”. Eso no genera empatía; genera ruido.

En cambio, puede publicar algo breve y elegante:

Hoy cierro un ciclo muy importante en mi carrera radial. Gracias a quienes me acompañaron en esta etapa y a los oyentes que siempre estuvieron ahí. La radio sigue siendo mi pasión. Cuando logre superar la situación se los haré saber”.

Ese tipo de mensaje deja una puerta abierta. Lo proyecta como alguien maduro, en movimiento, que no se queda mirando atrás.

  1. Cómo tratar a los jefes (incluso si no se lo merecen)

En el fondo, todos sabemos cuándo un jefe fue justo y cuándo no. Pero la manera en que usted reaccione puede marcar la diferencia entre quedarse en el resentimiento o dar el siguiente paso.

Trátelos con respeto. Si algún día vuelve a encontrarlos en otro proyecto, podrá hacerlo sin bajar la mirada. Además, nunca se sabe: muchas veces quienes hoy lo despiden, mañana lo recomiendan en otra empresa.

De hecho, 9 años más tarde fui contratado como consultor de Prisa Radio en el proceso de venta de sus emisoras en Costa Rica al Grupo Multimedios de México.

El mundo de la radio, repito, es más pequeño de lo que parece.

  1. Qué hacer al día siguiente

El día después del despido puede sentirse como un vacío enorme. La oficina, la cabina, el micrófono, sus compañeros y colegas… Pero ese silencio también puede ser un espacio de reinicio.

Aproveche para revisar sus grabaciones, su portafolio, sus demos. Actualice su hoja de vida, su LinkedIn, su carpeta de audios. Si no tiene un demo reciente, grábelo. Si no tiene un sitio donde mostrar su trabajo, créelo. Hoy, más que nunca, la visibilidad cuenta.

Dedique unos días a pensar: ¿qué quiere hacer ahora? ¿Seguir al aire? ¿Producir? ¿Dirigir? ¿Dar clases? ¿Montar un podcast? ¿Convertirse en Youtuber?

La experiencia radial no se borra con un despido. De hecho, puede abrir nuevas puertas si se reinventa.

  1. Cómo buscar trabajo sin perder la calma

No se lance a enviar correos a toda la industria diciendo “estoy disponible”. No hay peor carta de presentación que la desesperación.

En lugar de eso, llame a las personas que lo respetan profesionalmente. No a los amigos de tragos, sino a los colegas que saben de su talento.

Hable con calma: “Estoy libre en este momento y abierto a nuevos proyectos. Si sabes de algo donde pueda encajar, te agradezco que me tengas presente.”

Eso es suficiente. La gente valora la serenidad.

Y no descarte reinventarse. Hay comunicadores que, después de un despido, encontraron su lugar en el podcast, en la docencia, en la asesoría, en la locución comercial, o en plataformas digitales que ni siquiera existían cuando comenzaron.

El talento no desaparece. Solo necesita cambiar de formato.

  1. Cómo cuidar la autoestima

El ego es muy frágil en la radio. Estamos acostumbrados a ser escuchados, a que nuestro nombre suene, a sentir que formamos parte de la vida de miles de personas.

Cuando eso desaparece, parece que uno dejara de existir. Pero no es así. Usted sigue siendo la misma persona talentosa que era el día anterior al despido.

No se encierre. No se compare. No crea que todos los demás siguen triunfando mientras usted se quedó atrás. Las redes muestran solo lo bonito: nadie publica las noches de insomnio ni las cuentas por pagar.

Recuerde por qué empezó en esto. Porque ama la música, la voz, el contacto humano, la magia de un mensaje que llega a alguien que no conoce. Eso sigue ahí.

  1. Mirar hacia adelante

En radio, los ciclos terminan, pero las historias no. A veces un despido es el punto de partida de una nueva etapa más libre, más personal, más creativa.

Cuando salí de Caracol/Prisa creé un servicio de show-prep llamado Notifácil, que vendía a emisoras de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. De hecho, uno de mis clientes principales fue Prisa Radio para sus emisoras.

Quizás ya no tenga el respaldo de una gran cadena, pero sí la independencia de hacer las cosas a su manera. Y eso, para muchos, termina siendo una bendición disfrazada.

No se aferre al pasado. Guarde los buenos recuerdos, aprenda de los errores y siga andando. La radio, y la vida, siempre recompensa a quienes siguen en movimiento.

Conclusión

Al final, quedarse sin trabajo en una emisora no debería verse como una derrota, sino como una pausa inevitable dentro del camino profesional de quien vive de la radio.

Todos los que llevamos años en esto sabemos que los micrófonos se apagan y se vuelven a encender, que las frecuencias cambian y los nombres en los letreros de las puertas también.

Lo importante es no perder la esencia, esa curiosidad y ese deseo de comunicar que nos trajo hasta aquí.

Y recuerde dejar todas las puertas abiertas. Nunca se sabe… ¿Qué tal que pronto me vean trabajando con alguna de esas empresas de donde me ‘renunciaron’?

ACERCA DEL AUTOR
Tito López hace radio desde 1975 y ha creado formatos radiofónicos exitosos en Colombia, Portugal, Chile, Panamá y Costa Rica.
Es coach de talentos, intérprete de investigaciones de audiencia, productor, blogger, libretista y conductor de programas de radio.
Lo puede seguir en Facebook como Oscar.Tito.Lopez y en Twitter como oscartitolopez.
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